Esta sociedad que componemos está llena de instituciones y personalidades autoritarias. Desde el hogar, la escuela, los centros sociales, los funcionarios públicos, las agencias de servicio, inclusive aquellas encargadas de mantener el orden social que saben que la represión legal que ejercen tiene que ser respetuosa de las leyes y de los derechos ciudadanos, en su gran mayoría parecen preferir como sus autoridades formales a los energúmenos y a los trogloditas sobre la gente comedida, respetuosa y servicial.
Padres y madres que reparten golpes y castigos, pero nunca nadie ni el o la consorte, ni pariente ni vecino denuncia ese trato vejatorio y de maltrato infantil o del menor de edad a la Fiscalía, maestros que dan cocotazos, ponen castigos y agreden con frases hirientes a sus alumnos. Oficiales de servicios públicos que entregan prioridades entre sus atendidos si le dan propinas.
Hace unos pocos días leí unas declaraciones del Jefe de la Policía, de seguro afectado porque la inauguración del sistema 911 se manchó con decenas de miles de llamadas de necios, que merecen ser identificados y, si han violado alguna ley, sometidos a la Justicia. Su enojo, sin embargo, lo llevó a hablar indebidamente, y a hacer inferencias sobre bases defectuosas.
Se me ocurrió pensar que el Jefe de la Policía parece suponer que los servicios telefónicos prepagados son producto inventado por maleantes para obtener un mecanismo de comunicación telefónica sumergida, escondida o ilegal, cuando la verdad es que fueron introducidos por las empresas telefónicas para ensanchar su mercado hacia las clases populares que no tenían en el momento de su introducción, poder financiero para solventar los requerimientos contractuales del celular regular de paga mínima mensual más sobreuso. Para ese segmento de mercado, el celular es sin dudas su instrumento más valioso.
No aparece ninguna referencia a lo más obvio; es decir, a que ese desborde de ganas de insultar, amenazar y molestar a los operadores del sistema 911 es un síntoma de algo que debería estar entre sus principales ocupaciones. Talvez al menos preguntarse, ¿por qué alguien nos agrede a escondidas? La respuesta más obvia es porque pensaban salirse con la suya, que como parece lograron, pues la policía solo consiguió identificar 394 sujetos de 45,230 llamadas. En todo caso, suponiendo que las llamadas todas fueron de diferentes teléfonos, los molestosos representan un máximo de 4.52 por ciento del parque de teléfonos nacionales pero menos de un 1.0 por ciento de las llamadas. Alégrese, señor Jefe de la Policía Nacional, más del 99.0 por ciento de las llamadas recibidas fueron propias del servicio.