Nota de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores

Con esta entrega, finalizamos la carta del canciller Herrera Báez al embajador Farland, con referencia a la solicitud de parte del gobierno dominicano para dejar sin efecto una serie de acuerdos firmados entre República Dominicana y Estados Unidos.&#823

Nota de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores

Reproducimos en esta entrega la tercera parte de la carta escrita por el Canciller Porfirio Herrera al embajador de Estados Unidos, en relación con la solicitud del gobierno dominicano para la cancelación de varios acuerdos suscritos entre los dos&#8230

Nota de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores

Continuando con el tema de si Ramfis estaba cumpliendo con sus deberes en la academia militar a la cual fue a estudiar, podemos apreciar que localmente, y aprobado por Trujillo, porque no podía ser de otra forma, El Caribe publicó el 31 de marzo…

Nota de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores

A continuación de nuestra Retro de la semana pasada, resulta interesante tratar de determinar por qué una carta del embajador Farland del 30 de junio de 1958 y la contestación del canciller Herrera Báez del 3 de julio de ese mismo año fueron…

Con esta entrega, finalizamos la carta del canciller Herrera Báez al embajador Farland, con referencia a la solicitud de parte del gobierno dominicano para dejar sin efecto una serie de acuerdos firmados entre República Dominicana y Estados Unidos. La embajada no contestó la carta del canciller y se limitó a la redacción de una Ayuda-Memoria que insertamos al final de esta Página, documento en el cual se hacía un resumen de la situación. Sin embargo, todo este asunto aún tuvo repercusiones, tema que trataremos en próximas entregas.
Final de la carta:

Cuando en septiembre de 1938, en presencia de los graves acontecimientos que pronto culminarían en la Segunda Guerra Mundial se dirigió el Gobierno Dominicano al Gobierno de los Estados Unidos de América para manifestarle que la República Dominicana, sin omitir sacrificio alguno en aras de la unificación y defensa del Continente Americano, se solidarizaba con el pueblo y el Gobierno de los Estados Unidos de América, no sólo formulamos una declaración de política que se anticipaba, por cierto, a la famosa Declaración de Solidaridad, de Lima, proclamada meses después en la VIII Conferencia Internacional Americana, sino también definimos con entera responsabilidad hasta qué punto estábamos dispuestos a honrar la buena fe del compromiso que asumió el Gobierno dominicano como la única forma correcta de cumplir entonces y en el futuro sus deberes de solidaridad hemisférica.

Ese riguroso concepto que el Gobierno dominicano ha tenido siempre de sus obligaciones internacionales lo puso una vez más de manifiesto en la Segunda Reunión de Consulta de Cancilleres de La Habana, de 1940, donde la delegación dominicana declaró en nombre de su Gobierno que:

“Nuestros hombres, nuestra tierra, nuestro aire y nuestro mar, están a disposición de los gobiernos de este Continente para defender ideales, el derecho y la Independencia política de las Repúblicas Americanas”.

La manera como la República Dominicana y su Gobierno cumplieron entonces sus compromisos encontró elocuente reconocimiento en el telegrama enviado por el Presidente de los Estados Unidos de América, Franklin D. Roosevelt al Generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo Molina, ilustre Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva, al reasumir la Primera Magistratura del Estadio en 1942. He aquí las expresiones empleadas por el Presidente Roosevelt:

“La magnífica cooperación dada por el Gobierno y el pueblo dominicano en el presente esfuerzo bélico es profundamente agradecido y nunca será olvidado por el pueblo de los Estados Unidos de América”.

Vuestra Excelencia podrá fácilmente comprender cómo ha de ser sensible a los representantes del pueblo en las Cámaras Legislativas dominicanas confrontar esas expresiones de ayer con el tratamiento inicuo que han infligido los aludidos legisladores norteamericanos a un país como la República Dominicana que no ha hecho más que robustecer su fe en los destinos libres de América al poner sus recursos y su territorio al servicio de tan altos ideales.

Aquella cooperación de la República Dominicana a los Estados Unidos de América que elogiaba con justicia el fundador de la política del Buen Vecino cuando se libraba la suerte del mundo libre en los campos de batalla, hoy se traduce con la misma dedicación de propósitos y de buena fe en los acuerdos bilaterales que pactamos con el Gobierno de Vuestra Excelencia para afirmar la solidaridad defensiva de la América libre en nuestras relaciones recíprocas.

