Ramón De Luna: “Han valido la pena los años en esta profesión”

Con 84 años cumplidos, don Ramón aún continúa vigente en los medios con su programa diario de televisión “A las 18 horas”, el cual se transmite por Telecontacto, canal 57; un programa informativo donde realiza entrevistas, reportes de hechos&#823

Con 84 años cumplidos, don Ramón aún continúa vigente en los medios con su programa diario de televisión “A las 18 horas”, el cual se transmite por Telecontacto, canal 57; un programa informativo donde realiza entrevistas, reportes de hechos ocurridos en el país y el mundo, presenta una nota editorial que escribe sobre tema de interés nacional y, al final, una corta sección musical. Este profesional que hizo historia en la radio con programas como La Situación Mundial, El Rey Melchor y su Secretaria Minucha, junto a su esposa Minucha Pezzotti de De Luna, hoy comparte algunos episodios inolvidables de su vida, afirmando que “esos momentos vividos significan una gran experiencia, cosas vividas, algunas cosas sufridas, pero han valido la pena todos estos años, toda esta experiencia acumulada en esta profesión del radio periodismo”.

1. Infancia
Recuerdo de mi infancia muchas cosas… Papá era el jefe de una colonia cañera llamada Cañada del Negro, que pertenecía al ingenio Central Consuelo, ahí pasé mis primeros años hasta ir a El Seibo, que fue donde nací, a comenzar a estudiar; pero recuerdo de mi niñez aquellos barracones donde vivían los haitianos, aquel molino de viento que siempre sonaba, y yo lo escuchaba en la casona donde vivíamos. Era una casona montada en unos pilotillos muy altos, tan altos en la parte trasera de la casa que mi papá se introducía con todo y caballo; y recuerdo que le puso al caballo el nombre de Lindbergh, porque coincidió ese tiempo cuando vino el famoso aviador norteamericano a nuestro país. También recuerdo las noches de mucha brisa, las palmeras que quedaban en frente de la casona, las ciguas palmeras y las calandrias amarillas, todos los recuerdos son imborrables para mí de esa niñez.

2. Inicios en la radio
Mi hermano mayor, Rafael Emilio, se fue a vivir a San Cristóbal, él tenía una voz grave, así como la mía, esto es herencia de mi papá. Resulta que comenzó a trabajar como locutor en La Voz de Fundación, de don Luis Alberti, y mandó una carta para que lo oyéramos; entonces coincidimos en ir a vivir a San Pedro de Macorís al poco tiempo, y me impresionó mucho oír a mi hermano hablando por radio. Al llegar a San Pedro de Macorís me dice un primo: “tú tienes muy buena voz, por qué no vamos a la HI1J a ver qué dice el director”. Bueno… me probó y me puso a hacer un programa, ahí fue donde me inicié en el 1948, teniendo apenas 16 años. Ese mismo año mis padres me envían a estudiar al Colegio De La Salle de Santo Domingo, inmediatamente regué la voz de que era locutor, pero en realidad era un aprendiz, tenía muy poca experiencia; por cierto, detrás de mí se sentaba Francisco Alberto Caamaño, que era mi condiscípulo. Los sábados, el colegio tenía un programa especial en la HIN, que estaba entonces en la Isabel la Católica, en el Palacio de Telecomunicaciones. Era una emisora semioficial, el director era don Pedro Julio Santana. Fuimos, me pusieron de maestro de ceremonias. Y yo veía un señor que estaba en los palcos bajos que no me quitaba la vista de encima, y cuando terminó el programa me preguntó que si me interesaba la locución, le dije que sí, que me inicié en San Pedro de Macorís, pero realmente era novato todavía. Me dijo: “te vamos a colocar aquí para que practiques y te puedas hacer buen locutor”. Comencé ganando dos pesos semanales, que era un capital grande en ese tiempo para un muchacho de 16 años, y ahí pasé una experiencia muy interesante.

