Lo que no se ve

Muchos sabemos y algunos lo expresamos públicamente que las cosas en el país no van por buen camino y que de no hacerse las debidas correcciones las consecuencias pueden ser muy negativas.Sin embargo, causa extrañeza que lo que es causa…

Lo que se ve

Si los vientos siguen soplando en la dirección en que están, y las encuestas parecen apuntalar esa premisa, no es tarea difícil tener un diagnóstico en proyección de lo que ocurrirá el 15 de mayo venidero, cuando los dominicanos vayamos a las…

No es lo que se ve

A mí me atrae escudriñar en lo que no se ve de las cosas. De ahí mi apasionamiento por el lema de la Agencia Central de Inteligencia (CIA): Nada es lo que parece. Y también, debe ser tal vez por eso que he escrito tantas líneas en estos últimos&#823

Muchos sabemos y algunos lo expresamos públicamente que las cosas en el país no van por buen camino y que de no hacerse las debidas correcciones las consecuencias pueden ser muy negativas.

Sin embargo, causa extrañeza que lo que es causa de preocupación para unos, no lo sea para otros, sobre todo para nuestras autoridades que son las que más información tienen sobre todos los temas nacionales y por tanto conocen mejor que nadie la crítica situación del país.

Y no solo es eso, es que el gobierno siente molestia de que le mencionen estos temas y lo que es peor aún, es que muchos sectores de la sociedad representados en organizaciones, ante el temor de no irritar a las autoridades prefieren murmurar a escondidas y no dar la cara haciendo llamados responsables de atención sobre aspectos que atañen a la Nación y por tanto a todos los dominicanos.

Esa es la consecuencia de que no exista el debido contrapeso entre los poderes del Estado y de que haya un dominio absoluto de la política por el partido de gobierno, lo que les ha permitido ensanchar su radio de acción a todos los ámbitos, incluyendo los negocios.

Y si a esto le sumamos que la Administración ha sido muy eficiente en estructurar una plataforma de comunicaciones que se encarga de hacer ver a la gente lo que el gobierno quiere que vea y de ocultarle o disfrazarle lo que no quiere que vea, el problema se hace todavía más complicado; sobre todo porque esa propaganda encuentra poderosos aliados en organismos multilaterales y agencias calificadoras de riesgo, que a pesar de la existencia de claras señales de alarma están dispuestos a seguir elogiando el continuo crecimiento económico y a aumentar el endeudamiento, como también lo hicieron en otros países que luego cayeron en calamitosas situaciones.

La gente quisiera que todo estuviera bien y que el Estado siguiera siendo el benefactor de su clientela y botín político para los aliados al poder, pero no mide las consecuencias de la insostenibilidad de ese modelo. Brasil, otrora paradigma para muchos, particularmente del partido oficial y gobierno de turno, está viviendo el desmoronamiento de su modelo asistencialista plagado de corrupción, que nuevamente ha sumergido su economía en una grave crisis.

Pero lo cierto es que no estamos bien, y cómo vamos a estarlo si tenemos años de déficit recurrente el cual actualmente es de aproximadamente un 3% del PIB, porcentaje que al sumarle el déficit cuasifiscal del Banco Central llega a un 5% y la deuda pública consolidada casi alcanza el 50% del PIB.

Lo peor no son esas variables, sino la actitud de nuestras autoridades de negación del problema pues a lo que no existe no se le busca soluciones lo que podría agravar la situación.

Aunque son los funcionarios quienes toman las decisiones de Estado, es importante que sepan apreciar las señales y escuchar los llamados y que estén conscientes de las consecuencias de las mismas para toda la Nación, lo que solo se conseguirá cuando alguno haya pagado el costo de sus incorrectas decisiones.

Para el común de la gente la corrupción y los injustificados errores en el uso del 4% de educación, el abultado y todavía indeterminable gasto en la construcción de las plantas de Punta Catalina, el grave déficit del gobierno, las señales alarmantes de insostenibilidad de nuestro sistema presupuestario y fiscal, así como el proyectado agotamiento del abusado recurso al endeudamiento, son cosas que no se ven, porque los brillos y luces de la propaganda gubernamental los deslumbran con un esperanzador panorama que dista mucho de la realidad. 
 

