Un cetro, que conste en acta

Manuel Elías Acta Peña se acaba de mudar hacia el nido de las Águilas Cibaeñas, la gran organización de la pelota local cuyos males solo tienen una cura: ganar un campeonato. No importa el sueldo, el personal que contrate y las demás…

Manuel Elías Acta Peña se acaba de mudar hacia el nido de las Águilas Cibaeñas, la gran organización de la pelota local cuyos males solo tienen una cura: ganar un campeonato.

No importa el sueldo, el personal que contrate y las demás pericias que ejecute, propias de un jefe de operaciones de béisbol en el torneo invernal, Manny firmó un pacto por tres años que trae una sentencia anexa y es romper la sequía mamey que data desde 2008.

Acta le dijo a elCaribe que le gustan los retos, las situaciones difíciles. Esta vez, haya realizado o no una labor de avanzada para aquilatar la realidad interna aguilucha, se comprometió con la dama de más prestigio disponible en el baile, pero a la vez la más complicada.

Las pugnas intestinas del equipo son un secreto a voces, al punto de que para muchos son la causa primordial de la ausencia de trofeos. Eso ha influido, aunque no es fácil reconstruir sobre la marcha después de agotado un núcleo tan brillante como el de las Águilas cuando eran el terror de la liga.

Manny entró con la bendición de los jefes amarillos, un trío que reúne la mayor cantidad de acciones en el club, que dijeron “este es el hombre”. Ese decreto había que aceptarlo y le concede al nativo de San Pedro de Macorís un poder tremendo de entrada al conjunto.

Está por verse cómo se manejará con el gerente Ramón Peña, con Winston Llenas, si es que vuelve después de junio, y no se puede pasar por alto que las Águilas tienen dirigente en la persona de Félix Fermín y un instructor de bateo en Luis Polonia, posiciones que mayormente las decide el que está en su cargo, pero, que no se olvide, así es nuestra pelota rentada.

Finalmente, Acta, fuera su intención o no, le dio un toque personal a su decisión. El acíbar fue un común denominador tras su salida del Licey. Es su derecho pactar con el conjunto que guste, pero el primer deber de un aguilucho es que los Tigres pierdan y viceversa. La rivalidad tiene ahora más sazón y con mucho orégano.

Desde 2008 a la fecha, las Águilas han hecho todo, menos desfilar con la corona por el Monumento. Es el turno de Manny de parar esa racha negativa porque solo así se cierra el acta de forma positiva.

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