La nueva Ley de Tránsito como punto de mejoría

Haciendo uso de un necesario ejercicio filosófico, quiero interpretar unas de las expresiones existencialmente más contundentes, que aún retumban en la Segunda Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia reseñada en varios medios. “En mi ejercicio&#8

Haciendo uso de un necesario ejercicio filosófico, quiero interpretar unas de las expresiones existencialmente más contundentes, que aún retumban en la Segunda Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia reseñada en varios medios. “En mi ejercicio como juez tengo como prenda más preciosa un pequeño espacio en el cual soy mi propia dueña y, que no se lo cedo a nadie.” Pero, tal vez, la mejor respuesta que ella dio al terror procesal de la Procuraduría General de la República, sobre una decisión posible de libertad pura y simple a los imputados, apegada al respeto de los derechos fundamentales y las normas procesales, fue la siguiente: “Creo que para el juez la frontera más lejana debe ser la del miedo”.

La nueva Ley de Tránsito como punto de mejoría:

Aplaudimos la aprobación y puesta en vigencia de la nueva Ley 63-17, de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, con todas sus novedades. Sin embargo, entendemos que solo con ese hecho no acabaremos con el desorden en la vía pública de nuestro país.

Debemos tomar esta nueva Ley como punto de partida para la corrección de las irregularidades, que en conjunto ofrecen como resultado el problema en el tránsito en las principales ciudades de República Dominicana.

Una de las medidas que no debe faltar es la señalización de la vía pública. No podemos exigir el cumplimiento sin estas guías para los conductores. Los ayuntamientos de cada ciudad deben trabajar de manos con las autoridades de las diferentes divisiones de tránsito en la consecución de ese propósito.

Las nuevas autoridades de tránsito deben enfocar bien su mirada hacia los conductores del transporte público. No es posible que continúen transitando por las calles sin el debido respeto a los derechos de los demás. Los conductores de guaguas y carros públicos no pueden cambiar de carriles como si estuvieran caminando dentro de su casa, lo cual es manejo temerario, ni tomar pasajeros en las esquinas, obstaculizando el paso de los vehículos que están detrás.

El cumplimiento de la Ley de Tránsito, así como otras, no debe ser solo para algunos ciudadanos. Debe ser para todos, sin excluir a los militares de rangos bajos, que transitan en motores por los elevados, así como por todas las calles sin las placas de esos vehículos. Tampoco no debe excluir a los oficiales que violen los semáforos y otras normas sin ninguna consecuencia, cuando ellos deben poner el ejemplo.

Asimismo, se debe realizar una campaña de comunicación a través de los medios de comunicación para dar a conocer las nuevas modalidades de esta Ley, incluyendo la mayor severidad de las multas, para que no se alegue ignorancia.

Un punto muy importante para lograr buenos resultados es facilitar a los ciudadanos el pago de las multas y buscar mecanismos efectivos para que cumplan con esta obligación, como sucede en otros países, así como dotar a los policías de tránsito de los conocimientos y la educación para vigilar y hacer cumplir todas las partes de esta Ley a los conductores. No solo cambiar el color y la forma del uniforme.

En conclusión, esta nueva Ley de Tránsito ofrece a las autoridades la oportunidad de arreglar el desorden en las principales vías de nuestro país, solamente con vigilar y concientizar a los ciudadanos que su violación conlleva drásticas sanciones, como sucede en otros países, por ejemplo, en Estados Unidos, donde todos los conductores piensan antes de realizar cualquier maniobra en la vía pública, porque la mínima equivocación conlleva una multa.

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