Abril del ‘65 y un millón de vivencias

Abrigo el criterio de que la Revolución de Abril y el golpe de Estado del ’63 contra Bosch y la democracia dominicana, se iniciaron el 28 de diciembre (coincidencialmente día de los Santos Inocentes) del 1962, con el asesinato del General del…

Abrigo el criterio de que la Revolución de Abril y el golpe de Estado del ’63 contra Bosch y la democracia dominicana, se iniciaron el 28 de diciembre (coincidencialmente día de los Santos Inocentes) del 1962, con el asesinato del General del Ejército Miguel Francisco Rodríguez Reyes.

Fuerzas oscuras del exterior se combinaron con poderes golpistas dominicanos, para socavar el arreglo de Juan Bosch con este oficial, quien sería su Ministro de las Fuerzas Armadas en el gobierno que habría de iniciarse el 27 de febrero del año siguiente.

El movimiento de Abril del ’65 es consecuencia del más grave atentado contra la democracia dominicana, con la interrupción de una esperanza de libertades y derechos, no conocidos por el pueblo dominicano, víctima de una cruenta tiranía que castró generaciones completas.

Las maquinaciones de un influyente sector de la Iglesia católica, que temieron que el liberalismo de Bosch atentara contra sus intereses, la hicieron unir fuerzas con empresarios de la cúpula de entonces, con sectores políticos que adversaban a Bosch, con el grupo militar influido por el Military Assistance Advisory Group (MAAG), y las organizaciones sociales que extraviaron el norte y que su ceguera de objetivos les hicieron solidarizarse con el objetivo de derrocar el gobierno del PRD del 1963.

Un Trujillo muerto pero aún influyendo puntualmente en la vida nacional, el desastre administrativo, la rampante corrupción y la pérdida absoluta de la institucionalidad, fueron consecuencias directas de esos despropósitos.

El MAAG fue un brazo del Pentágono de los Estados Unidos, constituido como vía para facilitar asistencia a los gobiernos del mundo, entre 1940 y 1970, con gran responsabilidad en acciones más allá de lo militar. Los archivos desbloqueados, dan cuenta de sus actividades.

La abierta conspiración, coordinada en una vivienda del Ensanche Isabelita, del lado oriental del Ozama en Santo Domingo, mezcló civiles indignados y dispuestos, con militares en rebeldía, ambos con plena conciencia de los riesgos, unos dispuestos a romper con los esquemas de secuestro de la democracia dominicana y militares que entendían que las rutas que les obligaban a transitar, solo conducían a la destrucción de las Fuerzas Armadas.

Entiéndase que “los guardias” constituyen el grupo social de más conciencia de clase y más compromiso con ella.

La repartición de armas, desde camiones Catarey, fue considerado desde el principio, aún antes del fatídico 28 de abril, cuando el ejército americano invadió la República Dominicana bajo una lluvia de pretextos y mentiras, como fuerza de “pacificación” neutral??, para “limpiar de comunistas” un movimiento constitucionalista con intentos de neutralizar el Golpe de 19 meses antes y donde todas clases sociales, en mayor o menor grado, participaron. La República Dominicana nunca más fue igual, con efectos concentrados en la Capital. l

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