Pero esas relaciones, Excelencia, si han de mantenerse en el plano de respetabilidad necesaria que sería desear, sólo habrá de ser posible sobre la base del más cuidadoso miramiento a la dignidad de esta República. Son estas las consideraciones que mi Gobierno desea llevar al ánimo del Gobierno de Vuestra Excelencia como expresión de la sinceridad que le anima en sus relaciones en el Gobierno de los Estados Unidos de América.

Tengo, asimismo el honor de manifestar a Vuestra Excelencia que el Gobierno de la República Dominicana se propone dar adecuada publicación a los términos de la presente nota, después que la misma haya sido llevada al conocimiento de Vuestro Gobierno.

Válgame de la oportunidad para reiterar a Vuestra Excelencia las seguridades de mi más alta consideración. (Firmado).

Porfirio Herrera Báez,
Secretario de Estado de Relaciones Exteriores.
Su Excelencia
Joseph S. Farland. Embajador de los Estados Unidos
Su Embajada.

Aide-Memoire
Norteamericano
El Embajador Farland visitó al Canciller Herrera Báez el 19 de julio de 1958, con referencia a la nota del Canciller No. 20538 del 3 de julio de 1958. El Embajador Farland expresó que el Departamento de Estados ha dado cuidadosa atención a las consideraciones que la República Dominicana deseaba en virtud de dicha nota llevar a la atención de los Estados Unidos de América como una expresión de la política que anima a la República Dominicana en sus relaciones con los Estados Unidos; y que el Departamento de Estado había hecho un completo estudio y habla revisado los comentarios expuestos por el Canciller en su nota No. 20538 entregada en respuesta la nota del Embajador No. 534.

El Embajador Farland señaló que su nota 534 representaba la posición del Departamento de Estado en relación con la Resolución Conjunta del Congreso Dominicano del 18 de junio de 1958 y, como tal, constituía también una respuesta a la nota del Canciller No. 20538 que era a su vez una explicación de la Resolución.

Además el Embajador Farland reiteró el hecho de que los Estados Unidos están dedicados a una política que procura mantener las relaciones más amistosas posible con las otras Repúblicas americanas incluyendo a la República Dominicana y observó que el examen hecho por el Departamento de Estado a la nota No. 20538 fue emprendido con entero conocimiento de la historia de la cooperación y amistad entre los Estados Unidos de América y la República Dominicana.

El Embajador Farland observó que el gobierno Dominicano se propone publicar la nota No. 20538 y expresó que el Gobierno de los Estados Unidos no tiene objeción a la publicación simultánea de la nota del Embajador No. 534 del 30 de junio de 1958, si el gobierno Dominicano así lo desea.
Ciudad Trujillo
21 de julio, 1958.

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Reproducimos en esta entrega la tercera parte de la carta escrita por el Canciller Porfirio Herrera al embajador de Estados Unidos, en relación con la solicitud del gobierno dominicano para la cancelación de varios acuerdos suscritos entre los dos países por ellos representados.He aquí la continuación:

La intemperancia de lenguaje exhibida por los legisladores mencionados al referirse a las instituciones políticas dominicanas ha puesto de manifiesto no solamente una indebida hostilidad hacia este país, sino también una conducta violatoria del principio de no intervención.

El Gobierno dominicano no tiene conocimiento de que esos ataques reiteradamente proferidos al Gobierno de la República Dominicana, hubieran movido a algún representante calificado del Ejecutivo de los Estados Unidos de América a denunciar esos ataques contra el Gobierno de una nación que tan reiteradas pruebas de leal amistad ha dado a la nación norteamericana, como el Gobierno de la República Dominicana.

Cuando se profieren alusiones específicas gravemente lesivas para los Gobiernos de naciones amigas de parte de legisladores que aunque sin comprometer la opinión de otros poderes del Estado, causan, de todos modos, injusto perjuicio a otras naciones, es de esperarse que manifestaciones oficiales también de carácter específico encuentren la oportunidad de dejar constancia pública de su aprobación a aquellas manifestaciones injuriosas que además de estar reñidas con la verdad, hieren los sentimientos nacionales de otros países que de buena fe están prestando a los Estados Unidos de América una leal colaboración en la defensa del mundo libre.

