¡No te confundas!

Hay momentos donde las circunstancias, las evidencias y el dolor silenciado por la culpa o la dignidad, se convierten en un peso imposible de llevar. Parecería que todo, todo, todo, te dice que sí, que debes rendirte, que eres humano, que la resignació

No te confundas

“ Mas, ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!” (Mateo 24:19) “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y…

Hay momentos donde las circunstancias, las evidencias y el dolor silenciado por la culpa o la dignidad, se convierten en un peso imposible de llevar. Parecería que todo, todo, todo, te dice que sí, que debes rendirte, que eres humano, que la resignación es la vía, que estás justificado a soltarlo todo, porque hasta aquí estuvo bien luchar; que demasiado lejos has llegado y que lo que realmente importa no es llegar, sino haber luchado dignamente, que es suficiente con sentir que lo intentaste todo, y que no es necesaria una victoria. A tal punto de llegar a creer que quizás Dios lo quiso así… No obstante, quiero decirte, que nada de eso invalidará Su promesa: ¡“Aquel que la buena obra empezó, será fiel en completarla!” 

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“ Mas, ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!” (Mateo 24:19) “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20) Hago mención de estas citas bíblicas, basada en la convicción de que la misma da respuesta y antecede a circunstancias inimaginables en las que actualmente vive la humanidad. Es innegable cómo un libro escrito miles de años atrás puede tener verdades tan frescas y responde a tantas interrogantes que hoy día el hombre no puede descifrar. La ciencia, en muchísimos aspectos ha podido entender cómo, a través de este Libro, les confirma descubrimientos recién hechos, basados todos, claro está, en el método científico. Son muchas las madres jóvenes que se me acercan o me escriben buscando soporte y orientación en la forma más adecuada para manejarse en la formación de sus hijos. Uno de los mayores cuestionamientos, especialmente aquellas que tienen niños que ya hacen preguntas en cuanto a lo que es correcto o incorrecto y a una serie de “por qué esto o lo otro”, es cómo responderles si hay una total discordancia entre la formación que se intenta dar en el hogar con la que se está ofreciendo fuera del mismo. Para ello, es necesario que los padres mantengan posturas firmes, centrados en valores morales, espirituales, sociales y, de manera continua, defenderlos y explicarlos, para que prime lo que se quiere dejar como enseñanza a sus hijos. La lucha es muy compleja, ya que tenemos una serie de, si así se podría llamar, “interferencias permanentes”, a través de los medios de comunicación, los cuales llegan a todas las clases sociales y, podríamos decir a todas las edades, ya que basta mirar alrededor para ver a cualquier niño de 4 ó 5 años con un aparato en la mano que le facilita información, la cual puede ser contaminante, aun en las dirigidas precisamente a niños, utilizadas para distorsión de lo que, como iniciamos citando, es correcto o incorrecto. Es por esto, que cada día entiendo que es más que necesario que se mantengan estos espacios a través de los cuales se pueda aportar granitos de arena en pos de mantener en integridad la base principal de la sociedad, la familia.

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