El 5 de septiembre pasado elCaribe publicó una información de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) que decía que en las últimas dos semanas ha clausurado más de 100 negocios por incumplimiento de los deberes tributarios formales. Y advertía que en atención al debido proceso continuaría los operativos de clausura en los casos en que se han vencido todos los plazos legales sin que los propietarios o responsables de esos establecimientos se pongan al día. Imaginamos que la información suplida por el director de la DGII en su reciente encuentro con directores de medios, donde hablaba de cien negocios cerrados, es la misma de septiembre, o unos cuantos más.
Hay una diversa gama de establecimientos. Hemos visto incluso un supermercado cerrado con la inscripción de la DGII. En su discurso ante la Cámara Americana de Comercio, Magín Díaz advirtió a los comerciantes que violan las disposiciones tributarias que su “carnaval pasó, pagan o cierran”.
Es bueno que la DGII haga cumplir la ley en un país con alta evasión fiscal, que en algún momento histórico ha alcanzado hasta más de 40%, al menos en el cobro del Itbis, el impuesto más sometido al estrés de los evasores.
El tema, preocupación de quienes han llevado sobre sus hombros la DGII, y del gobierno mismo, dada la importancia del cobro de los tributos para el cumplimiento de la función del Estado, no parece inquietar a quienes entran en conflicto con la ley. No se avergüenzan de que los locales de sus empresas o negocios estén marcados con una inscripción de la DGII.
Como suele ocurrir en algunas materias, la evasión es un eufemismo que permite violar la ley sin que se señale al responsable como un delincuente común. Es lo que pasa con los actos que se resuelven por la vía de la jurisdicción administrativa en el sistema judicial. Y más en estos casos, donde la Administración Tributaria puede en cualquier momento llegar a un acuerdo con quienes violan las normas.
¿Cuándo será que esta clase de comerciantes y empresarios se someterán al imperio de la ley?
Quizás dependa del temple de las autoridades.
