Ha muerto Fidel Castro a los 90 años. Habría que ver qué tanto se proyectará su sombra sobre Cuba y sobre América. Tendrá, como en vida, admiradores y críticos. Mas, sin dudas, la historia del siglo XX no podrá entenderse sin el Granma, sin el Cuartel Moncada, sin la Sierra Maestra, sin Bahía de Cochinos, sin el conflicto de los misiles ni sin el embargo.
Como todo líder, debe ser valorado por sus ideas, y más aún por sus prácticas políticas, pero siempre en su contexto histórico y geográfico, el cual a veces se impone, empujándonos por senderos quizás desconocidos o inesperados.
Fidel fue un titán que a nadie dejó indiferente, como debe ser en todo líder de verdad: o lo amas o lo odias; pasiones extremas. También fue un hombre de genio indudable, un constructor de utopías, que procuró vincular siempre el movimiento revolucionario que encabezó con la única figura capaz de unificar bajo su égida a todo el pueblo cubano:
José Martí. Incluso, luego del asalto al Moncada y mientras era juzgado por sus captores, no dejó de manifestar que el padre ideológico del movimiento era Martí.
Su devoción por el Apóstol era genuina, pocos de sus discursos no incluyen una referencia por lo menos al Maestro, quien fuera incuestionable modelo de hombre, de intelectual y de revolucionario. “Los revolucionarios siempre lucharán para el futuro.
Máximo Gómez y Martí lucharon para el futuro (…) Luchar por el futuro no significa dejar de hacer todos los días lo que deba hacerse por el presente, no hay que confundir jamás una idea con la otra”, dijo Fidel en un discurso en nuestra capital, el 24 de agosto de 1998.
Ha muerto Fidel Castro a los 90 años. Imposible predecir el juicio de las futuras generaciones, sin dudas el de la presente es dividido, tanto dentro como fuera de Cuba.
Recuerdo una frase de Martí que a él le gustaba mucho: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”. Refiriéndose, como dijese el mismo Fidel en un discurso en Caracas, Venezuela, a la pequeñez del hombre frente a la magnitud del universo y a la trascendencia de la humanidad. Puede la obra de Fidel contenerse en un grano de maíz? Sus ideas, su solidaridad con los oprimidos, sus largos discursos, su “eterno” paso por el poder.
¿Concluye con la muerte de Fidel Castro el siglo XX americano? ¿Cuál es el legado del líder cubano? ¿Cómo merece ser recordado? ¿Con su muerte se nos va la utopía? Y Cuba, qué será del gran caimán americano? ¿Absolverá la historia al “compañero Fidel”?
Ha muerto Fidel Castro a los 90 años. ¡A veces solo la muerte iguala a los
hombres!