Kuczynski invitado a la Casa Blanca. Why?

El presidente Trump, debe tener razones poderosas para haber decidido que sea su homólogo peruano, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), el primer mandatario latinoamericano que visite la Casa Blanca luego del impase ocurrido con la cancelada reunión con…

El presidente Trump, debe tener razones poderosas para haber decidido que sea su homólogo peruano, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), el primer mandatario latinoamericano que visite la Casa Blanca luego del impase ocurrido con la cancelada reunión con Enrique Peña Nieto en enero pasado.

Es muy probable que la comunicación con Kuczynski le resulte más fácil que con cualquier otro presidente de la región debido a que este, aparte de haber residido por muchos años en EE.UU., de trabajar para el Banco Mundial y de ser docente de la Universidad de Princeton, conoce muy bien la mentalidad norteamericana pues está casado con la estadounidense Nancy Lange y, hasta antes de las elecciones peruanas del año pasado tuvo la ciudadanía americana, a la que renunció por motivos constitucionales.

Pero existen, en adición a estos factores, otros elementos que a nuestro juicio han propiciado que Trump haya “elegido” a PPK para iniciar un acercamiento con América Latina justo cuando, en un contexto de difícil relación con México, parece haber decidido avanzar hacia otras latitudes en el continente. Veamos solo algunos de ellos:

Esquema de corrupción político-empresarial de Odebrecht

En los últimos meses se ha producido una andanada de noticias referentes a la develación, por iniciativas directas de la justicia de los Estados Unidos, de las profundas implicaciones en actos de corrupción que relacionan a determinados gobiernos o partidos políticos latinoamericanos con sobornos desde una empresa multinacional. Me refiero a la empresa constructora de capital brasileño Odebrecht.

Dentro de ese mega escándalo, que es solo un indicador de la generalidad de muchos procesos en América Latina, el presidente Kuczynski ha sido, sino el único, quizás el presidente que de manera más decidida ha encaminado acciones para esclarecer las implicaciones de este esquema corruptor en el entramado político de su país.

Por supuesto, tiene PPK razones particulares para mostrarse activo frente a este tema pues uno de los principales acusados en Perú es el expresidente Alejandro Toledo, de cuyo gobierno fue Ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros –una especie de primer ministro-, por lo que alejarse de manera contundente de la figura política de su ex jefe es fundamental en este momento.

En contra de Alejandro Toledo–quien podría incluso haber obtenido ya la ciudadanía norteamericana-, ha sido dictado en Perú 18 meses de prisión preventiva, que no ha podido ejecutarse pues vive actualmente en territorio norteamericano, California, para ser precisos.

Perú solicitó a Estados Unidos su captura y extradición, sin embargo, aun cuando no tiene Trump la última palabra sobre este tema sino un tribunal federal, las implicaciones políticas de este caso y la decisión de los EE. UU. frente al mismo, de ser Toledo ciudadano norteamericano, podrían crear futuros roces entre Perú y los Estados Unidos, algo que con certeza no le haría bien a la imagen de Washington en Latinoamérica, pero que tampoco Kuczynski desearía para sus relaciones con el norte.

De modo que con esta invitación los Estados Unidos reconocen a Kuczynski como un virtual socio en la lucha contra la corrupción político-empresarial, pero al mismo tiempo crean el escenario para adelantarse a cualquier acontecimiento desafortunado con relación a la petición de extradición del expresidente Toledo.

Relaciones comerciales y geopolíticas. ¿Por qué Perú?

Perú pertenece al partenariado de la Alianza del Pacífico (AP), esquema de integración con mayores coincidencias a los intereses de los Estados Unidos en Latinoamérica. Los demás Estados miembros de la AP son Chile, Colombia y México.

En cuanto a México, como es sabido, hace unas semanas se abortó una reunión prevista entre los presidentes Peña Nieto y Trump por desacuerdos derivados de la amenaza de Washington de erigir un muro en la frontera sur de los Estados Unidos. Otros elementos son motivo de disputa actualmente entre ambos países, como por ejemplo la vedada renegociación del TLCAN o NAFTA.

