Hasta donde puedas…

Dar lo mejor a los hijos es algo que muchos padres, dentro de su deber, tratan de hacer con su familia, produciendo en ocasiones una disyuntiva entre lo que se quiere y la realidad económica que se vive. Esto empuja a los padres a buscar alternativas&#82

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Dar lo mejor a los hijos y dotar de cosas que  ellos carecieron, es algo que muchos padres, dentro de su deber como tales, tratan de hacer con su familia, produciendo en ocasiones una disyuntiva entre lo que se quiere y la realidad económica de…

Dar lo mejor a los hijos es algo que muchos padres, dentro de su deber, tratan de hacer con su familia, produciendo en ocasiones una disyuntiva entre lo que se quiere y la realidad económica que se vive. Esto empuja a los padres a buscar alternativas que generen más ingresos, trayendo como consecuencia menos tiempo disponible para los suyos. Las necesidades básicas como vivienda, alimentación, salud y escolaridad, deben estar acordes con la realidad que vive cada familia en base a sus ingresos económicos. Intentar dar más de lo que está al alcance, se convierte en un problema para todos los miembros que conforman la misma. Por ejemplo, tener una casa, pagar un colegio o poseer un vehículo, cuando es algo que no se tiene capacidad económica para mantener, trae consigo que los individuos se formen con una falsa condición socio-económica, la cual conduce a que no logren una identidad adecuada, a través de la cual, una vez adultos, sepan aceptar lo que verdaderamente son. Tengo la experiencia de hogares que año tras año tienen que someterse a préstamos para el pago de los colegios de sus hijos o universidades, precisamente por colocarlos por encima de lo que está a su disponibilidad, por el solo hecho de “dar lo mejor”. Lo que significa que, más que esto último, es importante crearles conciencia desde pequeños de hasta dónde, como responsables de su formación, se puede llegar; que una buena educación no se mide por el precio del lugar donde se estudia, sino por la calidad del mismo, la cual no necesariamente la establece la cuota a pagar. Una problemática que se da mucho en nuestra sociedad es la aceptación de cuándo las circunstancias económicas no permiten mantener el estatus al cual se está acostumbrado. Comúnmente, en vez de explicar a la familia que las cosas hay que cambiarlas porque los ingresos han descendido de forma tal que es necesario hacer una reestructuración de todo en el hogar, se tiende a maquillar la realidad entrando en negación de la misma, colocando a los hijos en una especie de limbo, del cual luego les es difícil salir. En una familia sana, debe de haber una verdadera aceptación de la realidad en la cual se vive. Con esto, aseguras el futuro de una buena salud mental de sus miembros.

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Dar lo mejor a los hijos y dotar de cosas que  ellos carecieron, es algo que muchos padres, dentro de su deber como tales, tratan de hacer con su familia, produciendo en ocasiones una disyuntiva entre lo que se quiere y la realidad económica de la misma. Esta meta empuja a los progenitores a buscar más alternativas que generen más ingresos, trayendo como consecuencia menos tiempo disponible para los suyos. Las necesidades básicas, tales como vivienda, alimentación, salud, escolaridad, entre otras, deben estar acordes con la realidad que vive cada familia en base a sus ingresos económicos. Intentar dar más de lo que está a tu alcance, se convierte en un problema para todos los miembros que conforman la misma. Por ejemplo, tener una casa, pagar un colegio o poseer un vehículo, algo que no tienes capacidad económica para mantener, trae consigo que los individuos se formen con una falsa condición socioeconómica, la cual conduce al no logro de una identidad adecuada, a través de la cual, una vez adultos, sepan aceptar lo que verdaderamente son. Tengo la experiencia de hogares que año tras año tienen que someterse a préstamos para el pago de los colegios de sus hijos o universidades, precisamente por colocarlos por encima de lo que está a su disponibilidad, por el solo hecho de “dar lo mejor”. Lo que significa que, más que esto último, es importante crearles conciencia desde pequeños de hasta dónde, como responsables de su formación, se puede llegar, que una buena educación no se mide por el precio del lugar donde se estudia, sino por la calidad del mismo, la cual no necesariamente la establece la cuota a pagar. Una problemática que se da mucho en nuestra sociedad es la aceptación de cuándo la circunstancias económicas no permiten mantener el estatus al cual se está acostumbrado. Comúnmente, en vez de explicar a la familia que las cosas hay que cambiarlas porque los ingresos han descendido de forma tal que es necesario hacer una reestructuración de todo en el hogar, se tiende a maquillar la realidad entrando en negación de la misma, colocando a los hijos en una especie de limbo, del cual luego les es difícil salir. Para una familia sana, debe de haber una verdadera aceptación de la realidad en la cual se vive. Con esto, aseguras el futuro de una buena salud mental de sus miembros.

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