¿Conocen a Carlitos?

Este trabajo fue publicado en el desaparecido periódico Última Hora en el año 2002 y en razón de que las circunstancias sociales de esta nación permanecen, inalterables me permito publicarlo nueva vez.

Este trabajo fue publicado en el desaparecido periódico Última Hora en el año 2002 y en razón de que las circunstancias sociales de esta nación permanecen, inalterables me permito publicarlo nueva vez.Por supuesto que ustedes conocen a Carlitos, porque se trata del nombre con el cual responde mucha gente, pero la verdad es que cuando les cuente parte de los pormenores de esta historia se quedarán asombrados por la especial conducta de este niño de 12 años de edad.

Carlitos es un niño oriundo de Cristo Rey y, obviamente, uno de tantos desheredados de la fortuna y de una total desubicación doméstica. Miren porqué: Su padre se llama “Carlos la Salsa” y su mamá vive en Santiago de un modesto negocio de “frituras”.

No hablemos ahora del Código del Menor, sino de la necesidad de organizar a la sociedad a través del hogar que por siempre ha faltado a Carlitos, cariñoso, laborioso, de famélica contextura física y dulce, en todo caso, cuando puede disfrutar de algún rato de sobriedad. Usado como “prenda” sexual u objeto de alquiler a turistas degenerados y quien sabe a cuales modalidades aberrantes, pero en todo caso hijo del lodazal social en el cual vive buena parte de nuestra niñez, muy a pesar del especial esfuerzo del Gobierno por reducir este estado de calamidad.

Más diestro con las armas que con el lápiz y el papel, pues Carlitos no sabe leer ni escribir, pero conoce todos los tipos de armas de fuego, detalle observado por personal de servicio especializado del Programa de Niños en Dificultad.

En la ocasión, toda la sociedad se sintió consternada cuando supo que Garabito fue abusado y apaleado por narcotraficantes hasta asesinarlo, sencillamente, y anotar en los renglones estadísticos otro de tantos casos de parecida o igual estampa social. Garabito apareció muerto bajo uno de los puentes peatonales de la Avenida Quinto Centenario, mientras Carlitos todavía disfruta la satisfacción de vivir al amparo de Dios y de la esperanza en que todos los dominicanos de limpia voluntad debemos evitar el incremento de la niñez desvalida. Carlitos sólo ha sido golpeado en el Reformatorio; huérfano de padres vivos y expuesto a que las circunstancias se traguen su infeliz existencia, en la medida en que nosotros dejamos ver en Carlitos a uno de nuestros hijos. ¡Amén! 

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