Santo Domingo crece sin “norte ni sur”

El crecimiento urbano sin planificación ha convertido a zonas importantes de Santo Domingo en un gran arrabal, y a otras en espacios claustrofóbicos, debido a la aglomeración de torres en calles pequeñas diseñadas originalmente para viviendas…

El crecimiento urbano sin planificación ha convertido a zonas importantes de Santo Domingo en un gran arrabal, y a otras en espacios claustrofóbicos, debido a la aglomeración de torres en calles pequeñas diseñadas originalmente para viviendas horizontales. Por un lado, la ciudad parece amenazada por la pobreza; y por otro, por la codicia de quienes sólo piensan en hacer dinero.

Aunque abundan las regulaciones, no parece que las municipalidades controlan la viabilidad, habitabilidad y estética de los proyectos de edificaciones y urbanizaciones que crecen como un reguero de hongos.

No han estado operando los planes reguladores y las normativas de zonificación, de edificaciones, ni de las estructuras, áreas y valor de las propiedades y urbanizaciones afectadas por los diferentes proyectos urbanísticos. Si operaran, jamás se habría comenzado a construir el edificio de cien niveles en terrenos adyacentes al hotel Dominican Fiesta, -hoy un elefante blanco- que requirió un proceso judicial para detenerlo de parte de la junta de vecinos de Los Cacicazgos.

Diferente a naciones que operan con ordenamientos y planifican el impacto de las construcciones sobre los servicios de agua, de electricidad y de tránsito vehicular, aquí no se aplican las regulaciones.

No extrañan las primeras impresiones que tienen los extranjeros que visitan la ciudad: la falta de planificación, la inmediatez y la improvisación. Es lo que se percibe en sus cada vez más altas y apretujadas edificaciones.

Para abordar a profundidad las posibles causas y efectos de este desordenado crecimiento urbano, hemos entrevistado a toda una autoridad en el tema, el arquitecto Omar Rancier, Decano de la Facultad de Arquitectura y Artes de la UNPHU, encargado del Departamento de Formulación de Políticas, Planes y Proyectos de la Dirección General de Ordenamiento y Desarrollo Territorial (MEPyD) y Vicepresidente de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana.

La ciudad de Santo Domingo, súper poblada, ha experimentado una evolución en su crecimiento que luce un tanto desorganizada. ¿Cree que se cumplen con las normativas de lugar?
Santo Domingo ha crecido de manera desorganizada, entre otras cosas, porque no ha tenido normativas claras y adecuadas, y sobre todo porque no ha existido la necesaria responsabilidad administrativa para hacer cumplir las pocas normativas existentes. Aun en zonas con normativas propias, como el llamado Polígono Central, la falta de una gestión adecuada ha generado un desarrollo caótico. El Gran Santo Domingo crece 8.8 km2 por año y eso es insostenible. Es necesario formular un Plan Metropolitano de ordenamiento urbano y comprometer a las autoridades con una gestión adecuada y sostenible.

¿Qué no se toma en cuenta, y qué debe tomarse?
La ciudad se ha abordado por problemáticas de manera aislada, sin tomar en cuenta una visión de ciudad integral que responda a los lineamientos de un plan, donde se recojan a través de un diagnóstico que identifique potencialidades y problemas. Es el caso del tránsito y el transporte, que se ha dejado en mano de los ingenieros viales, que ven todo como flujo y carretera sin entender las implicaciones de los espacios públicos y de la interrelación del tránsito con todos los demás aspectos de la dinámica urbana.

Se trata de responder a los problemas del tránsito y el transporte con la idea del “deus ex machina”

¿Falta planificación?
Más que planificación lo que ha faltado es gestión, el compromiso de las autoridades y los principales actores para manejar la ciudad a partir de las instancias, aun y sean pocas, de planificación.

¿Cómo nos vemos afectados quienes habitamos Santo Domingo?
En el desmejoramiento de la calidad de vida. Nuestra ciudad, por la falta de gestión adecuada y de planificación efectiva, se ha convertido en una ciudad poco amable, propia para el automóvil y no para las personas, y en una ciudad insegura.

¿Cómo se está afectando el medio ambiente?
Al crecer sin planificación, la ciudad ha crecido sin los soportes de infraestructura necesarios para una gestión sostenible ambientalmente. Solamente entre el 20 y el 30% de la ciudad tiene sistema de alcantarillado, eso quiere decir que el 70% vierte las aguas negras en las aguas subterráneas, generando la contaminación de los acuíferos, que además son sobreexplotados, lo que produce una infiltración de las aguas del mar (en el caso de Santo Domingo) en las aguas soterradas.

En cuanto a la contaminación del aire, lo que nos salva es que somos una ciudad costera, que cada noche se limpian los aires por los vientos.

¿El paisajismo de Santo Domingo, lo toman en cuenta los responsables de edificar? ¿Piensan en ello?
No es cuestión de paisajismo, sino de diseño urbano y planificación.

La pregunta sería: ¿quienes son los responsables de edificar en Santo Domingo?
La respuesta se divide; una parte son los especuladores inmobiliarios y otra parte son las familias más pobres, ambos, por razones contrarias, son depredadores. Se depreda por querer ganar más de la cuenta y se depreda por necesidad.

En este sentido, ¿las normativas están actualizadas?
En absoluto. Y parece que no hay mucho interés en actualizarlas.

Dónde antes había una residencia, ahora se levanta un edificio que aloja doce, 24 y hasta más familias. Muchas veces sin tomar en cuenta los drenajes de agua residuales, las mismas tuberías de agua, la recogida de desperdicios, los estacionamientos… ¿Qué opinión le merece este escenario cada vez más frecuente y al parecer ante la mirada indiferente de las autoridades competentes?
De nuevo estamos ante la falta de gestión, que permite que en nombre de la “densificación” se siembren edificios en cualquier parte sin considerar el impacto ambiental. Sin ningún interés en hacer ciudad, en mejorar la ciudad, se construye simplemente como negocio.

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