Jerarquía de prioridades

En cualquier país del mundo los titulares de las instituciones públicas desearían tener presupuestos más altos para trabajar de manera holgada y los dominicanos no son la excepción. Por eso no sorprenden las quejas de algunos funcionarios por recorte

En cualquier país del mundo los titulares de las instituciones públicas desearían tener presupuestos más altos para trabajar de manera holgada y los dominicanos no son la excepción. Por eso no sorprenden las quejas de algunos funcionarios por recortes presupuestarios o porque el monto asignado para el 2017 no llena sus expectativas. Sin embargo, el contexto en el que se ha aprobado el presupuesto para el año próximo y las circunstancias que lo adornan relativas a aspectos esenciales de la vida en sociedad, que sin dudas ameritan ser priorizadas, deberían llevar a muchos de nuestros servidores públicos a tratar de ver el conjunto en lugar de las partes y colocar el interés del colectivo por encima de lo particular. Es decir, deben entender la visión del Presidente Medina, el proyecto que quiere desarrollar, y comprender que más importante que la labor de una institución es la consecución de un ambicioso plan nacional que el Primer Mandatario se ha propuesto lograr en su segundo periodo, pero para el cual se requieren sacrificios de todos los involucrados.

Es entendible que algunos estén con el grito al cielo porque le rebajaran el presupuesto, que los miembros del Poder Judicial reiteren sus quejas por falta de dinero o que ciertos servidores digan que no podrán ejecutar planes sociales porque los recursos son insuficientes, pero más entendible aún son los deseos de un Presidente de seguir invirtiendo en Educación, de colocar al país en la autopista de la modernidad con República Digital y WiFi gratis para todos, de resolver problemas básicos como el tema eléctrico, la seguridad ciudadana, entre muchas otras cosas.

También, pieza esencial de esta realidad es que el Gobierno hereda problemas que han sido causados por la naturaleza (como las necesidades urgentes de los damnificados por las tormentas).

Los temas señalados y otros más ocupan los primeros lugares en una jerarquía de prioridades seria y no populista para un país tercermundista como el nuestro, y por ello se requiere comprender y adaptarse.

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