Caída del imperio Odebrecht, de Ángel Lockward

Más que una guerra a muerte contra la corrupción representada en sobornos millonarios a funcionarios y legisladores por parte de una empresa constructora para obtener contratas por obras posteriormente sobrevaluadas, en Odebrecht: la caída de un…

Más que una guerra a muerte contra la corrupción representada en sobornos millonarios a funcionarios y legisladores por parte de una empresa constructora para obtener contratas por obras posteriormente sobrevaluadas, en Odebrecht: la caída de un imperio corruptor, el escritor puertoplateño Ángel Lockward contextualiza el fenómeno que hoy conmueve los cimientos económicos y políticos del hemisferio en luchas por el control regional entre el poder norteamericano y fuerzas emergentes que lograron ascender al gobierno con el período de distención ideológica que sucedió al derrumbe del bloque socialista en la Europa del Este al finalizar el siglo XX. Un Estados Unidos triunfal, satisfecho con la victoria de su sistema capitalista contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y aliados, “abandonó” políticamente al continente latinoamericano, dando paso a regímenes “de izquierda” que con el cambio se hicieron potables para subir al poder sin que ello implicara la revolución sistémica proclamada durante el largo proceso mundialmente conocido como la Guerra Fría. De acuerdo con Lockward, entidades financieras y de cooperación emblemáticas del poder norteamericano empezaron a ser sustituidas por financiamientos de Brasil y programas de solidaridad como Petrocaribe, promovido por el presidente venezolano Hugo Chávez, panorama en el que Odebrecht, empresa que había sido fundada en 1944 por el abuelo de sus actuales ejecutivos, emergió como “imperio” económico intercontinental. Con informes estadísticos sobre las operaciones de la compañía brasileira por todo el mundo, análisis sobre sus mecanismos de expansión cuya agresividad parece haber sorprendido a los más audaces competidores del “capitalismo salvaje”, el autor concluye en que el escándalo por corrupción en que se encuentra, arrastrando en su remolino a República Dominicana, “tendrá consecuencias en las próximas décadas y va a generar cambios legislativos y necesariamente en la conducta política”, empujados por los nuevos sistemas de comunicación de masas.

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