Si, como lo reconoce la nota de Vuestra Excelencia, los acuerdos citados por la Resolución del Congreso Dominicano constituyen una prueba de la capacidad de nuestros dos países para trabajar de consuno para promover nuestros intereses comunes en el desarrollo de medidas más efectivas para la defensa de este hemisferio y del mundo libre, hubiera sido particularmente grato al gobierno de la República Dominicana haber escuchado o leído tales manifestaciones al través de los medios publicitarios de los Estados Unidos de América y respaldadas con la autoridad oficial de algún funcionario calificado del Ejecutivo de los Estados Unidos, cuando los legisladores mencionados se daban a la ingrata tarea de difamar el nombre de la República Dominicana.

El Gobierno dominicano se complace en advertir que, como lo expresa la nota de Vuestra Excelencia, es la intención de los Estados Unidos de América, hacer honor a los acuerdos concertados con otros países, inclusive la República Dominicana.

Considera el Gobierno dominicano que afirmaciones como éstas, cuyo propósito el Gobierno dominicano ha estado siempre dispuesto a reciprocar, hubieran sido particularmente oportunas y bien recibidas en la República Dominicana si ellas se hubieran también expresado en momentos en que ciertos legisladores norteamericanos estaban empeñados en una campaña de descrédito contra la República Dominicana mediante el patrocinio de enmiendas a la Ley de Ayuda al Exterior de los Estados Unidos, que amenazaban, por cierto, seriamente, la buena fe empeñada por los Estados Unidos en virtud del Acuerdo de Asistencia Militar suscrito el 6 de marzo de 1953 entre la República Dominicana y los Estados Unidos de América.

Manifestaciones como las contenidas en la nota de Vuestra Excelencia, de haber sido pública y oficialmente sustentadas en los Estados Unidos habrían tenido la virtud de dar una satisfacción debida al honor nacional de la República Dominicana ante los ataques que contra este país fueron proferidos en el seno de dos cuerpos legislativos de los Estados Unidos de América y habrían evitado que el Congreso Dominicano, que dio su sanción constitucional a los tratados aludidos en su Resolución del 18 de junio, y es, por tanto, también responsable de ellos ante la opinión pública dominicana, dejara constancia, por su parte y, en la forma que consideró hacerlo, de su protesta contra esos ataques que no se justifican a la luz de las únicas consideraciones que cabe tener en cuenta al enjuiciar el comportamiento recíproco de nuestros dos países respecto de esos acuerdos. Esas consideraciones no podrían ser otras que el fiel cumplimiento de tales obligaciones, que siempre hizo efectivas la República Dominicana no solo mediante la observancia exacta y puntual de los compromisos que específicamente le incumben en virtud de esos tratados sino también por política internacional que inequívoca y enérgicamente define al gobierno dominicano como uno de los más determinados opositores que tiene el comunismo internacional en el mundo libre.

Los antecedentes que definen la política internacional de la República Dominicana en la historia contemporánea de este país, dan testimonio del sentido de responsabilidad con que se ha venido desarrollando.

La República Dominicana y su Gobierno pueden citarse como ejemplo de conducta internacional que hace de la concertación de tratados y de su cumplimiento una norma básica de vida de relación entre Estados.

No hay país de América que aventaje a la República Dominicana en la ratificación de los acuerdos internacionales que se encuentran más íntimamente vinculados a la experiencia de toda nación de este Continente como son los tratados que instrumentan el orden jurídico interamericano.

Puedo asegurar a Vuestra Excelencia, dentro de este orden de ideas, que si muchos países de América pudieran dar constancia de igual determinación a incorporar a su sistema jurídico particular de tantos acuerdos internacionales como de los que es parte la República Dominicana, seguramente no sería tan fragmentario y desigual el sistema jurídico interamericano.

Estas afirmaciones, fácilmente comprobables no se acreditan en la presente nota para dar testimonio de una simple constancia cuantitativa, sino con el propósito de afirmar una consideración que el Gobierno dominicano desea dejar claramente afirmada en la presente nota, es decir, la manera ejemplar como el Gobierno dominicano ha entendido siempre lo que significan para él los arduos y solemnes compromisos que ha asumido, sin que jamás lo moviera a ello un propósito sórdido o una profesión de solidaridad impuesta por conveniencias transitorias.

La cuarta y última parte de esta carta la reseñaremos la semana próxima.