3. Llegada a Santiago
En Santiago se reanudó el béisbol profesional en el año 1951. Y un día, el director me dijo que si me atrevía a hacer la versión para San Pedro de Macorís y el Este de los juegos de las Estrellas Orientales cuando viniera a Santiago, y le dije: “cómo no”. Yo lo escuchaba por radio y hacía la versión para la emisora, y parece que me escucharon aquí en Santiago; y don Morito Sánchez, el dueño de la HI9B Broadcasting Hotel Mercedes, mandó un emisario para la siguiente temporada, para que viniera a Santiago, le dije que sí. Entonces comencé a trabajar para ellos y a narrar la temporada en que las Águilas por primera vez fueron campeones en el 1952. Desde entonces, salvo algunas veces que he estado fuera, he vivido aquí, prácticamente soy un santiaguero.

4. En Puerto Rico
Permanecí fuera de Santiago entre 1963-1964, cuando fui a dirigir una emisora a Humacao, Puerto Rico, la WALO. Fui con un contrato, y me fallaron al poco tiempo, entonces decidí buscar trabajo en San Juan, me hice dos pruebas en dos emisoras, vine al país por unos días, y cuando regresé Minucha me estaba esperando y me dijo: “vete inmediatamente para San Juan que te están llamando”, y ahí comencé a trabajar hasta fines de 1964, cuando regresé a Santiago. No me sentía muy a gusto en Puerto Rico, mi casa estaba recién terminada y tenía una hipoteca de 3000 pesos, y más bien el motivo del viaje a Puerto Rico era pagar esa hipoteca. En ese tiempo tres mil pesos era mucho dinero, pero lo logré.

5. Presencia nacional
Al venir de Puerto Rico me hice el propósito de no alquilarme más como locutor, sino de montar mis propios programas. El país estaba intervenido en el 1965, había pocas noticias en el Cibao, muchas emisoras habían cerrado tras estallar la Revolución de Abril, luego la guerra patria en contra de las tropas interventoras… Entonces yo me hice de un buen radio de onda corta y una grabadora, grababa noticias de Estados Unidos, Cuba, Moscú, Puerto Rico, Venezuela… y con lo que recolectaba aquí hacía mi noticiero de radio La Situación Mundial. Fue un programa de una gran audiencia. Ahí vinieron a transcurrir los 12 años de Balaguer. Desde un principio fui contestatario, me hacía eco de las atrocidades que se cometían políticamente hablando y esto, claro, le causó escozor a la gente del gobierno, y entonces diferentes coroneles que estuvieron en Santiago de puesto me molestaban muchas veces, me mandaban a buscar con el servicio secreto, pasé momentos muy desagradables, pero fue una experiencia extraordinaria. En Santiago, casa por casa estaba sintonizado ese noticiario, y asimismo transcurría en Puerto Plata, San Francisco de Macorís, la Línea Noroeste, donde se retransmitía. También se retransmitía en Santo Domingo, por la ABC, pero la emisora tenía un problema; en ese tiempo pertenecía a la Iglesia Católica, y solo retransmitía dos veces a la semana, y por eso quizás no fue tan exitoso en la capital. Teníamos audiencia en San Juan de la Maguana, en Barahona, yo me sorprendía cuando me reportaban desde allí, porque pensaba que era un noticiero regional, sin embargo, tenía mucha audiencia para esa parte de la República.

6. Incursión en la televisión
Había tenido experiencia en televisión en la época de Trujillo, narraba béisbol para la Voz Dominicana. Los sábados nos mandaban a buscar a Papi Pimentel y a mí para que narráramos en Santo Domingo, esos fueron mis pininos en la televisión. Después, aquí en Santiago, en el año 1993, se me ocurrió montar un programa de televisión “A las 18 Horas”, en Teleunión, y ha sobrevivido hasta ahora, que es muy difícil un programa de televisión diario tenerlo por tantos años, y por eso está hoy en Telecontacto, canal 57.

