Indiscreciones

Los políticos, cuando ejercen liderazgos importantes, tienen que saber manejar con prudencia ciertos tipos de informaciones para no caer en la comisión del pecado de la indiscreción, que puede tener un costo elevado para la ruta hacia el éxito…

Los políticos, cuando ejercen liderazgos importantes, tienen que saber manejar con prudencia ciertos tipos de informaciones para no caer en la comisión del pecado de la indiscreción, que puede tener un costo elevado para la ruta hacia el éxito en su carrera. Así, ha de tener cuidado en expresar opiniones, y sobre todo, en hacer “revelaciones” en auditorios, aún sean limitados, desde donde expandidos al gran público, detalles que pudieran ser quizás irrelevantes terminan convertidos en grandes torpedos. Vienen a cuento estas reflexiones al llegarme la información de que uno de los candidatos de mucha principalía en el actual proceso hacia los sufragios de mayo, en ciertos conversatorios “privados” recientes, ha sido reincidente en hacer revelaciones indiscretas que, a fin de cuentas, perjudican sus propósitos y aspiraciones. Talvez lo hace por inexperiencia política o por exceso de confianza con sus interlocutores, pero en los casos recientes a que hago referencia, me aseguran que tales actitudes han tenido extraordinario efecto de boomerang. ¡Hey, hey, hey…!

No hay recursos

La campaña de algunos candidatos para los comicios de mayo está afectada, casi en grado de exigir cuidados intensivos, por la falta de recursos para incrementar y/o mantener el proselitismo permanente que exigen las circunstancias. Adláteres del(os) candidato(s) afectados por “la cuenca” me confiaron que “ya esto casi no se soporta”, explicándome que “las arcas están virtualmente vacías y los que tienen, pueden y deberían aportar recursos, parece que desconfían de las posibilidades que tenemos y no sueltan”. Es más, mis informes dan cuenta de que el pago de la nómina de activistas y promotores de la campaña de ese(os) candidato(s) ya va para largo que sin ser honrada. La verdad es, y lo saben todos los que se deciden a lanzarse al ruedo en una campaña electoral, que en un sistema clientelista como el nuestro, sin dinero ninguna candidatura llega a la cima del éxito. Se necesita más que voluntad…

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