Las obras de Gilbert Kieffer III

En esta tercera entrega sobre las obras del artista de origen francés Gilbert Kieffer, es importante advertir que lo expuesto en las pasadas entrega conlleva un proceso constructivo especial y minucioso por parte del creador que va desde la ambientación

En esta tercera entrega sobre las obras del artista de origen francés Gilbert Kieffer, es importante advertir que lo expuesto en las pasadas entrega conlleva un proceso constructivo especial y minucioso por parte del creador que va desde la ambientación del paisaje sobre el que se van a poblar estos signos, hasta su elaboración.

Así que desde nuestra percepción, Kieffer transmuta la experiencia de la imagen de líneas nazcas que dan vida al colibrí, al mini laberinto y otros geoglifos, pero desde su propia convicción, esculpiendo cada elemento como si los mismos se desprendieran de su asiento original para alinearse con el universo irradiando así energía cósmica que resulta a su vez celestial.

Algunos cuestionan el hecho de si esas imágenes digitales que presenta Kieffer son obras de arte, y sí que lo son, pues para comprender los vuelcos y destinos de los elementos formales hay que situarnos en tiempo y espacio. Vamos a ver que todo va cambiando. Ya lo decía Heráclito de Éfeso: “Todo fluye, todo cambia, nada permanece”. En efecto, los medios también van cambiando, así como los modos de representación.

Pero ¿qué hace diferente el trabajo de Kieffer además de la apropiación de la simbología aborigen de ciertas culturas? Indiscutiblemente existe un factor cuya fuerza escapa a interpretaciones lógicas del pensamiento. Más bien, se trata de un trabajo depurado del ser, del alma, del instinto, pero sobre todo de la sensibilidad humana. Independientemente de que se tenga algún conocimiento previo de lo que propone el creador, se presenta un nexo entre la imagen y el receptor que va seduciendo el espíritu y conducen a planos específicos como si existieras en ellos capítulos de la vida pasada y que de pronto afloran en la memoria.

Evidentemente el artista nos va mostrando señales que nos guían en la conquista de ese pasado multicultural que nos legaron nuestros primeros padres como se les suele denominar a los aborígenes, pero cuidado, muy probablemente estemos refiriéndonos sin darnos cuenta a civilizaciones preadámicas. Pues se advierte un desarrollo dinámico que aún en nuestros días carece de explicaciones lógicas que nos conduzcan a la verdad sobre los hechos.

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