Construir nuevas presas o dragar las viejas

Luego de la fuerte sequía sufrida por nuestra región y por nuestra nación durante los años 2013, 2014 y 2015, la cual fue causada por el fenómeno de El Niño y nos dejó sin agua para acueductos y para canales de riego, y luego de las torrenciales&#8

Luego de la fuerte sequía sufrida por nuestra región y por nuestra nación durante los años 2013, 2014 y 2015, la cual fue causada por el fenómeno de El Niño y nos dejó sin agua para acueductos y para canales de riego, y luego de las torrenciales lluvias caídas en nuestra región y en nuestra nación desde finales del año 2016 hasta lo que va del año 2017, las cuales fueron generadas por el fenómeno de La Niña y nos han provocado daños viales por más de 25,000 millones de pesos, hemos dicho y escrito que nuestro país requiere mayores inversiones en la construcción de nuevas represas y en la limpieza de los sedimentos acumulados en nuestras represas en servicio, a los fines de garantizar el almacenamiento del agua caída durante los períodos de lluvias para luego distribuirla racionalmente durante los períodos de sequías, pues el Cambio climático estará cada día más acentuado y producirá largas sequías regionales que serán seguidas por períodos de lluvias torrenciales.

En ese sentido, en la presente semana el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos ha informado a la prensa que tiene en proyecto la construcción de 10 grandes represas para almacenamiento de agua, las cuáles serían Monte Grande, Alto Yuna, Ámina, Joca, Sanate, Chavón, Boba, Yásica, Guayubín y Don Miguel, pero la verdad es que para poder emprender esas importantes obras hidráulicas, muchas de las cuales están en agenda desde hace 25 años, y que entre todas podrían almacenar 1,000 millones de metros cúbicos de agua, el Gobierno debe disponer de al menos 3,000 millones de dólares que hoy no están disponibles en nuestro presupuesto público, y sería muy difícil acceder a préstamos de esa magnitud porque nuestra deuda pública ya alcanza un 50% de nuestro producto interno bruto (PIB), cuando los organismos internacionales recomiendan que el endeudamiento de un país no sobrepase el 25% del PIB, lo que indica que nuestro endeudamiento público ya es el doble de lo aconsejable, y eso nos limita a la hora de buscar préstamos para construir nuevas represas.

Si nuestra deuda pública no fuese superior a los 30,000 millones de dólares entonces lo ideal sería buscar prestados esos 3,000 millones de dólares y construir de inmediato esas 10 grandes represas, porque quienes durante décadas hemos estado realizando estudios para represas de almacenamiento de agua para acueductos, para riego, y para hidrogeneración, sabemos muy bien que todas las represas se pagan solas porque son las obras públicas que cuentan con la mayor tasa interna de retorno de la inversión, y sabemos que todas las represas se pagaron solas en los primeros años de operación porque ellas producen anualmente grandes volúmenes monetarios que nunca han sido especializados para reinversión en el mismo sector, y aunque sabemos que esas inversiones son fundamentales para nuestro desarrollo, debemos admitir que lamentablemente nuestro altísimo nivel de endeudamiento público nos impide construir esas represas.

De ahí que la única opción que tenemos por el momento para almacenar más volúmenes de agua durante los períodos de lluvias es comenzar a dragar los sedimentos almacenados desde hace 40 años en los embalses de nuestras 34 represas, ya que en vista de que esos embalses nunca han sido objeto del necesario programa de dragado de sedimentos, al día de hoy cerca del 40% del volumen originalmente disponible para almacenamiento de agua, que era de 2,500 millones de metros cúbicos de agua, ha sido ocupado por sedimentos arrastrados por los ríos, lo que indica que hemos reducido nuestra capacidad de almacenamiento de agua en cerca de 1,000 millones de metros cúbicos de agua, cantidad que es exactamente igual al volumen de agua que podríamos almacenar con la construcción de las 10 grandes represas que están en la agenda del INDRHI, y aunque lo correcto sería proceder a limpiar todas las represas para aumentar la capacidad de almacenamiento de agua en 1,000 millones de metros cúbicos y al mismo tiempo construir esas 10 nuevas represas para almacenar otros 1,000 millones de metros cúbicos de agua, para contar con un almacenamiento total de 3,500 millones de metros cúbicos de agua, la realidad económica se impone y lo único que podemos hacer es dragar los embalses.

Ojalá que el presidente de la República instruya al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, a la Empresa Generadora Hidroeléctrica Dominicana y al ministerio de Medio Ambiente para que a la mayor brevedad posible se inicie el necesario y urgente programa de dragado de todas las represas de la República Dominicana.l

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