¿Qué se quiere?

El 19 de este mes una organización denominada “Mesa Nacional para las Migraciones y Refugiados en República Dominicana (MENAMIRD)” apareció con una propuesta singular: La realización de otro Plan Nacional de Regularización de Extranjeros.

El 19 de este mes una organización denominada “Mesa Nacional para las Migraciones y Refugiados en República Dominicana (MENAMIRD)” apareció con una propuesta singular: La realización de otro Plan Nacional de Regularización de Extranjeros.El Plan Nacional de Regularización agotó un proceso de debates, incluso, desgarramientos entre dominicanos. Nadie sabía cuándo en verdad se defendían los derechos adquiridos de determinadas personas o propósitos extraños al interés nacional.

Esa reclamación de un nuevo plan pudo quedarse en un simple registro para el buen uso del derecho a la libre expresión. Sin embargo, fue noticia principal y ameritó “contundentes respuestas” y algún seguimiento mediático.

Ese hecho pone en evidencia cómo en estos tiempos cualquier entidad tiene capacidad para provocar y obtener reacciones e incluso, “posicionar” temas en la opinión pública.

Los escenarios son cada vez más abiertos. Cuando un punto de vista no logra implantarse en los medios convencionales, entonces puede escalarse en las redes sociales y alcanzar un grado de difusión.

Si una entidad como esa, sin aval reconocido, puede hacer semejante tipo de hazaña, ¿qué no podría conseguir una organización muy bien acreditada, con importantes recursos, medios y capacidades gerenciales para multiplicar sus opiniones y recabar la atención de medio país?

Modernamente, una organización no tiene que ser muy grande ni muy “poderosa” para erosionar o desacreditar un poder o alguna instancia de poder.
No hay que abundar demasiado para entender que se pretende crear un “campo de dudas” sobre la Junta Central Electoral (JCE), en el supuesto de que mediante recursos tecnológicos la voluntad de los electores podría ser manipulada en desmedro de algunos de los participantes de las elecciones.

Se reclama transparencia y garantía de que los votos sean bien contados. En eso todos estamos de acuerdo. Lo que no debe sembrarse es un mar de dudas que conduzca al 15 de mayo en medio de la desconfianza generalizada sobre la JCE.

¿Qué se quiere, minar la credibilidad de la organización electoral?

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