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Continuando con el tema de si Ramfis estaba cumpliendo con sus deberes en la academia militar a la cual fue a estudiar, podemos apreciar que localmente, y aprobado por Trujillo, porque no podía ser de otra forma, El Caribe publicó el 31 de marzo de 1958, en su primera página, la siguiente reseña: “Zsa Zsa Gabor está haciendo grandes preparativos para la visita a Hollywood del General Rafael Trujillo, hijo del hombre fuerte de la República Dominicana. ´Tendremos bares de champaña y bares de caviar, todo lo más elegante´”. Para la juventud que no conoce a Zsa Zsa, indicamos que es una famosa actriz de Hollywood, conocida por sus noviazgos, por muchas veces ser facilitadora de amoríos, y por haberse casado nueve veces. Fue amiga de Porfirio Rubirosa, que, por cierto, no fue uno de sus maridos. La actriz, como se ve, introdujo a Ramfis en el glamoroso mundo artístico, que le impidió cumplir con sus deberes académicos. Esta foto de Ramfis con Zsa Zsa es de fuente externa. A los 99 años de edad, cumplidos en febrero de 2016, Zsa Zsa sigue siendo noticia.
Sigue la carta del canciller:

Las expresiones del representante Hays no solamente revelan un intolerante propósito difamatorio y un espíritu de injustificada agresividad hacia una nación amiga de los Estados Unidos de América, sino también una sorprendente ignorancia de las previsiones específicas de los acuerdos internacionales contemplados por el proyecto de ley en debate, ya que no solamente desconocen que el Convenio de Asistencia Militar entre los Estados Unidos de América y la República Dominicana no contiene estipulaciones sobre transferencia de dinero en efectivo, sino también ignora los considerables aportes que, por su parte, y en cumplimiento de sus obligaciones en virtud de ese acuerdo, hace efectivos el Gobierno de la República Dominicana.

No han quedado inadvertidas las injuriosas alusiones contra la República Dominicana que se permitió proferir el representante Charles O. Porter en ocasión de ese debate, quien abundó en las mismas consideraciones incorrectas y lesivas del representante de Ohio, antes mencionado, así como tampoco la declaración del representante republicano por Indiana, Charles E. Browson, quien llevó su ensañamiento contra la República Dominicana al punto de decir que no permitiría que el General Trujillo hijo se graduara en la Academia de Guerra de Fort Leavenworth.

Como en relación con la Resolución adoptada por el Congreso Nacional se han vertido interpretaciones tendenciosas en los Estados Unidos de América, considero oportuno descalificar tales aseveraciones con el testimonio parcial del representante Gardner R. Withrow, de Wisconsin, quien expresó lo siguiente, conforme el texto que aparece en el Congressional Record, edición del 19 de junio, página A-5642, bajo el título de “Se Sirve Otra Vez a los Intereses del Comunismo Internacional”:

“Señor Presidente, la prensa de la mañana trae noticias que hemos conseguido al fin lo que algunos miembros del Congreso se propusieron hacer. El Parlamento de la República Dominicana ha advertido al Congreso de los Estados Unidos que vuestra ayuda exterior no la necesitan ni la desean. Por esta razón, yo diría que el Parlamento dominicano nos ha hecho saber que no nos necesitan para nada. Tengo dudas bien fundadas de que la dificultad surgida en la escuela militar de Kansas provocara la medida.

“Me veo forzado a creer que ha sido la mordacidad del Congreso de los Estados Unidos lo que ha causado este enojo. Esto es algo que yo temía que sucediera tarde o temprano. Hemos obtenido la división de estos dos países, sirviendo así los intereses del comunismo internacional una vez más. Hemos hecho lo que los rusos no habían podido hacer. Me permito sugerir que todos debemos recordar que no deben conocerse solamente los puntos de un lado de la controversia. He investigado bastante respecto del asunto del General Trujillo. He averiguado que algunos de los regalos en cuestión fueron hechos hacia las Navidades pasadas. Las revelaciones de que se hicieron tales regalos coincidieron justamente con la aparición en un club nocturno local de una de las estrellas de Hollywood y con la consideración de la ley de seguridad mutua en el congreso. La oportunidad fue muy propicia y sugiere que la concibió un agente de publicidad. Ha sido mi amarga experiencia saber que si alguien habla bien o favorablemente de la República Dominicana, es visitado prontamente por los agentes de la revista Time. También puede ser acusado de estar pagado por la República Dominicana. Tal ha sido mi suerte también. Esto en verdad no es cierto. Mi extrañeza aumenta cada vez más cuando pienso el porqué de que a los que hablan tan fogosamente de otros en el Hemisferio, tales como el notorio Rómulo Betancourt de Venezuela, no se les acusa igualmente de estar recibiendo paga. Uno de los miembros del personal de la ACI me dijo una vez que Betancourt salió de Venezuela a instigación del General Pérez Jiménez y que se llevó unos cinco millones. No es extraño, pues, que el señor Betancourt desde su santuario de Venezuela esté tramando solicitar a los Estados Unidos la devolución del General Pérez Jiménez para juzgarlo. Tenemos comités congresionales que pueden examinar estas cosas. Examinemos y entonces y expresemos lo que creamos”.

