¡Actúa!

Generalmente cuando nos cargamos con impaciencia, y nuestra alma le entrega la llave de la puerta a la duda, es porque hemos estado insistiendo en lograr algo que siempre estuvo fuera de nuestro alcance y que debimos colocar en las manos de Dios porque&#8

¡Actúa!

Es difícil conseguir un testimonio. Nadie que haya sido víctima de algún tipo de violencia se siente con ganas de contar la historia, porque es que con repetirla, se vuelve a vivir. Los psicólogos (as) y terapeutas…

Generalmente cuando nos cargamos con impaciencia, y nuestra alma le entrega la llave de la puerta a la duda, es porque hemos estado insistiendo en lograr algo que siempre estuvo fuera de nuestro alcance y que debimos colocar en las manos de Dios porque solamente Él podía materializarlo, y luego, no sacarlo de allí bajo ningún pretexto, porque después de hacer lo mejor que pudimos, no existe nada superior a descansar en aquel que tiene toda potestad y control del mundo visible e invisible. Desecha entonces la ansiedad y la frustración.

No caigas en el error de desesperarte y adelantarte imprudentemente a los acontecimientos. D. Moody lo expresó magistralmente: “actúa como si todo dependiera de ti y ora como si todo dependiera de Dios”! l

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Es difícil conseguir un testimonio. Nadie que haya sido víctima de algún tipo de violencia se siente con ganas de contar la historia, porque es que con repetirla, se vuelve a vivir. Los psicólogos (as) y terapeutas le llaman a este proceso “revictimización” –volver a convertir en víctima a la persona–. Buscamos, preguntamos, pero ninguna puerta estaba dispuesta a abrirse. El dolor y el miedo son la cerradura más fuerte que puede encadenar a un corazón. Hasta que al fin, encontramos quien, a medias, nos quisiera relatar su historia.

Imagínense esta escena que pudimos desempolvar de sus recuerdos: Ella: una mujer joven, empleada privada que pasa todo el día de pie. Es madre de dos pequeños. El esposo está desempleado. En buen dominicano “se la busca”, pero la verdad es que pasa todo el día en la casa, sin dar “un golpe”. De lejos, ambos se notan alegres, vivarachos, que se animan a bailar en público y reír a carcajadas, como si los problemas no existieran. Solo que, cuando el alcohol surte su efecto, afloran las diferencias. Él se olvida del amor que le prometió cuando se casaron y le suelta una bofetada luego de unos minutos de discusión. Obnubilado también por las drogas, se olvida de que sus niños lo están viendo. Se lanza sobre ellos, cuando intentan salvar a su madre de sus amenazas. Todavía se escucha la radio, vociferando sus melodías de fiesta, indiferente a la tragedia que grita la mujer, desesperada ahora por la vulnerabilidad a la que están expuestos sus hijos.

La mujer pasó años restregada en estos episodios, haciéndose prometer cada vez que les pondría fin, así fuera terminando con su vida (la de él) con sus propias manos. Eran el odio y la humillación que conducían sus palabras, pues, con el pasar de los días, al caer la tarde, otra vez con la radio encendida, quedaba enredada en la incertidumbre y el temor. Volvía a engañarse, diciéndose a sí misma que sería la última vez. Y poco a poco, se iba quedando encerrada en un infierno del cuál no había manera de salir. Al menos, eso creía. 

Pasó el tiempo, que además de curarla, le fue abriendo los ojos. Enfrentó con la Ley a su pareja y logró separarse de él, de una vez y por todas. “La mujer”, logró salir de aquel círculo de violencia al que ya se había acostumbrado, y al que, quizás sin quererlo, había arrastrado también a sus hijos. Los gritos y golpes se convirtieron en algo tan natural como tomarse un vaso de agua cuando hay sed. Fue así como la amargura que sufría fue devastadora para todo su entorno. Y es la evidencia de cómo, cual espiral sin fin, la violencia va destruyendo la vida de una mujer, en vez de brindarle protección, seguridad.

 

Donde todo inicia

“La violencia contra las mujeres tiene origen en el espacio doméstico y se proyecta a la esfera pública”, plantea la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, en su división para Asuntos de Género. En el 1996, las Naciones Unidas había hecho un señalamiento similar, afirmando no sólo que el hogar es el punto de partida de los actos violentos contra la mujer, sino que van más allá: “La violencia doméstica es una poderosa herramienta de dominación. La violencia contra las mujeres en general, y la doméstica en particular, son componentes esenciales en sociedades que oprimen a las mujeres, dado que ésta no sólo se origina, sino que también sostiene los estereotipos de género dominantes y se utiliza para controlar a las mujeres en el único espacio tradicionalmente dominado por las mujeres: el hogar” (Naciones Unidas, 1996). 

Como a todos los problemas, hay que buscarles la solución en la raíz. Según la División de Asuntos de Género de la CEPAL, esas raíces están “en la desigualdad histórica de las relaciones de poder entre el hombre y la mujer y la discriminación generalizada contra la mujer en los sectores tanto público como privado”. De su lado, Soraya Lara, psicóloga clínica, terapeuta de parejas y presidenta del PACAM (Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas) afirma que es el resultado de una estructura desorganizada (social) y de relaciones asimétricas. Esto especialmente en los casos de violencia intrafamiliar, al fin, considerada la más grave cuando se habla de agresión contra la mujer. ¿Por qué? Las cifras lo afirman: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 35% de las mujeres en todo el mundo han sufrido violencia de pareja o sexual por terceros en algún momento de su vida; además, un 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja.

