Adictos improvisan casas en el Yaque

Santiago. Con pedazos de sacos y material plástico que amarró a un árbol a la orilla del río Yaque del Norte, José Luis Betances construyó la casa en que se cobija.

Santiago. Con pedazos de sacos y material plástico que amarró a un árbol a la orilla del río Yaque del Norte, José Luis Betances construyó la casa en que se cobija.Al igual que Betances, quien hace años quedó inválido y se desplaza en una silla de ruedas, varios adictos a las drogas improvisan casuchas en toda la ribera del Yaque, espacio que ha sido intervenido por el Ministerio de Medio Ambiente. Tras las inundaciones causadas por las lluvias caídas durante el pasado mes de noviembre, sus compañeros decidieron llevarlo a un lugar más seguro. Sin embargo, a los pocos días, José Luis decidió retornar a su hábitat. “Yo ya no uso marihuana que era lo que consumía antes. Ahora solo tomo alcohol”, narró Betances al hablar con reporteros de elCaribe. A solo ocho pies de distancia, Luis Alberto Valdez, un hombre nativo de La Vega, decidió levantar otra casucha con pedazos de material plástico que rescató del Hospedaje Yaque.

Sus motivos

“Lo mío comenzó cuando tuve que enfrentar problemas familiares, debido a que mi mujer también consumía y tuve que marcharme del hogar, pero el que no se mete en problemas, siempre es recibido de buena manera”, apunta Luis Alberto Valdez. Para sobrevivir, ha tenido que dedicarse a recoger lo que sobra del mercado. Una parte se las vende a otras personas y otra la utiliza para su alimentación y subsistencia.

Otros dos adictos han tomado parte del espacio plantado por Medio Ambiente en su intento por rescatar el lugar, y allí montó su propio negocio de brillar pailas a los clientes que así se lo solicitan. Uno de estos, apenas tiene 17 años de edad y decidió abandonar su familia para andar deambulando donde le tome la noche. Allí otros tres adictos a las drogas colocan sus colchones y con hojas intentan protegerse de la inclemencia del tiempo.

Adictos y vagabundos buscan guaridas

Recientemente, con la intervención del parque Imbert, la Alcaldía de Santiago inició un proceso de saneamiento debido a que el espacio recreativo era usado por vagabundos como guarida para dormir. La mayoría de calles y avenidas y una gran parte de los elevados también son tomadas por los adictos a drogas, entre éstos los que huelen cemento.

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