El PLD no debe olvidar las enseñanzas de Bosch

En el año 2015, en una de mis publicaciones sobre la vida y obra de Juan Bosch, como parte del Programa de Formación Política del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), expresaba que, para abordar este tema había que referirse, necesariamente,&#8

En el año 2015, en una de mis publicaciones sobre la vida y obra de Juan Bosch, como parte del Programa de Formación Política del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), expresaba que, para abordar este tema había que referirse, necesariamente, a la amplia gama de su producción en las áreas de la literatura, la historia, la sociología, la política, entre otras; y la recia solidez moral de Juan Bosch.

Y en ese contexto, escribir sobre cualquiera de los aspectos mencionados implica una gran responsabilidad si se intenta actuar con justicia al referirse a un ser humano de la dimensión histórica del gran maestro de la Política Dominicana.

En la situación actual que estamos viviendo en el país, y al interior del PLD, es muy importante tomar siempre en consideración las enseñanzas del maestro.

Hay que considerar que los partidos políticos en la actualidad han perdido legitimidad en la medida en que las aspiraciones individuales han ido sustituyendo progresivamente los ideales y aspiraciones de hacer realidad proyectos colectivos, dirigidos al bienestar común; expectativas que por décadas constituyeron las máximas aspiraciones de las organizaciones y los partidos políticos de vanguardia, como es el PLD.

Por esas razones, entre otras, queremos recordar que Bosch, al fundar esa organización, definió una modalidad de conducción y liderazgo político fundamentada en varios aspectos: Primero, en el desarrollo de un cuerpo teórico-ideológico que definió el tipo de partido al cual aspiraba y los principios, valores e ideales en los que se fundamentaba su concepción. Segundo, en la formación política continua basada en un programa de educación que combinado con la práctica política orientada cuidadosamente, definiera la acción política de la organización; y tercero, en la capacidad de institucionalizar sus ideas políticas en la formación de una organización partidaria con fuerte base popular.

Resulta relevante el que Bosch se diferenció siempre de la mayoría de los líderes políticos del mundo, contemporáneos y no contemporáneos, por su firme compromiso no sólo con los valores y convicciones ideológicas que asumió, sino con las normas y reglas que rigen esos valores. Durante toda su vida supo mantener una coherencia de pensamiento intachable, a lo largo del tiempo y en relación con sus acciones públicas. Siempre fue coherente entre sus ideales, valores y convicciones, su discurso político y sus acciones en la vida política partidaria y en lo personal.

En esencia, Bosch, como ningún otro dominicano de los siglos XX y XXI asumió y puso en práctica valores de una persona de verdadera e inquebrantable vocación patriótica; de un maestro, promotor de ideas que contribuyeran al desarrollo político de las y los dominicanos.

Por esas razones, entre muchas otras debemos tener presente que, de acuerdo a las enseñanzas del maestro, el populismo, el grupismo, el clientelismo y la demagogia son deformaciones que tenemos que afrontar si queremos ser útiles al pueblo. Si seguimos debilitando nuestra organización, promoviendo acciones que contradicen la Teoría Boschista, difundiendo informaciones que violan la disciplina partidaria y contradicen los principios de nuestro partido, entonces seremos incapaces de seguir siendo la fuerza política mayoritaria del país, en la que el pueblo dominicano ha confiado su futuro en casi dos décadas. Sólo la unidad interna, el respeto a la disciplina partidaria y una dirección política correcta mantendrán la unidad.

Recordemos que “un partido político es el producto de la sociedad en que se halla, pero al mismo tiempo no puede dedicarse sólo a las tareas de cada día, sino que entre sus obligaciones está la de contribuir al desarrollo de la sociedad en la que actúa, y tiene que prepararse para ver con claridad no sólo lo que sucede en torno suyo sino además prever lo que sucederá para evitarlo si está llamado a ser dañino, o acelerarlo si está llamado a serle útil al pueblo” (Juan Bosch).

Por las razones anteriores, queremos concluir este artículo recordando que el maestro Juan Bosch afirmó de manera contundente que “no hay que preocuparse por el partido mientras esté bien dirigido, es decir, mientras no engañe o confunda al pueblo mantendrá su autoridad moral sobre él, y autoridad moral quiere decir política”.

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