Dónde quedó el reformismo histórico

En los últimos días, nuestro país ha sido testigo de un episodio más de las múltiples situaciones adversas que ha tenido que afrontar el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) desde el fallecimiento de su líder, el doctor Joaquín Balaguer.

En los últimos días, nuestro país ha sido testigo de un episodio más de las múltiples situaciones adversas que ha tenido que afrontar el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) desde el fallecimiento de su líder, el doctor Joaquín Balaguer.Hago valer la salvedad de que en esta reflexión no intento hacer un mea culpa por los entuertos que no hemos sido capaces de resolver como organización política que durante décadas tuvo un sitial cimero en el sistema de partidos de República Dominicana. No.

Tampoco intento identificar culpables ni redentores de bandos irreconciliables. Más bien, quiero referirme al momento que vive nuestra nación y a lo que como partido hemos dejado de ser y hacer en pos de los propósitos fundamentales del proyecto de Estado que hemos concebido.

El PRSC, desde su nacimiento, estuvo incluso siempre ceñido a la idea de priorizar el elemento humano como centro de su filosofía. Y así lo demostró Balaguer, hasta el último suspiro de vida.

Es por esto que, dando una mirada objetiva a la actual crisis interna que padece este partido, resulta difícil comprender cómo todavía hay dirigentes que enarbolan la bandera del balaguerismo histórico, sin reparar en que con sus erradas acciones legitiman la percepción de que somos un partido “bisagra”, incapaz de volar con alas propias y condenado a permanecer en el sótano de las preferencias del electorado.

En vez de fortalecernos, fomentando la unidad y aglutinando la correlación de fuerzas en torno al objetivo común de recuperar el espacio perdido, los reformistas llevamos décadas desgastándonos en disputas estériles, cuya razón de ser es la penosa intención de demostrar quién es más influyente dentro de nuestra organización.

Dejamos de ser un partido de propuestas programáticas, para convertirnos en una especie de hazmereír de amplios sectores de la sociedad, que alguna vez creyeron en los postulados que pregonaba el doctor Balaguer para alcanzar los sueños y aspiraciones de nuestro pueblo.

En vez de volvernos hacedores de opinión pública, fijando posturas firmes y fecundas sobre temas elementales de nuestra vida nacional, los medios de comunicación vuelcan su atención hacia nuevos capítulos de nuestro derrotero divisionista y de confrontación autodestructiva.

¿Dónde están los hombres y mujeres de nobles intenciones y total desprendimiento personal a favor de su partido y de la nación? ¿Dónde está esa nueva generación con capacidad de asumir un verdadero compromiso de servicio para trabajar y contribuir al fortalecimiento de nuestro partido?

Es tiempo de pensar en el futuro del PRSC, pero también en la democracia y en crear las condiciones para participar en un escenario político que favorezca el equilibrio y la competencia justa.

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