Chile por su parte está a la vuelta de celebrar elecciones en noviembre próximo por lo que parece lógico que, iniciando Trump su periodo de gobierno, decida priorizar sus relaciones con la presidencia de otro país diferente a cuyo presidente le corresponda serlo por un lapso de tiempo muy parecido al que él estará en la Casa Blanca.

En el caso de Colombia, trascendió que Trump invitó a Juan Manuel Santos a la Casa Blanca, sin embargo no se estableció ninguna fecha. Igual, Colombia celebra elecciones presidenciales el próximo año y, aunque los acuerdos de paz del gobierno de Santos con las FARC fueron apoyados decididamente por Obama, no significa que esta sea la misma agenda de Trump para Colombia.

Adicionalmente, existen serios cuestionamientos a personas ligadas a la campaña presidencial de Juan Manuel Santos en cuanto a supuestas contribuciones aportadas por el esquema de corrupción de Odebrecht a su favor.

En lo que se refiere a Brasil, que no es parte de la AP pero sí lo es de MERCOSUR y de UNASUR, aparte del cuestionado proceso que llevó al presidente actual Michel Temer al poder, ha sido ese país el vórtice en el que florecen las aristas del caso de corrupción denominado “Lava Jato” con la empresa Odebrecht como gestor de actos de corrupción en los que son cuestionados personas de todas las esferas de poder.

El gobierno de Kuczynski, por su parte, inició en julio pasado por cinco años, de modo que cuando termine el gobierno de Trump, todavía el de PPK no lo hará en Perú hasta unos meses más tarde, algo que es importante para la coordinación de estrategias conjuntas de largo plazo.

Por otra parte, Perú, México y Chile son los únicos países de Latinoamérica que participan en el moribundo Tratado Transpacífico de Comercio (TPP). Trump ha retirado a los Estados Unidos del TPP y ha dicho que priorizará los acuerdos bilaterales de comercio, por lo que, basados en los elementos que cito acerca de México y Chile, y teniendo los Estados Unidos un Acuerdo de Libre Comercio con Perú vigente desde el 2009, podría ser la oportunidad de relanzar sus relaciones económicas, diezmadas luego de que China se convirtiera en el primer socio comercial del Perú a partir del 2011.

El factor China en Latinoamérica

En el año 2014 el comercio de la región latinoamericana con China ascendió a la astronómica cifra de US$ 254,000 millones de dólares. Para ese mismo año el gigante asiático adquirió la mina de cobre Las Bambas en Perú por un costo cercano a US$ 6,000 millones de dólares.

Son Perú, Brasil y Venezuela los principales destinos de la inversión extranjera directa de China en la región, e igualmente son Venezuela, Perú y Chile los principales países exportadores de América Latina a China.

Más de 170 empresas de China tienen presencia decisiva en la economía de Perú, en donde incluso se aperturó hace unos años la primera sucursal del Bank of China en América del Sur.

Con la decisión de Trump de retirar a los EE. UU. del TPP ha sido Perú y su presidente actual Pedro Pablo Kuczynski el principal país en promover la idea de un “TPP sin Estados Unidos” pero que tenga como novedad la participación de China, que no forma parte del acuerdo original.

De modo que Perú no es solo el principal socio comercial actual de China en América Latina sino también uno o quizás el primer socio político del gigante asiático en la región, que puede contribuir no solamente a la entronización de China como líder en Latinoamérica sino también al afianzamiento y fortaleza de su liderazgo en Asia y en el comercio global.

Este solo elemento es motivo suficiente para que Trump se interese en Perú. A Estados Unidos no debe hacerle gracia alguna que a China le haya tomado tan solo 20 años desplazarlo, no solo a él sino también a Japón, como socio estratégico de gran parte de la región.

De hecho es esta visita una oportunidad de oro para los planes económicos y políticos del Perú en relación a su liderazgo en América Latina y a sus relaciones con los Estados Unidos –o con China- lo que no significa que lo sea igualmente para el resto de países latinoamericanos pues Kuczynski naturalmente siempre priorizará los intereses nacionales de su país frente a las aspiraciones de la región, aun sean estas legítimas.

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