Más allá de los imputables

La acción pública está en movimiento desde que Odebrecht confesó que utilizó 92 millones de dólares en sobornos para agenciarse contratos de obras en la República Dominicana, igual que en otros países.

La acción pública está en movimiento desde que Odebrecht confesó que utilizó 92 millones de dólares en sobornos para agenciarse contratos de obras en la República Dominicana, igual que en otros países. El Ministerio Público presentó ante un tribunal un acuerdo mediante el cual buscaba una conciliación con base al pago del duplo del monto de los sobornos, que el juez declaró inadmisible en el entendido de que el procedimiento utilizado no fue el adecuado.

El movimiento social presiona para que los favorecidos del cohecho sean procesados, lo que es justo. Asimismo, en forma alguna el acuerdo judicial con la empresa no debe exonerar de responsabilidades a ningún implicado.

Mientras el movimiento cobra cuerpo, en cierto entorno partidario, particularmente algunos diputados, claman porque el presidente de la República sea “enjuiciado”. Hasta ahora sólo el Ministerio Público maneja los elementos que pudieran considerarse evidencias específicas que permitan enjuiciar a pasados o actuales funcionarios.

Ha habido insinuaciones orladas por una manifiesta ansia de atraer al Presidente de la República a la red de los pescadores en río revuelto. Se dirá: “Es parte del juego político”, pero es un juego peligroso que aún no se asienta en elementos probatorios y ni siquiera en declaraciones firmes. Ningún hecho concreto que dé pábulo a una iniciativa judicial contra el mandatario. El más enérgico acusador dice: “Yo acuso”, pero de entrada reconoce que no posee “ningún cheque, vídeo o confesión secreta” para formalizar una acusación.
¿Por qué irse al extremo? Al juego del “juicio político”.

Hasta ahora, nada imputable al Presidente Medina. Siendo así, los auspiciadores de procesarlo deben ser cautos. Y no dar la sensación de que se busca alentar un estado de intranquilidad.

Es necesario que ante el escándalo haya justicia, que nada quede impune, y que los culpables paguen por sus hechos. Pretender sobrepasarse con propósitos políticamente convenientes, más allá de quienes resulten imputables, es desvirtuar la verdadera aspiración de la sociedad.

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