En el artículo anterior, referimos las funciones y responsabilidades de un distrito dentro del Sistema Educativo dominicano como órgano de dirección intermedio de un conjunto de escuelas que comparten territorio y condiciones socioculturales. Asimismo, comentamos los avances y desafíos de estas unidades administrativas desde el proceso de modernización iniciado hace una década.
A partir del año 2013, bajo la Estrategia de Formación Continua Centrada en la Escuela, auspiciada por el Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (Inafocam) e implementada por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), a través del Centro de Investigación en Educación y Desarrollo Humano (CIEDHumano), en los distritos educativos 14-02 Cabrera, 16-02 Fantino y 13-01 Montecristi en el Eje Norte, y 10-01 de Villa Mella en Santo Domingo Norte, se ha llevado a cabo un trabajo sistemático e integral hacia la institucionalidad de estas unidades de gestión intermedia. Hemos desarrollado procesos continuos de formación y acompañamiento a todos sus actores (Director y subdirector distrital, técnicos distritales y equipo administrativo) a fin de que la instancia distrital ejerza el liderazgo que le confiere el sistema en cuanto a la mejora de la gestión institucional y pedagógica, y a su vez el avance de las escuelas de su jurisdicción.
En tal sentido, con estos distritos se ha emprendido exitosamente una ruta de trabajo hacia la elaboración e implementación de su Plan Estratégico, medición y caracterización de su clima organizacional, un nuevo manual de puestos, producto de una exhaustiva revisión de los cargos y funciones y una nueva estructura organizacional. Además, se ha integrado un proceso colaborativo y respetuoso de autoevaluación bajo la metodología Common Assessment Framework (CAF) impulsado por el Ministerio de Administración Pública (MAP) para organizaciones públicas, incluyendo el sector de la educación. En fin, la sinergia de todos estos elementos ha creado una fortaleza institucional en la instancia distrital que está posibilitando a su vez la implementación del Modelo de Calidad en numerosos centros educativos públicos.
Ojalá que estos procesos que reenfocan la gestión distrital puedan seguirse replicando a nivel nacional, y que estos distritos, a su vez, puedan ser referentes y orientadores de los demás distritos del país, para que esta importante instancia técnico-administrativa del Sistema Educativo pueda efectivamente contribuir cada vez más con la mejora de la calidad educativa de República Dominicana.