7. Trama para matarlo
Los primeros años en la radio me marcaron, fueron muy excitantes, muchas veces por la peligrosidad al decir verdades en aquellos tiempos, tiempo en que ser joven era prácticamente un peligro. Se perseguía a los jóvenes que usaban medias rojas, playeras largas o camisa roja, eran considerados comunistas y hubo una época que se endureció la persecución política en el país, cuando se instaló la Banda Colorá, que respondía a los criterios del servicio de inteligencia del gobierno de Balaguer. Aquí se vino a instalar la Banda Colorá en el año 1973, apareció muerto el gran luchador antitrujillista Boyoyo Álvarez en el canal Mesie Bogard, eso fue un escándalo tremendo porque era muy conocido y querido. Habíamos venido ese domingo por la tarde de nuestra casita de veraneo en Jarabacoa, y recibí la llamada de Rafael Monsanto, que trabajaba para mi noticiero, le dije que tomara todos los datos para hacer la noticia, y no habían transcurrido 15 minutos cuando llamó una amiga nuestra, y quien tomó el teléfono fue Minucha; ella dijo que una amiga fue a Bella Vista, a una casa compartida por dos familias, adonde su costurera, y midiéndose un traje en una habitación del fondo, al lado oyó las voces de varios hombres y escuchó que mencionaron mi nombre. Ella se puso en alerta y se pegó a oír: La Banda Colorá estaba tramando eliminar aquí a siete individuos, no recuerdo los nombres de todos, uno había sido Boyoyo, el próximo sería Negro Veras, y yo el tercero. Regularmente yo mandaba un reportero a la rueda de prensa que daba el coronel Bisonó Jackson a las 8:30 de la mañana en la Policía, pero ese día lunes, con esos datos que tenía, sabía dónde se había hecho la reunión y quiénes habían participado. El coronel dio los hechos acaecidos en la región, mencionó la aparición de ese cadáver, y cuando los periodistas se iban les dije: “no se vayan que quiero conversar algo con el coronel con ustedes como testigos”, le dije sobre la trama en la casa de Bella Vista, y agregué : “de ahora en adelante usted es el responsable de la vida de todos nosotros”, eso lo petrificó, y parece que paralizó la trama que había para cometer todos esos asesinatos. En la capital ya habían matado a los muchachos del Héctor J. Díaz, cinco jóvenes, fueron regando los cadáveres en distintas partes, y pensábamos que aquí iban a hacer lo mismo. Eran momentos muy duros, hubo momentos en que saqué a Minucha del noticiero, porque temía un atentado.

8. Con Minucha
Minucha y yo nos conocimos en un matrimonio. Ella era una mujer muy elegante, hicimos amistad, nos conectamos y al año nos casamos, en el 1955. Llevamos ya 63 años de casados, que sino es un récord es un buen average. No tuvimos hijos biológicos, pero criamos como once muchachos: primos, sobrinos y no familiares. Montamos varios programas, como el famoso programa del Rey Melchor y su Secretaria Minucha, eso fue para el 1957, ese programa hizo bulla en el Cibao. Ella tenía un libro donde anotaba todos los niños que la llamaban, porque en esos tiempos no había el boom de la televisión, la radio tenía una gran presencia a nivel nacional, y las madres llamaban, le daban el teléfono para que Minucha llamara a los niños, o cuando ellos llamaban ya el Rey Melchor sabía de qué adolecía ese niño, cuál era la manía que tenía. Los niños se quedaban asombrados cuando él le decía tú sufres de esto, tú te chupas el dedo… eso creó un boom tremendo en audiencia, fue de los programas más impactantes que pudimos hacer en la radio de aquel entonces. A través del programa hacíamos la labor social de ayudar a los niños y para Navidad les regalábamos juguetes a esos niños de diferentes barrios pobres de varias ciudades de la región.

