¿Navidad en valores?

¡Sí, es posible! Las iglesias vienen celebrándola de ese modo desde siempre. Pero pocos hacen caso. Las instituciones públicas, en un país tan erosionado y agrietado por la pérdida de las formas de comportamiento…

¡Sí, es posible!

Las iglesias vienen celebrándola de ese modo desde siempre. Pero pocos hacen caso. Las instituciones públicas, en un país tan erosionado y agrietado por la pérdida de las formas de comportamiento más elementales, como los buenos modales, la disciplina en el hogar, en la escuela, en las calles y en la comunidad, deben escoger diciembre como la temporada o el mes de los valores, como negación del desenfreno.

¡Eso puede ser!

En diciembre se celebra el nacimiento de Jesús. Jesús fue un ser extraordinario, de origen humilde, de la extrema pobreza, nació en un establo. Su madre era una doméstica, compañera de un carpintero, y por sus vocaciones, inteligencia e inspiración, construyó una doctrina, del perdón de los pecados, de la redención espiritual y social, de la paz, del amor, de la justicia, de la dignidad humana, en una palabra, de ser mejores para la vida eterna.

Por eso, la doctrina cristiana es buena para todos, porque cultiva, estimula, fomenta las mejores conductas, con énfasis en el amor, el amor al prójimo, como a sí mismo, la solidaridad, y especialmente compartir lo que se tiene.

Es en este tiempo cuando más se habla del hijo de Dios. De Jesús de Nazaret. Emularlo, ser como él. Hablar de él es una magnífica obra que no debe dejarse solo a las iglesias.
El Ministerio de Educación puede perfectamente recomendar que en el mes de diciembre, en los días anteriores a las vacaciones, se hable de su vida, de sus palabras, de su obra y de su sacrificio por los valores que propalaba como salvación de la Humanidad. En nada eso desconoce la naturaleza laica de la formación.

Ahora, cuando vemos deshacerse la condición humana, con tanta violencia y crímenes; ese deseo irrefrenable de hacerse rico a cualquier precio, sin considerar los riesgos de la fama y el buen nombre, es propicio resaltar la integridad de ese ser que murió por una causa justa.

En este día, que estimamos como la previa de la Natividad, comprometámonos a ser mejores, con Jesús como el mejor ejemplo de ciudadanía. Diciembre puede ser dedicado a ese fin. ¡Una Navidad de valores!

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