¿Escalamiento o jugada interna?

Mientras el presidente estadounidense Donald Trump dialogaba con el presidente chino Xi Jinping, en la suntuosa residencia de La Florida, muy distante de la formalidad de la Casa Blanca, se desarrollaba el ataque contra posiciones sirias. El objetivo&#823

Mientras el presidente estadounidense Donald Trump dialogaba con el presidente chino Xi Jinping, en la suntuosa residencia de La Florida, muy distante de la formalidad de la Casa Blanca, se desarrollaba el ataque contra posiciones sirias. El objetivo de ese ataque no parece estar en el Oriente Medio, sino en Washington.

Para nadie es extraño que la administración Trump está sometida a fuertes cuestionamientos por los vínculos de varios de sus allegados y funcionarios con agentes y representantes rusos.

Es una prioridad de Trump salir de ese atolladero. Las muertes de decenas de niños en Siria a consecuencia de sustancias químicas, de lo cual se culpa al gobierno del rey Bashar al Assad fue la excusa perfecta para intervenir en el conflicto que abate a ese país. La versión oficial es que las sustancias estaban bajo dominio insurgente y que durante un bombardeo de las fuerzas leales al rey a posiciones enemigas apoyadas por EEUU explotaron y provocaron el desastre. Es decir, habría sido un daño colateral.

EEUU y Rusia tienen un acuerdo de colaboración para derrotar al Estado Islámico. Incluye intercambio de información y seguridad en el espacio aéreo. Pero difieren en cuanto a la gobernabilidad en Siria. Rusia respalda al rey Assad y EEUU a rebeldes prooccidentales.

El ataque aéreo de EEUU contra la base de las Fuerzas Armadas de Siria en la provincia de Homs, que cobró la vida de nueve personas, entre ellas cuatro menores de edad, más decenas de heridos y “enormes daños materiales”, deja esos acuerdos en bandolera y plantea interrogantes acerca del curso de la guerra en ese país, con presencia de agentes y armamentos rusos e iraníes, que también hacen causa común con Assad.

Mientras, el presidente Trump logra desviar la mirada de su país hacia el exterior, envía un mensaje de distancia y potencial confrontación con Rusia y se quita el sambenito del involucramiento de agentes rusos a su favor en la campaña electoral.

De paso, con su acción estropea a su invitado: Xi Jinping, cuya presencia pasó a segundo plano, como si lo tuviera a menos.

¿Estamos ante una escalada de guerra o ante una acción limitada con un propósito interno?

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