Los efectos devastadores del ciberataque ruso

Donald Trump finalmente admitió la participación rusa en el robo de documentos del Comité Nacional Demócrata y cómo estos fueron utilizados para dañar la candidatura de Hillary Clinton, lo que viene a confirmar que la guerra en el ciberespacio&#8230

Donald Trump finalmente admitió la participación rusa en el robo de documentos del Comité Nacional Demócrata y cómo estos fueron utilizados para dañar la candidatura de Hillary Clinton, lo que viene a confirmar que la guerra en el ciberespacio no es solo una herramienta de los piratas, sino tambien de los estados.

Una nueva confirmación de que las fronteras han llegado a su fin y que el campo de operaciones de la inteligencia y de los ejércitos se sitúa en otros escenarios a los cuales los países deben adaptarse.

Lo han planteado diferentes teóricos y lo advirtió Moisés Naín en “El Fin del Poder”, una obra que analiza cómo los estados, los ejércitos tradicionales y los actores políticos en general tendrán que adaptarse a las nuevas realidades, en la cual el poder no se afirma necesariamente en el poder concentrado de las grandes naciones, sino que cada vez se bifurca más por la diversidad de grupos sociales, étnicos, religiosos o políticos que actúan en la aldea global.

El ISIS es el más vibrante ejemplo, al margen de lo que ocurrió recientemente las elecciones en Estados Unidos, donde los organismos de seguridad nacional concluyeron, muy tardíamente, que las operaciones de espías y cibernautas rusos robaron documentos al partido Demócrata que influyeron, quizás decisivamente, en los resultados de las elecciones del 8 de noviembre pasado.

“La posibilidad de guerra en la frontera electrónica es una preocupación especial. Los ataques sufridos en el último decenio han dejado clara la amplitud de la amenaza a la que se enfrentan los países; por ejemplo, ataques a sistemas para inmovilizarlos o introducir virus cibernéticos malignos, ataques a redes de información para obtener datos confidenciales e impedir las comunicaciones, y ataques a infraestructuras críticas como las redes eléctricas”, sostiene Naín.

La guerra cibernética, sostiene este autor, también incluye “acciones de guerra de mensajes que consisten, entre otras acciones, en distribuir propaganda y redirigir páginas web. Se han denunciado varias formas de ataques cibernéticos contra sistemas en Estados Unidos, Irán, Georgia, Estonia, Kirquistán, Azerbaiyán y otros lugares. Algunos servicios de propiedad privada como Twitter y Google Mail también han sufrido ataques, por ejemplo, durante las tensiones del verano de 2009 en Irán.

“Pero la guerra cibernética no ha experimentado todavía el equivalente a un hecho de dimensiones, daños y visibilidad tan grandes que concentre los recursos y motive el apoyo de la población, como el 11-S. Todo parece indicar que los gobiernos han tardado en adaptarse al ciberespacio como campo de batalla, y es evidente que los piratas y agresores informáticos todavía disfrutan de un gran margen de maniobra y de múltiples oportunidades para trastocar las funciones fundamentales de los gobiernos…” (pág. 188-189, Naín, edición de 2015).

Si bien adelantaba que los ataques no habían tenido entonces la dimensión de un desastre del 11-S, con el saldo trágico que aquello implicó, pero ahora parecería que mediante la guerra cibernética Rusia influyó para decidir quién finalmente ocupará el 20 de este mes la oficina oval de la Casa Blanca, lo que evidentemente constituye una catástrofe política de impredecibles consecuencias, no sólo para Estados Unidos, sino para el mundo.

La derrota sufrida por Clinton, si se acepta definitivamente que la intervención rusa tuvo un carácter decisorio, no sólo constituyó un golpe para el partido Demócrata y las fuerzas liberales que representa, sino para los servicios secretos norteamericanos, para el presidente Barack Obama y para el Estado.

Las advertencias de Naín y de otros especialistas salen del mundo de la ficción para impactar la realidad, y de qué manera.

Trump finalmente lo admitió

El presidente electo de EEUU, Donald Trump, finalmente «ha aceptado» las conclusiones alcanzadas por los servicios de Inteligencia nacionales sobre una posible injerencia rusa en las elecciones estadounidenses y podría tomar medidas de represalia en un futuro, según anunció el expresidente del órgano ejecutivo del Partido Republicano y futuro jefe de Gabinete de Trump, Reince Priebus. Trump «acepta el hecho de que este caso particular«, declaró Priebus en referencia al ataque informático contra los ordenadores del Comité Nacional del Partido Demócrata, «ha tenido su origen desde entidades rusas», según hizo saber en declaraciones a Fox News.

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