Es cierto que finalmente el proyecto de ley de ayuda al exterior fue aprobado por una votación abrumadora en la Cámara de Representantes, inclusive la modesta asignación correspondiente a la República Dominicana. Pero no es menos cierto que ese debate dejó un balance ingrato de injustificado agravio a una nación amiga de los Estados Unidos de América, como lo es la República Dominicana, que fue expuesta de ese modo a la malignidad pública por obra de los legisladores mencionados.

Similares ultrajes a la República Dominicana fueron nuevamente lanzados en el Senado de los Estados Unidos de América cuando el proyecto de ley, en cuestión, pasó a la consideración de la Cámara Alta norteamericana. Allí se distinguió por su hostilidad contra la República Dominicana y su Gobierno el Senador John J. Williams, quien presentó en el Senado una enmienda tendente a excluir a la República Dominicana de las previsiones de dicho proyecto de ley. Aunque dicha enmienda fue rechazada por una mayoría, fue apoyada por el voto de 33 senadores que de esa manera se solidarizaron con esa proposición vejatoria para la República Dominicana. Así también se significó el senador William E. Proxmire, quien pidió la inserción en los Anales del Congreso de los Estados Unidos de América (Congressional Record) de un artículo difamatorio publicado por el “Milwaukee Journal” en su edición del 13 de abril de 1958, en el cual se reproducen las acusaciones del representante Hays. Esa petición junto con las citaciones injuriosas del artículo del “Milwaukee Journal” fueron reproducidas por la prensa del continente en sensible daño para la República Dominicana.

La carta del canciller Herrera continuará la próxima semana

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A continuación de nuestra Retro de la semana pasada, resulta interesante tratar de determinar por qué una carta del embajador Farland del 30 de junio de 1958 y la contestación del canciller Herrera Báez del 3 de julio de ese mismo año fueron publicadas el 20 de agosto, dos meses después de escritas. Revisando la colección de El Caribe de ese mes tratamos de identificar las razones. Nuestra interpretación es que al momento de emitirse la Resolución del Congreso Dominicano el 18 de junio, ya Trujillo sabía que Ramfis no se iba a graduar y por eso trató de terminar los acuerdos suscritos con Estados Unidos. Pero las cartas del embajador y del Canciller no se publicaron, esperando, suponemos, el regreso de Ramfis al país, lo que se produjo el 15 de agosto. A este respecto, es preciso consultar a don Cucho Álvarez Pina, que en su libro “La Era de Trujillo. Narraciones de don Cucho”, en las páginas 188 y 189, relata que “Ramfis había aprovechado su viaje al Norte para exhibir sus dotes de playboy, y hacer alarde de gran fortuna, lo que sin duda perjudicaba la imagen de su padre frente al gobierno más poderoso del mundo”. Y sigue diciendo don Cucho que “cuando Ramfis regresó a bordo del yate Angelita, después de la larga francachela, Trujillo estaba ansioso por abrazar de nuevo a su vástago. En compañía de un reducido séquito, se presentó al muelle para dar la bienvenida al hijo mayor. Subimos al yate y la escena que encontró fue desastrosa. Allí todo el mundo parecía que no dormía desde hacía tres días. El olor a alcohol y cigarrillos se notaba a gran distancia. Ramfis estaba tirado en un sofá, en el fondo del salón de estar, barbudo y evidentemente ebrio. Al ver aquel espectáculo casi dantesco, Trujillo se quedó inmóvil a la entrada del salón. Alguien le trajo, entonces, una copa de coñac y sin probarla, la levantó y exclamó: Brindo por el trabajo, que es lo único que dignifica al hombre y lo acerca a Dios.” La foto que incluimos corresponde a Ramfis con Porfirio Rubirosa, su mentor de francachelas, especialmente en Hollywood…

