El pasado miércoles pasamos con Isabel a ver la muestra “Travesía” de la multifacética Marcia Guerrero donde nos recibieron con mucho cariño Juan Julio y Tamara Bodden. Incluimos a Isabel en esta visita porque entendemos que los niños son los seres más sensibles, tal vez por la inocencia que les caracteriza, lo que hace que su alma sea pura y noble. De modo que todo cuanto expresan es sincero.
Siendo así, quisimos que fuera la niña quien hiciera la valoración de las piezas y nos fuera susurrando lo que le inspiraron aquellos trazos cargados de formas y colores. He aquí lo que entendí que ella me dijo: mamá Marcia recrea un universo desconocido por el hombre, porque vive en una vorágine constante que le impide disfrutar plenamente de su entorno. Todo aquello que la naturaleza nos regala aparece vedado, porque estamos más pendientes de los artilugios que de lo que esencialmente debería importarnos.
Poco a poco nos estamos quedando atrapados en un espacio en el que reina el concreto, la tierra se está quedando asfixiada y las semillas ya no tendrán por dónde emerger. El agua se está contaminando porque cada día somos menos conscientes. El viento sopla contaminación y el fuego arde cada vez más.
Pero mamá, considero que las capas de textura en las obras de Marcia nos muestran un indicio de aquel universo maravilloso que nos espera, pero al parecer debemos abrir nuestra mirada para poder comprender y valorar. Es un ir y venir en el tiempo, porque debemos estar preparados para esa “Travesía” que, según lo interpretado por Isabel, se trata de una especie de purificación interna donde no haya espacio ni lugar o vida para los sentimientos negativos.
De ahí que en el contexto en el que florecen las nervaduras que pueblan el soporte sólo tiene cabida lo positivo. Se registra una energía particular que mantiene al espectador cautivo, ya sea ante la sensación de luces y sombras de un “Paisaje” o en sus reveladoras Series “Orgánica” o “Debajo el agua”. Quedan todos invitados a la “Travesía” de MG en Bodden.