9. Reconocimientos
En mi carrera me han hecho muchos reconocimientos, entre ellos, el ex presidente Leonel Fernández me condecoró con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella en el 1998. También, en el 2001 al cumplirse un nuevo aniversario de haber reaparecido del béisbol profesional me condecoró también el presidente Hipólito Mejía; El Ayuntamiento de aquí me declaró Hijo Adoptivo, y como puedes ver… hay muchos reconocimientos; una parte de ellos como La Cotorrera, uno de Freddy Beras-Goico, la Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía me otorgó el Carnet Diamante.

10. Los viajes
Un viaje muy interesante fue el primero que hicimos a Europa, porque yo había escuchado una estación de Viena, Austria, y resulta que a las dos meses viajamos a Europa. Le escribí a la gente de la emisora diciéndoles que iba a estar para esa fecha allá y que me gustaría conocer los estudios, me contestaron que me iban a esperar. El día libre en el tour fui a los estudios de la emisora, pensando que era solo la emisora, pero era un complejo de estudios de televisión, allí el departamento de prensa en español me hizo una entrevista para esta parte de América. Esa fue una experiencia muy agradable. Otra experiencia muy buena me ocurrió en Cuba, en el año 1973, cuando fui a narrar la vigésima primera serie mundial de béisbol aficionado. Yo era el narrador, Huchi Lora estaba en la delegación, también estaba el publicista Bernardo Bergés Peña, fuimos a transmitir un juego por primera vez en Santiago de Cuba, al estadio Guillermo Moncada. Estábamos en el estacionamiento los técnicos de la transmisión, compañeros reporteros deportivos de Santiago de Cuba, un acompañante del Ministerio de Interior de La Habana y nosotros. Y estando ahí conversando, veo que viene un hombre que no era parte del grupo, y me dice de sopetón: “¿usted es Ramón de Luna?”, en seguida pensé: ¿en qué habré metido la pata?, me repuse rápidamente y le dije: “sí, ¿por qué?, me dijo: “usted tiene un noticiero llamado La Situación Mundial, yo lo escucho todas las tardes a las seis en la emisora Ondas del Yaque de Santiago de los Caballeros”. La emisora tenía 10 kilos, en ese tiempo el dial no estaba tan saturado y llegaba hasta allá la señal. Todo el mundo quedó asombrado con ese acontecimiento, él me conoció por la voz al oírme hablar.

Maestro de generaciones

“Cuando Balaguer iba a inaugurar el Teatro del Cibao, quería dos voces auténticas de Santiago. Entonces nos pidieron a Minucha y a mí que hiciéramos la grabación, se hizo en los estudios de Jochy Sánchez, actual viceministro de Cultura. Se quiso hacer el contraste de la voz de Minucha y la mía, y a la gente le gustó muchísimo. Eso se hizo para la inauguración del teatro.

Como soy amante de la música clásica, a veces pongo trozos cortos de alguna obra musical clásica, y me he encontrado con gente muy humilde y me dicen que no se pierden el segmento musical que pongo en el programa, y yo me quedo asombrado porque demuestra que el público puede valorar la música de los grandes clásicos. Nosotros iniciamos a Huchi Lora en la radio, trabajando para la Voz de la Española.

Teníamos en La hora del café una sección titulada “Las cosas del vale Campeche y Ramón”, criticábamos con mucha crudeza, sobre todo el Vale Campeche que era Huchi Lora, las actuaciones de Balaguer; tanto así que al final de las elecciones del 1978 el doctor Miguel Angel Luna, que era un alto dirigente reformista, un día le dijo a Huchi: “entre tú y Ramón nos quitaron 700.000 votos en el Cibao”.

Se suponía que el Vale Campeche era un campesino, pero que sabía mucho de política, entonces terminaba siempre con una décima, con ese repentismo que él tiene extraordinario”.

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