Pero… dice don Cucho, “la debilidad de Trujillo con sus hijos llegó al colmo que le dio la razón, públicamente, a su primogénito, aún en contra de razones de estado,” y de ahí la reclamación a los Estados Unidos de terminación de los acuerdos. El regreso de Ramfis al país mereció pocas y escuetas notas de prensa y durante el resto del mes de agosto su foto no se publicó. En esos días, se había designado con el nombre de Ramfis a la autopista de Ciudad Trujillo hasta San Isidro, la cual fue inaugurada el 17 de agosto, con la presencia de Trujillo; del presidente del momento, Negro Trujillo; y del vicepresidente, Joaquín Balaguer. Ramfis no asistió. ¿Trujillo estaba enojado con su hijo? El 27 de agosto, Trujillo impuso a Ramfis las insignias de general del Ejército y de la Aviación Militar Dominicana y en ese momento tomó a su hijo el juramento de ley como Jefe de Estado Mayor Conjunto, designado por decreto el 13 de junio de ese año.

Entonces, ¿tenía justificación la carta de Herrera Báez al Embajador Farland que veremos a continuación?

Ciudad Trujillo, D.N.
3 de julio de 1958.
20538
Excelencia:
Tengo el honor de avisar recibo de la nota vuestra Excelencia No. 534 de fecha 10 de junio de 1958, mediante la cual se refiere a la Resolución conjunta de las Cámaras Legislativas de la República Dominicana de fecha 18 de junio de 1958, que solicita la terminación del Acuerdo de Asistencia Militar entre la República Dominicana y los Estados Unidos de América, del Acuerdo para Extender el Campo de Tiro de Gran Alcance para la Prueba de Proyectiles Dirigidos, del Convenio para Cooperación sobre Usos Civiles de Energía Nuclear, para el Establecimiento de Estaciones de Lorán en Territorio Dominicano y de cualquier otro Acuerdo que tienda a promover la asistencia técnica de los Estados Unidos de América en la República Dominicana.

Expresa vuestra Excelencia por instrucciones de vuestro Gobierno que los Estados Unidos de América están dedicados a una política que procura mantener las más amistosas relaciones posibles con las otras repúblicas americanas y a ese efecto agrega en lo que respecta a las relaciones entre nuestros dos Gobiernos, que los citados acuerdos constituyen una prueba de la capacidad de nuestros dos países para trabajar conjuntamente en beneficio de nuestros comunes intereses en el desarrollo de medidas más efectivas para la defensa de este hemisferio y del mundo libre.

Afirma además, Vuestra Excelencia que vuestro Gobierno reconoce que la seguridad de los Estados Unidos de América está íntimamente vinculada a la seguridad de otras naciones libres con las cuales se encuentran ligados por medio de acuerdos y que ha sido instruido de informar que es la intención de los Estados Unidos de América de hacer honor a los acuerdos que ha concertado con otros países, inclusive con la República Dominicana. Vuestra Excelencia agrega también que los Estados Unidos de América están preparados para llevar a efecto los programas previstos en los acuerdos con la República Dominicana siempre que, de parte del Gobierno dominicano, exista una disposición análoga. Expresa finalmente, vuestra Excelencia el propósito de tratar el asunto a fin de estar en condiciones de enterar a vuestro Gobierno de los puntos de vista que al respecto sostenga el Gobierno dominicano.

Como es sin duda alguna del conocimiento de Vuestra Excelencia, en mayo y junio del presente año se ha debatido en el Congreso de los Estados Unidos de América la Ley de Ayuda al Exterior. Es de público conocimiento cómo el debate de esa ley en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos produjo manifestaciones sumamente ofensivas para la República Dominicana, tales como la enmienda propuesta por el Representante Wayne L. Hays, de Ohio, en el sentido de que se cancelara la asignación acordada a la República Dominicana en virtud del proyecto de ley en debate ascendente a las suma de $600,000.00. Para sostener su enmienda, el Representante Hays empleó calificativos e hizo imputaciones contra sobresalientes figuras de la vida pública dominicana que se han hecho merecedoras al respecto, la gratitud y simpatía nacional de este país. Las expresiones públicamente proferidas en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América por el señor Hays llegaron a extremos de irreflexiva consideración para con la República Dominicana al sostener la especie de que la asignación anual prevista en el proyecto de ley en debate para la República Dominicana sería destinada a satisfacer expendios personales del General Rafael L. Trujillo hijo.

Continúa la próxima semana.

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