Los líderes no son moneditas de oro

Se dice que a una monedita de oro todos la queremos, no resulta así con el liderazgo político. Para que una figura política se consagre como líder debe pasar por el candente fuego de sus adversarios.

Se dice que a una monedita de oro todos la queremos, no resulta así con el liderazgo político. Para que una figura política se consagre como líder debe pasar por el candente fuego de sus adversarios.Si la figura pública no muestra temor, porque al pueblo no le gustan los cobardes, es como una prueba; si además guarda prudencia y sabe callar y sabe cuándo debe hablar; si maneja su inteligencia emocional y se deja victimizar por el o los agraviantes, se convierte en un líder templado.
Los agravios convierten a los simpatizantes de la figura pública agraviada, en militantes defensores emocionales. Cualquier debilidad demostrada por la figura pública, lo debilita ante sus seguidores.

Entiendo que en este país nadie discute que Juan Bosch, Joaquín Balaguer y Peña Gómez fueron sólidos líderes políticos. Balaguer fue un poco más de 22 años presidente; Bosch solo 7 meses y Peña Gómez nunca lo llegó a ser. Eso significa que para ser líder político no se trata necesariamente de ser presidente o ganar elecciones. Tampoco tiene que ver para ser líder su posición ideológica; Balaguer se definió como conservador, dijo “gobernaba para los que tenían algo que perder”; Bosch y Peña Gómez eran progresistas y aún sin llegar a gobernar, Bosch solo 7 meses y Peña Gómez nada, eran igual a Balaguer grandes líderes.

Bosch fue agraviado acusándolo la derecha (UCN, 1962) de “vender chinos”, se le dio un golpe de Estado militar cuando tenía 7 meses de gobierno, los norteamericanos impidieron su retorno al poder con una intervención militar en 1965: luego, las izquierdas, siempre aliadas en este país, lo acusaron de “traicionar a Caamaño”; los balagueristas lo confrontaron hacia las elecciones del 1990 llamándolo loco y ateo.

A Balaguer, saliendo el régimen del dictador Trujillo, como su último presidente, se le calificaba de “títere o muñequito de papel; se le acusó de homosexual, porque nunca se casó. Por sus posiciones conservadoras fue acusado de títere de los norteamericanos y “asesino de jóvenes revolucionarios”.

Contra Peña Gómez recayó un acoso permanente de ser haitiano, incrementándose más cuando fue candidato presidencial con posibilidades de ganar, 1994 y 1996.

Sin lugar a equívocos, las figuras políticas más duramente agraviadas y adversadas son Juan Bosch y para estos tiempos, lo ha sido Leonel Fernández.
Siendo discípulo de Bosch, un hombre de mucha moral, se le quiso separar de su enseñanza, acusándolo de corrupto; la campaña en las redes sociales y medios de comunicación llegó al extremo de utilizar contra él a un narcotraficante.

Como se sabe, ante los agravios el expresidente tres veces, reaccionó con valor, prudencia e inteligencia, dejando atrás las emociones, por lo que se ha convertido en un líder sólido y percibido como una figura consagrada con más futuro que lo vivido. Leonel es visto como un líder que encarna la causa que tiene la sociedad dominicana como su desafío, que es propiciar el desarrollo sostenido del pueblo dominicano superando las desigualdades. Se proyectó como la encarnación de aquellos tres líderes físicamente desaparecidos, a pesar de sus diversidades ideológicas.

La solidez de su liderazgo se verá en el proceso por delante. Necesariamente no necesita ser presidente de la República, aunque será imposible tratar de evitar que lo sea para el 2020-2024. 

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