Una amiga me sorprendió al decirme que yo “no la respetaba”, a raíz de bromas mías que la ofendieron. Cuando ignoramos los sentimientos ajenos crucificamos el respeto, absolutamente.

Respetar -aprendí-, “nos requiere mirar a los demás más profundamente que sesgados por primeras impresiones o prejuicios, a fin de entender la historia, luchas, vida, trayectoria y perspectiva de la otra persona”. La vida dominicana pública, privada, doméstica, acusa una honda crisis de respeto.

Instruida en ese sentido me he comprometido a preguntarme cada día ¿Cómo puedo contribuir a más respeto? ¿Tengo formas de demostrar más tolerancia por los demás? ¿Cuál sería la forma de mostrar respeto a alguien más hoy? Buscaré entender más que ser entendida.

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