Partidocracia

Si se viene a ver, tomando en cuenta las revelaciones de Nuria Piera, Yolanda Martínez, presidenta del Consejo Directivo de Pro Competencia, ha hecho lo acostumbrado en el marco de nuestra Partidocracia. Los funcionarios designados en puestos altos&#8230

Partidocracia

Nuestros medios analizan la derrota del PRD en las principales asociaciones profesionales versus el ampliado poder del PLD, correctamente. Merece tratarse también el fenómeno de que partidos políticos controlen gremios y hasta la UASD. ¿Es social&#823

Partidocracia II

En República Dominicana el gobierno es el mayor empleador y dinamizador económico. Desde siempre nuestros políticos se agencian los entes públicos para garantizar su empleo y el de su militancia. La política está afianzada como principal medio&#8230

Partidocracia

Para que engañarse con que los políticos cedan instituciones políticas a figuras no partidistas, si antes que democracia somos partidocracia. La partidocracia, no la meritocracia, determina quién sirve en el Estado, como apuntó una vez el expresident

Si se viene a ver, tomando en cuenta las revelaciones de Nuria Piera, Yolanda Martínez, presidenta del Consejo Directivo de Pro Competencia, ha hecho lo acostumbrado en el marco de nuestra Partidocracia. Los funcionarios designados en puestos altos favorecen a amigos y relacionados a su libre discreción. Es algo que incluso como sociedad justificamos. Si tengo un “enllave” en un puesto público relevante éste debe “ayudarme” favoreciéndome con un empleo aun no esté probadamente calificado para desempeñarlo. Los trabajos en el Estado no son necesariamente para los más competentes sino para los más “pegados”, sea por militancia política, amiguismo o familiaridad. Esa es la generalizada realidad de la administración pública, que tira por la borda toda aspiración de mínima institucionalidad.

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Nuestros medios analizan la derrota del PRD en las principales asociaciones profesionales versus el ampliado poder del PLD, correctamente. Merece tratarse también el fenómeno de que partidos políticos controlen gremios y hasta la UASD. ¿Es social e institucionalmente saludable? ¿Favorece la competencia profesional en base al mérito o  apuntala privilegios y clientelismo? Es una realidad patente que somos un país altamente politizado. Basta ver la militancia de los partidos para no guardar duda de que somos partidocracia primero que democracia. Al propio tiempo, ese es un estado social mórbido, no debe ser considerado nunca lo natural ni normal. La partidocracia nos condena al atraso y debemos cuestionarla permanentemente. Dejar de verla como un destino inmodificable.

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En República Dominicana el gobierno es el mayor empleador y dinamizador económico. Desde siempre nuestros políticos se agencian los entes públicos para garantizar su empleo y el de su militancia. La política está afianzada como principal medio de movilidad social. No marcha bien ninguna sociedad con mucha gente adquiriendo riqueza y poder, no en función de méritos propios, sino de vínculos político-partidarios. Aunque hasta ahora ese orden-desorden ha sustentado la gobernabilidad, llega el tiempo de preguntarnos hasta cuándo será sostenible. Aflora una juventud crítica de la partidocracia que dispone de oportunidades que corresponden a todos los dominicanos y conculca el derecho a una competencia social en equidad.

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Para que engañarse con que los políticos cedan instituciones políticas a figuras no partidistas, si antes que democracia somos partidocracia. La partidocracia, no la meritocracia, determina quién sirve en el Estado, como apuntó una vez el expresidente Leonel Fernández hablando en un acto en la PUCMM. Esa realidad está por encima de aspiraciones de la sociedad civil, teorías o leyes. La institucionalidad es una ilusión. Así, no debe extrañar que la partidocracia moldeara la elección del Defensor del Pueblo. Qué otra cosa podía suceder, nadie se aplica harakiri, menos los partidos políticos. Mirando el lado “bueno”, los repartos que hacen entre ellos de las posiciones públicas, han sostenido la gobernabilidad. Hasta ahora.

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