Dilma: acusaciones son injustas

Brasilia.- La presidenta suspendida Dilma Rousseff dijo a los senadores el lunes que las denuncias en su contra carecen de méritos y que la historia juzgará al país si la destituyen.

Brasilia.- La presidenta suspendida Dilma Rousseff dijo a los senadores el lunes que las denuncias en su contra carecen de méritos y que la historia juzgará al país si la destituyen.“Sé que seré juzgada, pero mi conciencia está limpia. No he cometido delito”, dijo Rousseff al iniciar su alegato.

Rousseff recordó a los senadores que fue reelegida en 2014 por 54 millones de votantes. Añadió que en todo momento se atuvo a la constitución e hizo lo mejor para el país.

En sus palabras, “no puedo sino sentir la amargura de la injusticia de este proceso”. La presidenta izquierdista, que está en la mitad de su segundo período, es acusada de violar normas fiscales para ocultar problemas del presupuesto. Ella sostiene que no ha violado norma alguna y que sus adversarios están llevando a cabo un “golpe de Estado”.

Durante su alegato de 30 minutos, Rousseff sostuvo que a principios de 2015 la oposición en el Congreso empezó a generar un clima de inestabilidad al negarse a negociar y arrojar “bombas fiscales” en momentos que disminuía la recaudación.

Dijo que el proceso ha exacerbado la recesión en la economía más grande de Latinoamérica, en respuesta a un argumento frecuente de la oposición según el cual ella debe ser destituida para que mejore el clima financiero.

Rousseff fustigó al presidente interino Michel Temer como “usurpador”. Temer, su vicepresidente convertido en su némesis, asumió la presidencia interina en mayo, cuando el Senado votó suspenderla durante 180 días mientras se preparaba el juicio. En caso de destitución, Temer cumplirá el resto del período, que finaliza en 2018.

Rousseff ha dicho que los brasileños nunca elegirían a un hombre que formó un gabinete exclusivamente de hombres blancos en un país en que más del 50% de la población no es blanca. El gabinete instalado por Temer en mayo ha recibido fuertes críticas por su falta de diversidad. Tres de sus ministros tuvieron que renunciar en menos de un mes al ser acusados de corrupción.

Rousseff dijo que el proceso fue iniciado por Eduardo Cunha, el expresidente de la cámara baja, acusado de corrupción. Dijo que él trató de “extorsionarla” para que el Partido de los Trabajadores votara contra una investigación en su contra por faltas éticas.

Rousseff dijo que era una “ironía de la historia” que gente acusada de crímenes graves la juzgara por crímenes que no cometió.

“Les pido que sean justos con una presidenta honesta”, dijo con voz alterada por la emoción hacia el final de su alegato.

La comparecencia de Rousseff en su juicio político es la culminación de un enfrentamiento que se remonta a fines del año pasado, cuando la oposición presentó la moción de destituirla. En los próximos días, el Senado, en su carácter de juez, decidirá si la destituye.

Varios cientos de manifestantes concentrados frente al Congreso la aplaudieron a su arribo. Frente al Congreso se erigió un gran muro para separar a partidarios de Rousseff de los activistas a favor de la destitución.

Rousseff compareció el cuarto día del juicio, después de sesiones en las que hubo insultos, gritos y una declaración del presidente del Senado, Renan Calheiros, de que “la estupidez es infinita”.

El juicio es presidido por el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, quien antes del discurso advirtió que los senadores y espectadores debían guardar silencio.

Al finalizar el alegato, muchos senadores aplaudieron, y Lewandowski suspendió inmediatamente la sesión.

“Esto es un juicio, no un debate político”, dijo.

Al menos tres decretos firmados por Rousseff fueron irregulares, según auditores del Senado, porque no los aprobó el Congreso. La defensa de Rousseff hizo una lista de decretos similares firmados por dos presidentes anteriores a partir de 2000.

Temer, tranquilo

El presidente interino de Brasil, Michel Temer, confesó que no escuchó la defensa realizada ante el Senado por la mandataria suspendida, Dilma Rousseff, pero aseguró que acompaña el proceso con “absoluta tranquilidad”. “Soy obediente con las instituciones”, afirmó en declaraciones a periodistas el mandatario, quien concluirá el mandato que finaliza el 1 de enero de 2019 si Rousseff finalmente es destituida por la cámara alta.

En una jornada política de alto voltaje, el presidente interino señaló que no tuvo “tiempo” de escuchar los alegatos presentados personalmente por Rousseff porque había estado “trabajando” durante todo el día. “Espero que el Senado decida pronto”, declaró.

Temer cumplió sus compromisos con normalidad, de espaldas al juicio legislativo que avanza en el Senado, situado a escasos metros del palacio presidencial de Planalto donde el presidente interino recibió a los medallistas de los Juegos Olímpicos.

Pagos a la banca, en medio del proceso

Entre 2011 y 2015, el gobierno de Rousseff demoró pagos a Caixa por un total de casi 10,000 millones de dólares. Los pagos se efectuaron, aunque con demora, y la ley brasileña dice que los bancos estatales no deben hacer préstamos al gobierno federal sin autorización del Congreso. Rousseff niega que se tratara de préstamos. Los fondos fueron para prestaciones por desempleo, bonificaciones a empleados públicos y subsidios para los pobres. Las demoras cesaron después que un organismo auditor determinó en octubre de 2015 que los mecanismos contables eran irregulares.

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No puedo sino sentir la amargura de la injusticia de este proceso. Sé que seré juzgada, pero mi conciencia está limpia. No he cometido delito”.

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