Rápidos y Furiosos 8

Rápidos y furiosos en su octava entrega se inscribe dentro de las llamadas cine-series, así como son las del Agente 007 James Bond. Algunos elementos que les sirven de anclas con el público es la variedad de locaciones con absoluta recreación…

Rápidos y furiosos en su octava entrega se inscribe dentro de las llamadas cine-series, así como son las del Agente 007 James Bond. Algunos elementos que les sirven de anclas con el público es la variedad de locaciones con absoluta recreación turística, asimismo tienen en común el contrapunto entre escenas de violencia y humor en escenarios versátiles y con cambios constantes en el movimiento de la cámara, también la presencia de colores fuertes y diversos, música y personas muy alegres con escenas sugestivas de caricias amorosas. En el contexto, puramente ideológico, el protagonista es icónico, un todopoderoso que vale por mil, paradigma de la valentía y hombría de un hombre de su tiempo que navega en un mundo dividido (con Bond era la Guerra Fría, con este otro Dominic Toretto es el terrorismo), y que es capaz como el que más a salvarnos del imperio del “mal” él solito. Que es el derrotero que empieza a tomar forma para una serie de 10 películas como han anunciado, se esperan 2 más. La dirección es perfecta al conducir las incoherencias del guion disfrazando con altas dosis de carreras de autos, marca de la saga. El terrorismo es telón de fondo, pero solo eso, una disculpa para hacer andar la “historia”. Lo más destacable es la subtrama (acontecimiento paralelo con alguna relación con el todo), una historia sobre la importancia de la familia (tema central de todas las películas de la serie), que lleva un tratamiento políticamente correcto, sin profundizar. Pues bien, a medidas que sale una nueva, esta supera a la anterior en acciones y destrucción real, masiva y absurda, como es su dudosa lógica narrativa. Todo eso conspira con cualquier señal de seriedad y mucho menos hay espacio para la actuación que no sea la modélica y liquida del cine comercial, “actuación” que viene ejemplificando Vin Diesel con el mismo rostro careta que suele decir sus diálogos con arbitraria insulsez, siempre en frases de efecto, que se nota mucho más toda vez que interactúa en escenas con auténticos actores. Duele ver a Charlize Theron en un rol tan azarosamente cliché, haciendo su papel de villana de la película. El éxito comercial es seguro gracias a la legión de tontos con par de pesos para tirarlos a la basura. Prefiero a James Bond un millón de veces. 

HH Género: Acción. Duración: 136 minutos.

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