El lobo que llevamos dentro…

El pasado martes, mientras todavía dormían los residentes de una pequeña localidad del noroeste de Siria, ocurrió una estruendosa explosión, producida por una bomba de la aviación siria. Lo ocurrido aquella madrugada en esa pequeña ciudad de…

El pasado martes, mientras todavía dormían los residentes de una pequeña localidad del noroeste de Siria, ocurrió una estruendosa explosión, producida por una bomba de la aviación siria. Lo ocurrido aquella madrugada en esa pequeña ciudad de la provincia rebelde Idlib fue divulgado extensamente por la prensa internacional. “Cientos sufrieron los síntomas consistentes a una reacción a un agente neurotóxico,” cuyos “síntomas incluyen el enrojecimiento de los ojos, la secreción de espuma por la boca, pupilas contraídas, color azulado de la piel y los labios, severa dificultad para respirar, y asfixia.” El jefe de un servicio de ambulancia le informó a la cadena de noticias BBC, “escuché sobre el ataque a las 6,45 minutos y cuando los paramédicos llegaron al lugar 20 minutos después, encontraron a la gente, muchos de ellos niños, asfixiándose en la calle.” No había concluido la controversia causada por el ataque químico, ni terminada la semana, cuando una bomba colocada al borde de una carretera de Alepo impactó unos autobuses, atiborrados de niños, y mujeres chiíes. Lo que comenzó como un viaje hacia un lugar más seguro, terminó con la recuperación de 126 cadáveres, incluyendo los de 68 niños.

Estos hechos nos hacen rememorar las palabras del general Sherman, durante la guerra civil norteamericana, “la guerra es crueldad.” Siendo así, la lógica de la crueldad lleva a muchos a actuar impulsados por un odio profundo, corrosivo que desfigura su humanidad. Desfiguración ilustrada por Pablo Picasso, en su lienzo Guernica, pintado en tonos grises, negros y blancos, en ocasión de otro bombardeo, el de la localidad vasca de Guernica, en junio de 1937. El lienzo de Picasso es una denuncia al lobo que llevamos los hombres dentro. Siendo así, en el mismo abundan las figuras deformadas y rotas de seres humanos y animales, que si bien, de acuerdo algunos críticos, podrían exhibir un cierto orden, en realidad describen el caos que representan la guerras…Es imposible describir todo el simbolismo de esta obra de gran formato. Cabe señalar, como ilustración, la figura de una madre, como cualquiera de las que iban en el autobús que partía de Alepo, “con la cara vuelta hacia el cielo, en un ademán, o grito de dolor…Sostien(do) en sus brazos a su hijo ya muerto. Los ojos del niño carecen de pupilas,” pues no las necesita… Debajo de esta pareja figura un guerrero muerto. “En realidad, sólo aparecen los restos de la cabeza, brazo …derecho y antebrazo izquierdo. Un brazo tiene la mano extendida. El otro brazo sostiene una espada rota y una flor…” El próximo mes de junio, el cuadro del pintor malagueño cumplirá ochenta años, tiempo durante el cual los hombres no hemos cesado de dejar salir el lobo que llevamos dentro….

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