La Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (CESPAP) acaba de dar a conocer un estudio interesante, con un mensaje de aplicación global.
Aunque fue referido a una región muy distante y con características diferentes, uno de sus hallazgos bien puede tener aplicación y referencia en nuestro país.
Se trata del enfoque del “estudio económico y social de Asia Pacífico 2016”, lanzado el jueves pasado, que plantea que hay que mejorar la calidad del crecimiento económico haciéndolo más inclusivo y sostenible.
Claro que se trata de una receta para la región Asia Pacífico. Sin embargo, parece que tiene aplicación local, si vemos que desde diferentes ángulos, y bajo ópticas distintas, en República Dominicana se plantea que es mandatorio redistribuir el crecimiento económico.
Prácticamente hay una aceptación general del crecimiento. El reto es convertirlo en desarrollo humano.
Incluso, ya los diferentes candidatos a la Presidencia de la República, en los comicios a celebrarse en dos semanas, asumen como elemento común aunque con diferentes enfoques, hacer que el crecimiento circule, que llegue a todo el cuerpo económico del país.
Ya muy pocos en el país cuestionan que la economía crezca, quizás porque ese crecimiento lo certifican los principales organismos internacionales ligados a la economía, como el FMI, Cepal, Banco Mundial y agencias calificadoras de riesgo.
Los escépticos ahora cuestionan que es un crecimiento restrictivo, que incluso agrava el factor redistributivo porque aumenta la concentración del ingreso.
Cada Gobierno y su correspondiente administración alega que ha bajado el nivel de pobreza, y que eso es fruto de una mejor distribución de la riqueza.
Lo importante es que en la clase política hay consenso de que se necesita convertir el crecimiento en desarrollo. Con ese convencimiento gana el país. Pero hay que llevar la teoría a la práctica. l
