Muchos estudios, pocas aplicaciones

Existe el convencimiento en algunos sectores de que en el país todo está estudiado y diagnosticado. Que existen canteras, montones de estudios y sugerencias para todas las actividades y problemas.

Existe el convencimiento en algunos sectores de que en el país todo está estudiado y diagnosticado. Que existen canteras, montones de estudios y sugerencias para todas las actividades y problemas.Simultáneamente con esa creencia coexiste un sentimiento generalizado de que los estudios sectoriales, sus hallazgos luego no contribuyen a solucionar los problemas diagnosticados, porque simplemente no se ponen en práctica las sugerencias.

Los estudios terminan convertidos en capítulos de gastos improductivos para quienes los realizan en vez de inversiones en el desarrollo sectorial que conduzcan al progreso global.

El Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Coniaf) acaba de presentar “Una propuesta para el desarrollo integral del sector agropecuario de la República Dominicana”, un compendio de ideas que la entidad que las propone espera que sirvan de base para la toma de decisión y la adopción de políticas públicas.

Ese es el concepto idealista del estudio. Lo básico, lo esperado es que sirva al menos para diseñar políticas públicas, no que sea un aporte más a un inventario donde hay superávit de propuestas y déficit de ejecuciones.

La nueva exposición, que va desde un recuento histórico de la época en la que el sector agropecuario fue la base de sustentación de la economía dominicana hasta la posición actual de elemento estratégico para la seguridad alimentaria del país, plantea aspectos fundamentales vinculados a la importancia de la Agropecuaria como el cambio climático, escasez de agua, generación de empleos, y presenta lo que define como principales desafíos del sector.

El estudio también se refiere a los cambios institucionales que requieren algunas instancias oficiales del sector, como el Ministerio de Agricultura, Inespre y el IAD. Ojalá estos conceptos no sean motivos para que la propuesta pase a engrosar el almacén de estudios sin aplicación. Apostemos a la excepción.

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