Raylin Romero: el éxito llega cuando creemos en nosotros mismos

A sus 22 años, Raylin Romero ha acumulado experiencia suficiente para redoblar esa edad. Es barahonero de nacimiento y un emprendedor nato.

A sus 22 años, Raylin Romero ha acumulado experiencia suficiente para redoblar esa edad. Es barahonero de nacimiento y un emprendedor nato.Ha sabido combinar tres grandes pasiones: el surf, el trabajo con piedras larimar y el ecoturismo. Está orgulloso de hacerlo. De eso se mantiene económicamente y está dispuesto a inyectarle más energías a esas tres actividades.

El surf (algo así como navegar) es un deporte que consiste en deslizarse y hacer giros en una ola de pie sobre una tabla. En eso Raylin “se defiende” bastante, porque está acostumbrado a lidiar cada día dentro del mar. “Todo empezó desde que yo tenía ocho años con la experiencia del surfing. Inicié practicando el deporte con un norteamericano que llegó aquí, para años después crear la primera escuela profesional de surfistas en la comunidad de Los Patos, Barahona”, le dice Raylin al equipo de prensa del periódico elCaribe.

En la zona costera de San Rafael, donde está ubicado, ofrece servicios de alquiler de tablas de surfear, vende piedras de larimar y organiza eventos ecoturísticos, entre otros. “El éxito llega cuando creemos en nosotros mismos y amamos lo que hacemos”, dice el emprendedor de Barahona, sentado a una distancia prudente de donde su madre Elisa Féliz prepara un pescado bien fresco.

“Mi mamá no tenía trabajo pero ahora posee su propio negocio de comida. Usamos la escuela de surfing como una oportunidad para ella. Ahora ella sostiene la familia a través de esa oportunidad. Eso es lo que trato de hacer. Abrir oportunidades no solamente para las personas de San Rafael, sino también de otras comunidades”, indica Raylin, dando un salto de aquí para allá y de allá para acá en la conversación. Es una persona bien enterada y dialogar con él no resulta pesado. Raylin es estudiante de la carrera de Turismo en la Universidad Católica Tecnológica de Barahona (Ucateba).

“Un día participé en un concurso nacional de jóvenes emprendedores, del Cuerpo de Paz de Estados Unidos (aquí en mi país), que se llamaba Construye tus sueños. Ahí presenté mi plan de negocios con el surfing y de ahí decidí hacer mi sueño sostenible”, rememora con interés. Cuenta que se involucra también en la preparación de casas de campaña y fogatas. Son actividades totalmente locales, manejadas por él.

24 horas que rinden

Raylin es de esas personas a las que el tiempo les alcanza para todo. Tiene un grupo de jóvenes denominado “Brigada Verde”, que contribuye con la reforestación de las cabezas de ríos y con la impartición de charlas sobre medio ambiente.

“Lo que les digo a los jóvenes es que si podemos tener una playa limpia podemos aprovechar una actividad que es importante… el ecoturismo. Y eso, a la vez deja beneficios económicos”, indica.

“Te puedo decir que con la parte técnica y con la asesoría sobre pequeña y mediana empresa que obtuve pude formalizar mi negocio. Es una empresa familiar. Conmigo trabaja mi madre, mi hermana y otros cinco jóvenes de la comunidad”, asegura.
Y agrega que su contribución comunitaria (eso que las grandes empresas denominan capítulo de responsabilidad social) es impartir lecciones de surf a 36 jóvenes de su comunidad.

“Ya hay tres jóvenes que están en capacidad de impartir lecciones de surf”, plantea, poco antes de que se asomen el estudiante Santiago Cuevas y Marcos Cuevas, su hermano. Son dos pequeños enamorados del deporte del mar, a los que les falta mucho para alcanzar la mayoría de edad. Eso no les impide surfear.

El proyecto de Raylin es uno que tiene como misión aportarle a la comunidad y a los jóvenes que van “subiendo”, expresa. “Pero también con la ayuda técnica vi una oportunidad de hacer esto sostenible, sin tener que ponerme a pedirle dinero a nadie”, expone con orgullo.

¿Te resulta rentable todo lo que haces… todas estas actividades que llevas de manera complementaria y conjunta?, pregunta elCaribe.

Su respuesta es esta: “Bueno, diría que sí, porque como visionario que soy veo un futuro potencial. Cuando uno mira las cosas a largo plazo las cosas no vienen de una vez. Lo primero que veo es la importancia de la capacitación para jóvenes de mi comunidad, porque para trabajar es mejor si tenemos más personas preparadas”. Raylin pide a las autoridades del Gobierno y a los inversionistas privados colocar más el ojo en la zona de Barahona. “Tenemos potencial pero no nos llega nada concreto”, expresa.

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