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Si los vientos siguen soplando en la dirección en que están, y las encuestas parecen apuntalar esa premisa, no es tarea difícil tener un diagnóstico en proyección de lo que ocurrirá el 15 de mayo venidero, cuando los dominicanos vayamos a las urnas para escoger las autoridades que administrarán la cosa pública para los próximos cuatro años. Si todos los sondeos serios y confiables de intención de voto apuntan en una misma dirección, y el tiempo se agota, ¿qué podría ocurrir que no fuera lo que esos estudios indican que ocurrirá? Como en toda contienda electoral nada es imposible, pero –como dice el pueblo- lo que está a la vista no necesita espejuelos…

Entre anillos

En la política dominicana, basta con que alguien adquiera cierta nombradía o celebridad para que, hasta inconsultamente, se constituyan a su alrededor esa especie de anillos o grupos absorbentes y aislantes al mismo tiempo, que todo quieren controlarlo. Esto se ve no solamente en torno a figuras relevantes de primer nivel en la política, donde los anillos ya son cuasi natura, sino también alrededor de candidatos a posiciones electivas congresualess y municipales, a muchas de las cuales parece agradarles ese “anilleo” lambonístico que –en verdad hay que decirlo- es más dañino que beneficioso. A muchos ha de picarles, así que a rascarse.

Como perico

Cuentan algunas lenguas de máuser, de esas que pululan por ahí, que tras el cierre del plazo para inscribir candidaturas a las posiciones electivas que estarán en juego el próximo 15 de mayo, hay quienes se han quedado como perico en la estaca, creyendo ser candidatos sin serlo, porque la(s) cúpula(s) de su(s) partido(s) no los inscribieron pese a ponerlos a firmar toda la documentación correspondiente. Hay más de un caso, y más de un partido donde se estaría dando esta situación, justificada por la dirigencia bajo el argumento de que “a veces son necesarios ciertos sacrificios”. Ya se oirá el griterío…

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A mí me atrae escudriñar en lo que no se ve de las cosas. De ahí mi apasionamiento por el lema de la Agencia Central de Inteligencia (CIA): Nada es lo que parece. Y también, debe ser tal vez por eso que he escrito tantas líneas en estos últimos días tras lo que no se dice, o no se quiere decir, de ¿la cruzada? contra la corrupción que aparenta llevar a cabo Francisco Domínguez Brito, pero que hay quienes estiman que tiene sus blancos favoritos, que también están divididos entre los que se ven y los que no se ven. Y, que se sepa, no es de ahora por lo de Félix Bautista que busco encontrar las causas y motivos de tal ¿cruzada? Sé que los días por venir traerán muchas nuevas sobre este tema… y ahí estaré, debajo de la mata de mango.

A propósito

A propósito de esto, se ve desafiante, y obviamente muy de un político en campaña, el actual anuncio televisivo de la Procuraduría, con Domínguez Brito de protagonista, puesto en pantalla en los últimos días “alertando” en contra de las drogas y la delincuencia. Mucha coincidencia ¡¿Eeeh…?!

Carlos Morales

Carlos Morales Troncoso se ha marchado del mundo de los vivos dejándonos un legado personal de decencia, amabilidad, sencillez y humildad política. Entrampado en el quehacer político-partidarista al sucumbir ante el encanto del presidente Joaquín Balaguer cuando éste lo llamó a ser su compañero de boleta en 1986, don Carlos asimiló las enseñanzas del viejo caudillo en cuánto a que “siempre es mejor oír, oír, oír ante las adversidades”. A amigos y adversarios (“porque Leo” –me dijo un día- “no tengo enemigos sino adversarios o rivales”) les dispensó siempre un trato amable, sin recurrir a las malas artes. Conmigo, me enorgullece decirlo, todo el tiempo fue distinción y cortesía, aun cuando a veces discrepamos con respeto mutuo. Si fuera posible, Dios debería hacerlo Canciller allá en su cercanía. Honrar honra. Descanse en paz, don Carlos, buen y gran amigo…

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