El difícil momento de separarte de tu bebé por primera vez

La maternidad es una de las etapas más lindas que puede vivir una mujer, ya que a partir de ahí comienza una vida dedicada a cuidar, atender y guiar los pasos de un pequeño ser cuyo corazón comenzó a latir en sus entrañas. La espera de nueve…

La maternidad es una de las etapas más lindas que puede vivir una mujer, ya que a partir de ahí comienza una vida dedicada a cuidar, atender y guiar los pasos de un pequeño ser cuyo corazón comenzó a latir en sus entrañas. La espera de nueve meses de gestación no solo es parte del proceso para que el infante crezca dentro del útero de la madre, también es un tiempo para que la mujer comience a asimilar los cambios físicos y emocionales.

Luego del nacimiento, es momento de conocerse mutuamente. A la madre le toca identificar las causas de los llantos, y al bebé resguardarse en los abrazos más tiernos y los mimos de mamá. Lamentablemente, llega el momento en el que madre e hijo deben separarse, en especial, cuando ella tiene que reintegrarse al mundo laboral.

La mayoría de la gente piensa que dicha separación podría ser más difícil para la cría, ya que a esa edad es todavía un ser indefenso. Pero otros consideran que para la madre es aún más duro, ya que su salud emocional depende del bienestar del bebé.

Entonces… ¿A quién afecta más separarse?, ¿al bebé o a la madre? De acuerdo con Clarissa Guerrero, especialista en Terapia Infanto-Juvenil, la separación afecta tanto al bebé como a la madre, dependiendo de cómo se maneje la situación y qué tipo de separación sea, pues hay separaciones temporales y otras más permanentes, cada una puede ser manejada de distinta manera y en la forma en que esto se haga es como afectará ambas partes.

“Aunque en su generalidad, el adulto expresa de manera más abierta las emociones, en el bebé se pueden apreciar cambios importantes que pueden dar alerta si la separación ha sido bien manejada o no”, comenta Guerrero.

Ellos lo perciben todo

El infante que aún es muy pequeño (por lo regular 3 meses), al momento de la separación siente la ausencia de la madre, ya que éste estuvo nueve meses en su vientre, donde escuchaba su voz, lo cual hace que tengan una conexión especial.

El hablarle al bebé desde la etapa de la gestación y desde que nacen es vital para su desarrollo e integración familiar, y luego social, expresa Guerrero, quien dice que mucha gente pueden pensar que estos no comprenden, pero el bebé percibe el tono emocional de las palabras y lo que se comunica se va guardando en su inconsciente como un colchón emocional y bases del vínculo primario que establece.

Para que esta separación momentánea (viajes, trabajo, enfermedad…) no resulte compleja, la experta en conducta recomienda hacerlo paulatinamente. Ésta debe ser lo menos abrupta posible, para que afecte lo menos posible tanto al niño como a la madre.

“La madre debe sentirse cómoda con la persona y ambiente en el que deja al pequeño. En un inicio, entrenar a este cuidador sustituto en su presencia e ir mostrando los ritmos, rutinas y ayudarle a descifrar al bebé para que en su ausencia pueda sentirse tranquila y evitar transmitir inseguridades al pequeño, además de crear un ambiente lo más parecido posible a sus propias rutinas con la madre”, explica Guerrero, quien dice que dicha separación se debe ir haciendo poco a poco; primero dentro de la misma casa en la que el cuidador sustituto suplantará a la madre, por ratitos; y que luego la madre salga por ratos más largos cada vez para ir creando tolerancia tanto en la madre como en el bebé.

Es importante mantener las rutinas y ambiente lo más parecido posible a lo que el bebé siempre estuvo acostumbrado. A su vez, si la madre puede dejar una prenda con su olor para que el pequeño la tenga y que la persona cuidadora le hable de mamá, cuándo va a regresar y lo mucho que lo ama y piensa en él, pues mucho mejor.

Es recomendable hacer una pausa

La mujer que trabaja tiene por derecho seleccionar una hora para amamantar a su cría en horario laboral, lo cual puede distribuir según considere, ya sea para ordeñarse, ir a casa a la hora de la comida o salir más temprano. Hay quienes piensan que salir de la rutina laboral solo hará más difícil el que el niño o la niña se adapten a la nueva rutina. Sin embargo, la terapeuta infantil considera que no.

“Si la madre tiene el chance de hacer pausas para ver a su bebé es muy recomendable. Todo depende lo que funcione para cada familia. Luego, estas pausas irlas espaciando en el tiempo para ir creando mayor tolerancia de separación que a la vez es importante para que el bebé también sea capaz de integrarse como individuo aparte de la madre (que debe ocurrir a partir de los 6 meses de edad)”, explica la experta.

Toda madre en su momento puede llegar a sentir temor de dejar a su pequeño, y esto es casi lo esperado. Ya dependerá qué tanta es la resistencia que puede causarle daño al bebé, ya que para poder identificarse como individuo, aparte de la madre es importante dicha separación. Generalmente, las madres hacen un ejercicio consciente de qué es lo mejor para el bebé y para ellas, para abarcar otros aspectos de su vida, que a la vez resulta de ejemplo para sus hijos, entonces esto las motiva a movilizarse más.

“Lo primordial es que la madre evite juzgarse, dedique tiempo de contacto emocional y físico a su bebé de manera rutinaria, y ante duda o emoción que le abrume pueda contar con una red de apoyo positiva (evitando la crítica y descalificación) o una red profesional que pueda contenerla y apoyarla en esta etapa que es hermosa y única, pero que a la vez puede ser muy demandante a nivel físico y emocional”, concluye Guerrero.

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