Un primero de mayo, el día después

Ayer 1ero, correspondió al Día Internacional del Trabajo, celebrado hoy en el país, por razones de conveniencia. La mayoría de los dominicanos desconoce sus orígenes y menos, que fueron eventos desarrollados en los Estados Unidos, los que dieron&#823

Ayer 1ero, correspondió al Día Internacional del Trabajo, celebrado hoy en el país, por razones de conveniencia. La mayoría de los dominicanos desconoce sus orígenes y menos, que fueron eventos desarrollados en los Estados Unidos, los que dieron lugar a esta celebración.

Paradójicamente esa nación celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre, para diferenciarse de la celebración de mayo. En los EU existían dos grandes organizaciones de trabajadores: la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo y la Federación Estadounidense del Trabajo, de tendencia anarquista y con mayor preponderancia, a pesar de ser minoritaria. En su cuarto congreso, en octubre de 1884, acordó que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas.

Esto despertó un profundo sentimiento de solidaridad a la vez que un ánimo combativo.

El presidente Andrew Johnson promulgó en junio del 1886 la llamada Ley Ingersoll que establecía la jornada laboral de ocho horas y aunque en 19 Estados de la Unión Americana se promulgaron leyes que fijaban el tiempo de trabajo entre ocho y 10 horas, en la realidad, cláusulas engañosas permitían extenderlas hasta 14 y 18 horas, haciendo muy difícil la vida de los trabajadores.

No hubo intención del sector empleador americano de acatar aquella decisión del Congreso.

La prensa calificaba a este movimiento reivindicativo como “indignante e irrespetuoso” y “delirio de lunáticos poco patriotas”. Ante el llamado a huelga el New York Times decía: “Las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo”.

En Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran peores que en otras ciudades, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La fábrica de maquinaria agrícola McCornick era la única que mantenía su producción, aún en huelga desde el 16 de febrero, por un descuento ilegal, para la construcción de una iglesia.

El día 2 la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50,000 personas y el día 3, en una concentración que se celebraba en su entrada, se enfrentaron con un grupo de rompehuelgas y en medio de una batalla campal la policía procedió a disparar, produciendo seis muertos y decenas de heridos.

En un enfrentamiento posterior en el Parque Haymarket hubo explosiones de bombas y policías muertos, lo que dio lugar a un juicio, más farsa que acción jurídica y a pesar de no haberse probado nada en su contra, los ocho acusados de Chicago fueron declarados culpables de ser “enemigos de la sociedad y el orden establecido”.

Tres fueron condenados a prisión y cinco a la horca. A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de ocho horas a varios centenares de miles de obreros. l

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