La respuesta categórica a esa interrogante es sí. Las causas del insomnio son muy diversas pero la dieta está entre ellas. Si nuestro médico descarta detonantes como cambios hormonales, estrés, depresión, ansiedad, entre otros, es muy probable que alimentos o hábitos dietéticos estén detrás de la imposibilidad de lograr una buena noche de sueño. Sin embargo, en sentido general no es común que la clase médica indague esa posibilidad.

En lo particular tengo una experiencia para contar. Entre los años 2010-2012 padecí problemas de sueño. Era algo totalmente sin precedentes y que me restó mucha calidad de vida. Consulté distintos especialistas: ginecólogos, endocrinólogos, quienes me refirieron al psiquiatra al no hallar ninguna causa física que justificara el problema.

El psiquiatra me indicó un ansiolítico en gotas, amén de recomendarme hacer terapia psicológica.

Sin embargo, bajo ciertas consideraciones mías que no viene al caso especificar, no me convenció la idea de que padecía alteraciones psicológicas.

Como en el año 2010 había descubierto alergias alimentarias que sufrí desde mi temprana infancia y tenía nociones sobre la amplia variedad de síntomas que éstas pueden llegar a producir, escudriñé profundamente en el tema, en fuentes internacionales confiables.

Mis averiguaciones apuntaron a la alta probabilidad de que siendo alérgica a la leche, como era, pudiera serlo también al gluten (proteína que se encuentra en el trigo, cebada, centeno y avena y que se cuenta entre los alimentos que causan el 90 % de las alergias alimentarias en el mundo), una de cuyos síntomas era el insomnio.

Decidí iniciar dieta sin gluten y los resultados confirmaron la sospecha. Mi hasta ese momento ignorada intolerancia al gluten era la causa del insomnio. Una vez lo eliminé de mi alimentación volví a dormir como de costumbre.

Alergias alimentarias y ambientales están muy relacionadas con insomnio por las reacciones inmunológicas que desatan y los productos involucrados, entre ellos, la histamina.

Significa que en caso de insomnio crónico, hay que abordar esa posibilidad.

Sin embargo no solamente alergias alimentarias cuentan cuando se trata de insomnio debido a alimentos. Cantidad y horas de consumo de nuestras comidas y bebidas favoritas también entran en juego en la cuestión.

Algunas personas pueden ser muy sensibles a los efectos estimulantes de bebidas como café, té, chocolate, refrescos de cola. Estos pueden permanecer hasta por 12 horas y así afectar la calidad del sueño.

Consumir alcohol 3 horas antes de dormir puede hacernos despertar mucho en medio de la noche y levantarnos somnolientos, sin sentirnos descansados.

Queso, carnes procesadas, comidas muy altas en proteínas, pasteles, bizcochos y otras comidas muy azucaradas también pueden ser elementos contrarios a la calidad de nuestro sueño.

Posted in Edición Impresa, GenteEtiquetas

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas