Los días felices se disfrutan con gente buena

I.- El ser humano y sus buenos sentimientosA) Fue necesario que el planeta Tierra se enfriara lo suficiente para ser habitado por la especie humana, como también se sucedieron varios regímenes sociales y económicos para que…

I.- El ser humano y sus buenos sentimientos
A) Fue necesario que el planeta Tierra se enfriara lo suficiente para ser habitado por la especie humana, como también se sucedieron varios regímenes sociales y económicos para que surgieran y se desarrollaran relaciones conyugales en base al amor y la confianza mutua.

b) Los sentimientos de afición, devoción y pasión han hecho posible que en los seres humanos estén presentes cariño, ternura, dulzura y sincero afecto para propiciar felizmente la procreación y multiplicarse las criaturas.

c) La convivencia querida, la unión voluntaria de cualquiera naturaleza, solo es posible cuando está presente lo afectivo que resulta de las gratas emociones que nacen del alma, y de lo más profundo del corazón. La combinación de sensibilidad y calidez reseña el interior grato del ser humano.

d) La persona física está formada para querer a los demás y demostrar simpatía. La querencia es de la esencia del ser humano, de la misma forma que éste se siente bien cuando es amado. La inclinación, la atracción y la estimación las ponemos en el centro de la atención para dirigir solamente apego, sentir y bienquerer.

e.-) Es evidente que tienen que haber sido atacadas en firme las fibras sensibles de las que estamos compuestos, para modificarlas o de cualquier forma cambiemos la actitud de generar, motivar expresiones de cariño y no de odio, desprecio y acciones que dañan a las personas.

II.- El ambiente dominicano dañado

1.- Lo expuesto anteriormente revela que las personas físicas, por su propia naturaleza, están inclinadas a manifestarse en forma sensible, agradable, siempre en disposición de hacer que aquellos con quienes comparten disfruten de la parte bonita que tiene la vida. Pero la realidad nos dice que, en determinadas coyunturas históricas, por causas diversas que tienen sus orígenes en el seno de la sociedad, su actitud cambia comportándose en forma totalmente distinta a lo que es su esencia en lo que al trato afectivo se refiere, y un ejemplo de lo planteado lo es la sociedad dominicana.

2.- El ambiente dominicano está contaminado desde hace mucho tiempo, de donde resulta que lo que se respira normalmente es odio, intriga, chisme, injuria, malignidad y perversidad por todas partes. Nos estamos moviendo en una especie de terreno propio para la infamia, lo siniestro y malicioso.

3.- No se puede vivir en paz mental en un círculo social adecuado para maliciar y estar bajo la sospecha, la desconfianza y el temor a los malos sentimientos. La malevolencia solo se desarrolla allí donde no se practica la bondad, y es pecado ser noble, porque la hidalguía no cuadra en quienes creen en la vileza.

4.- Donde estamos viviendo se torna difícil para la convivencia en armonía porque taras sociales han influenciado la conducta, el comportamiento de amplios segmentos de la sociedad. No hay cordialidad entre quienes expresan
desagrado, reserva y grosería.

5.- Departir con personas que motiven confianza plena se ha hecho algo riesgoso, porque muchas veces no sabemos si estamos dialogando con un individuo leal o con un farsante que se había presentado como confiable. La falsía, doblez y la hipocresía se han convertido en símbolos, emblemas de quienes solo están prestos para dañar.

6.- A veces establecemos comunicación con sujetos que al principio creemos que en el futuro podríamos llegar con ellos a una sana amistad, pero en corto tiempo nos damos cuenta de que hemos establecido relaciones con alguien que no es merecedor de ningún aprecio.

7.- En ocasiones, en procura de animarnos e intercambiar impresiones agradables, nos encontramos con personas que solo sirven para traernos angustia, tristeza y pesares, porque están formadas para transmitir abatimiento, desmoralización y lasitud. Por tal razón es que, a veces, es preferible estar solo que mal acompañado.

8.- Encontrar alguien con quien estar sinceramente sonriente, alegre, es un privilegio; permanecer un rato placentero, es algo que aquí hay que valorarlo como un permiso especial que recibimos, una concesión, una distinción excepcional para creerse un suertudo.

9.- Estar en un sitio ameno es algo que no ocurre con frecuencia, por lo que hay que destacar, hacer relucir, poner énfasis cuantas veces logramos sentirnos entretenidos, animados, charlando, dialogando con personas que cautivan, seducen a perpetuar un encuentro, estacionar una reunión con sentido de patentarla en familia.

10.- Lo extraño llama la atención porque se nos presenta como algo distinto a lo normal. Nos sentimos sorprendidos cuando comprobamos aquello que es una anomalía, algo diferente a lo acostumbrado.

III.- Encuentros con la alegría

11.- Aunque no es común encontrarse con personas que alegren la vida y motiven felicidad, es factible tener a su lado a grupos humanos que tratarlos resulta una dicha, algo más que una gracia, una bendición. En ocasiones pasamos momentos que nos motivan recordarlos siempre y, precisamente, tiempos agradables los pasé recientemente y a ellos me voy a referir.

12.- Porque me ocurrió algo que no tiene lugar con frecuencia, me voy a permitir resaltarlo con aquellos que tengan a su vista este escrito, porque de la misma forma que expongo los momentos difíciles, también debo narrar los agradables.

13.- Lo importante no solo fueron los ratos que tuve la dicha de disfrutar, sino que ocurrieron en forma sucesiva desde el miércoles diecisiete (17) de mayo próximo pasado, hasta el domingo 21 del mismo mes. He aquí la cadena, la serie de espacios de tiempo que con suma alegría pasé bien, recreado, muy regocijado.

14.- El día miércoles 17 de mayo, se lo dediqué al periodista Nelson Rodríguez, con quien me unen vínculos familiares a nivel de hermandad, porque el Ateneo Amantes de la Luz, le otorgó el Premio Peña y Reynoso al Magisterio Nacional, en el renglón de periodismo. El merecido reconocimiento a Nelson, lo tomé a nivel de familia, con la compañía de la centenaria Carmela Rodríguez, amigas y amigos entrañables.

15.- Luego, el sábado 20 de mayo, quien convocó a la alegría contagiosa fue el siempre querido, respetado y admirado profesor Juan José Estévez, quien en mi hogar hizo el papel de aglutinador, haciendo posible que nos juntáramos los esposos Reyna y Nicolás Gómez, Zenaida y Víctor Filpo, así como mis hijos Jordi, Ho Chi, Yuri, mis nietas y nietos. Cuántos agradables recuerdos nos trajo nuestro profesor Estévez, comenzando desde su estímulo para sembrarnos el hábito a la lectura, hasta su complicidad en las conspiraciones contra la tiranía de Trujillo.

16.- Compartir con el profesor Estévez, Víctor, Zenaida, Reyna y Nicolás, así como mis hijos, nietas y nietos, convirtió el sábado en una asamblea del recuerdo, el cariño, la fraternidad, la franqueza y las vivencias que hacen posible que se mantenga entre los seres humanos primando el amor sobre el odio, la amistad por encima de la falsedad, y el recuerdo eterno contra el olvido.

17.- Con el agradable encuentro del sábado con el profesor Estévez, no terminaba para mí la semana de alegría que se había iniciado con el homenaje a Nelson Rodríguez, sino que prosiguió con el buen espíritu bienhumorado.

18.- El domingo 21 de mayo, estaba llamado a ser para mí de pura satisfacción de encuentro con la ternura, la dulzura y la querencia por un lado y, por el otro, con la camaradería, la amistad franca y el agrado de estar entre personas nobles y de trato exquisito.

19.- Desde lo más profundo de mi corazón me salió calidez, entrañable afecto, puro amor familiar, para estar al lado de mi hermosa e inteligente nieta Miranda Veras Gómez, la que rodeada de sus padres, abuela materna y hermano, asistió el domingo 21 a la Parroquia San Ramón Nonato, a celebrar su primera comunión.

20.- El hecho de ver a mi nieta Miranda, con su carita angelical y su sonrisa inocente, sentí que estaba viviendo fuera del planeta Tierra, porque en ella vi algo espiritual, frente a mí un querubín. Al momento de proceder a arreglarle su bella túnica blanca, del mismo color de su alma, mis ojos se aguaron, me puse sumamente sentimental, y una lágrima se asomó a mis ojos.

21.- Luego de despedirme de Miranda y demás familiares, ese mismo domingo 21, seguí mi correría alegre que comenzó con el homenaje a la honra de vida como periodista a Nelson Rodríguez, y el grato encuentro en mi casa con el profesor Estévez, amigos, amigas y familiares.

22.- Con buen humor, como si fuera una pascua, desmelancolizado y en lo absoluto divertido llegué a prolongar mi felicidad a la casa de la familia Fadul Belliard, donde me sentí como un niñito con zapatos nuevos bien cómodos, al encontrarme reunido con gente mía, como son Maritza Lantigua de Fadul, así como con los hijos de ésta con Monchi Fadul, y los hermanos de éste, Miguel Ángel, David y Domingo Fadul; y los esposos Grecia y José Darío Suárez.

Reflexiones finales

23.- Los momentos de disfrute hay que gozarlos intensamente; saborearlos hasta lo más profundo; hacer que el saboreamiento perdure. Convertirse en un goloso, como si fuera un suculento, delicioso y apetitoso plato de la más sustanciosa alegría jamás degustada.

24.- Departir con personas sensibles, de fina formación familiar, hace posible la convivencia, la interrelación en armonía, porque el tratamiento afectuoso solo es posible entre los instruidos para comportarse ante los demás con familiaridad.

25.- Los días miércoles 17, sábado 20 y domingo 21 de mayo pasado, por compartir con personas agradables y sanas de sentimientos, me sentí ser un hombre bendito, afortunado y enteramente feliz. Aspiro a que gente con ese perfil sea, en el futuro, la generalidad de las dominicanas y los dominicanos.

26.- Hay que tener muuuuuuuuucha dicha para pasar varios días departiendo en diferentes actividades y salir de ellas complacido, dada la complejidad de inconductas, la intolerancia y lo avinagrado en el trato de algunas personas en nuestro medio.

27.- Es mi deseo que más temprano que tarde en mi país impere el amor, la fraternidad y la solidaridad, eliminando por completo todo lo que signifique aversión, antipatía y desprecio al ser humano.

28.- La buena voluntad de los mejores hombres y mujeres del país, que creen en el trabajo y en el porvenir luminoso, se han de imponer para que entre nosotros se desarrolle hasta lo más profundo la sensibilidad, y se materialice la armonía, la cordialidad y la hermandad.

29.- Los hombres y mujeres del país que confiamos en la potencialidad y virtudes de nuestro pueblo, no podemos sucumbir ante aquellos sectores que se han dispuesto a hacerle la vida amarga,

desagradable y difícil a quienes se han preocupado y se preocupan por vencer las desigualdades y las injusticias que nos lesionan como comunidad laboriosa y de buenas sentimientos.

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