Santiago. El local que hace dos años comenzó a levantar la alcaldía de Santiago para alojar a los 125 vendedores del mercado de Pekín lleva doce meses en total abandono.El edificio de dos niveles, que se encuentra en una etapa de conclusión de un 80 por ciento, es utilizado por consumidores de drogas como albergue.
Además, el hedor que emanan las heces y el hacinamiento en que permanecen algunos vendedores, ha disminuido drásticamente la afluencia de compradores. Las ratas y otras alimañas proliferan en toda la edificación.
Los tarantines habilitados para poder continuar operando, ocupan prácticamente una parte de la vía, lo que dificulta el tránsito vehicular.
“El alcalde Abel Martínez ni siquiera ha pasado por este lugar y nos tiene abandonados”, expresó Iluminada Tineo, propietaria de un puesto de ventas de gallinas y pollos.
Reclamos municipales
El pasado jueves, los vendedores decidieron manifestarse con una protesta y la quema de neumáticos en la calle principal de Pekín para llamar la atención de las autoridades municipales.
Tineo dice que muchos de los interesados en adquirir los productos se resisten a entrar a los tarantines que ocupan, debido a la falta de mantenimiento y hedor.
Carlos Manuel Grullón, otro de los buhoneros del mercado de Pekín informó que los trabajos de construcción del edificio fueron detenidos desde el mes de abril del 2016 y desde entonces no se ha puesto un block.
“Los ratones se pasean por aquí y no sabemos qué hacer para llamar la atención del alcalde Abel Martínez”, expresó Grullón al hablar con reporteros de elCaribe. Informó que para la próxima semana tienen previsto nuevas jornadas de lucha para sensibilizar a las autoridades.
Construcción inició hace 22 meses
La construcción del mercado de Pekín se inició en marzo del 2015 por la pasada gestión de Gilberto Serulle.
Para levantar la obra con recursos del cabildo, se acordó que los vendedores en vez de los 300 pesos que hasta la fecha pagaban, cuando estén listos los trabajos y comiencen a operar con normalidad, la cifra será de 600. Los buhoneros esperan por el espacio.
