¡Habla a tiempo!

Hay veces que aunque nos sobran razones nos faltan palabras. Sabemos qué decir pero no como hacerlo ni como lo tomarán. Es allí donde la inseguridad llena la copa craneal y evapora las fuentes del corazón. También sucede con el silencio de Dios,&#823

Hay veces que aunque nos sobran razones nos faltan palabras. Sabemos qué decir pero no como hacerlo ni como lo tomarán. Es allí donde la inseguridad llena la copa craneal y evapora las fuentes del corazón. También sucede con el silencio de Dios, que ocurre cuando estamos demasiado llenos de nosotros mismos como para entender su voluntad y viene la pausa.

En el caso de Dios una pausa es el intervalo entre una oración y una promesa, porque Él siempre responde. En nuestro caso solo una explicación o una excusa preservará relaciones sanas. Sin palabras oportunas habrá sentimientos fiscalizadores, ruidosos juicios donde el pasado testificará, la defensa será tu nivel de amor y el juez tu madurez. Ve a la segura, habla, es mejor una relación débil que una rota.

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