Su autoridad y liderazgo descansa en la confianza que ha ganado al paso de sus actuaciones públicas. En y desde el Estado y en las relaciones en la sociedad y la familia, la confianza es el componente de soporte más decisivo.
Juan Bosch invocó como un sello necesario en los miembros y dirigentes del Partido el no mentir. La mentira es innecesaria y siembra desconfianza, es un arma destructiva para quien usa de ella.
El bloque opositor al gobierno sembró cantidad de dudas e inseguridad sobre lo que haría el Senado, con mayoría del PLD, para designar a los miembros de la Junta Central Electoral; temían a una decisión inconsulta, arbitraria y de abuso de poder; se percibía a esa oposición temerosa por lo que entendían iba a suceder.
Es usual juzgar por su propia condición; quizás ellos harían lo que le atribuían al PLD. De pronto, el ambiente político dio un giro sustancial y de mucha sensibilidad cuando concluida la reunión del Comité Político se informó que Leonel Fernández encabezaría la Comisión, que con dos miembros más, decidiría, previas consultas, la recomendación a ser asumida por el Bloque de Senadores del PLD para la integración de la JCE a ser designados por el Senado.
Se respetaron las evaluaciones y recomendaciones, en sentido general, hecha por la Comisión de senadores designada a ese efecto; se consideraron las opiniones de los partidos como actores del sistema electoral; se escuchó a la sociedad civil; y se adecuó el perfil profesional, ético y político deseado a esa designación.
La confianza en Leonel quedó probada de nuevo; algunos de sus seguidores mostraban angustia por temor a haberse metido en una trampa al aceptar ser presidente de la Comisión del CP que tenía que decidir. Adversarios deseaban su fracaso.
Ahí están los resultados y actuación de esa comisión encabezada por Leonel.
Definitivamente, él es una figura política probada, que goza de la confianza de amplios sectores de la población dominicana. Eso tiene un valor mayor que cualquier fortuna económica que otros puedan tener.
Esa confianza le viene de un manejo de estadista de los gobiernos que ha dirigido; viene de su sentido de la oportunidad y de no violentar instituciones ni las reglas de juego.
Justamente, esa conducta coherente lo sitúa a ese nivel de confianza.
Debemos recordar que ese es el mismo Leonel, presidente tres veces y actual presidente del PLD, que fue sometido a una campaña de descrédito personal y ético demoledora; el mismo acusado de un manejo deficitario del presupuesto; el que era perseguido con juicios populares, abucheado por asechanzas ocasionales y acusado por un narcotraficante.
En la cercanía con él, provocada por esta fiera campaña, llegué a decirle, y luego lo publiqué, que este torbellino que pretendía minar su entereza y fortaleza, se iba a revertir; le comenté que su liderazgo quedaría templado, como se templa el acero, a puro fuego.
Lo que ha sucedido en el país al escoger el Senado los miembros de la JCE, se está viendo, por igual, en su intervención para facilitar el diálogo entre la oposición y el gobierno en Venezuela; ahí también le acompaño, ya se ven resultados. Es notoriamente evidente, que la confianza hacia Leonel se consolida cada vez más; es Imparable.