“En la República Dominicana han ocurrido 117 feminicidios desde el inicio del año 2014 hasta el 20 de julio. Esta cifra significa un aumento de un 54% con relación al mismo período del pasado año 2013”, según una publicación realizada en el mes de julio en el periódico El Caribe.

La OMS ha publicado que estudios realizados en diferentes países demuestran que el porcentaje de mujeres de 15 a 49 años que han sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja a lo largo de su vida se sitúa entre el 15% y el 71%. Estos rangos de diferencias indican que aunque es un problema grave, es prevenible.

 

Detonante: causas y factores de riesgo

Nada justifica la violencia, pero, ¿qué puede provocar o detonar la causada contra la mujer? “En las literaturas que he revisado he aprendido que nadie provoca la violencia del otro. Quien es violento y presenta un patrón conductual contra la mujer, usa la violencia para dominar y lograr el sometimiento absoluto de la pareja”, es la opinión de Soraya Lara.

La OMS hace su propio juicio, indicando que se debe al bajo nivel de instrucción (educación), haber sufrido maltrato infantil o presenciado escenas de violencia en la familia, el uso nocivo del alcohol, actitudes de aceptación de violencia y las desigualdades de género.

Según los datos ofrecidos por esta organización de la salud, las consecuencias en la víctima van desde lesiones físicas, embarazos no deseados u abortos, infecciones de transmisión sexual, incluida el VIH; depresión, trastorno de estrés postraumático, uso de drogas o alcohol, y en el peor de los casos, muerte por suicidio. Esto demuestra que lo peor es que “la violencia contra la mujer no sólo recae sobre ella”, sino también “refuerza otras formas de violencia en las sociedades”. 

 

PELIGRO

“Las mujeres entre 15 y 44 años de edad corren mayor riesgo de ser violadas o maltratadas en casa que de sufrir cáncer, accidentes de vehículos, guerra y malaria, según estadísticas del Banco Mundial”. Informe de las Naciones Unidas, 2009.

“La violencia contra la mujer visibiliza un grave problema histórico de sometimiento y dominio del hombre contra la mujer”, Soraya Lara.

 

Antecedentes

El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en la resolución 48/104. Pero no es hasta el 17 de diciembre de 199, cuando a través de la resolución 54/134, que la Asamblea declara el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Para todos(as) los(as) dominicanos(as), esta fecha es muy significativa. Fue el día del brutal asesinato (1960) de las tres hermanas Mirabal: Patria, Minerva y María Teresa, por orden del entonces dictador de la República, Rafael Leonidas Trujillo Molina. Toda la comunidad internacional quedó conmovida por este hecho, al punto de que por esta razón, la ONU decidiera pautar en esta fecha, cada año, la conmemoración de este Día.

Para cumplir con el mandato de “organizar actividades que sensibilicen la opinión pública respecto del problema de la violencia contra la mujer” (Informe A/RES/54/134), en el 2008, el Secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, pone en marcha la campaña “Únete, para poner fin a la violencia contra la mujer”, que a su vez es coordinada por ONU Mujeres. Desde entonces, a partir de esa fecha, y desde el día 25 y los 16 subsiguientes son de total activismo ontra la violencia de género, para finalizar, a propósito, el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

Este año, el lema es “Pintemos el mundo de naranja en 16 días” (ese es el color oficial de la campaña ÚNETE), y han querido ampliar el Día Naranja durante los 16 días considerados de activismo. El hashtag oficial de esta campaña es #orangeurworld.

En América Latina y el Caribe llevaron como lema “El valiente no lastima con golpes, ni con palabras”, para sus conferencias educativas de este año. 

  

Eliminación de estereotipos

Red de hombres líderes es una iniciativa de Ban Ki Moon para lograr vencer los estereotipos sexistas que se imponen en nuestra cultura a nivel mundial, infiriendo que masculinidad es equivalente “a violencia y dominación sobre la mujer”. Es una forma, por qué no, de que los mismos hombres, que no están identificados con este tipo de actitud, sean los gestores, mano a mano con la mujer, de acciones en pro de la prevención de la violencia de género. Como afirma el mismo portal de ONU Mujeres: “La Red apoya la labor de las mujeres que en todo el mundo se oponen a los estereotipos destructivos, abrazan el ideal de igualdad e inspiran a los hombres y a los niños en todas partes a pronunciarse contra la violencia”. Esta fórmula fue lanzada para el décimo aniversario del Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 24 de noviembre de 2009, en la sede de las ONU en Nueva York, y se llevará a cabo hasta el próximo año (2015).

 

¿Qué debe hacer una víctima?

Para quien es víctima de violencia, aún más cuando es en su propio hogar, no es fácil recurrir a la ayuda, a reconocer que la necesita y que es posible una vida sin maltrato. La psicóloga Soraya Lara señala que  “el sueño de que la pareja cambie”, el “ya no lo volverá a hacer”, lograr “construir un hogar feliz”, podrían ser razones que motiven y a la vez, impidan que la mujer rompa el silencio. Sin embargo, en el país existen lugares que ofrecen ayuda para este tipo de casos y que garantizan además la protección integral de la agredida. Citamos:

Desde el 2003 funciona el Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas, * PACAM, una organización sin fines de lucro que tiene como objetivo contribuir con la paz en los hogares a través de programas de prevención, de atención y de reducción de la violencia familiar. El único requisito que requiere la mujer que ingresa al PACAM es querer recibir atención psicoterapéutica y apoyo emocional. Con tan sólo llamar, te coordinan una cita y te asignan una psicoterapeuta. Puedes contactarlos vía telefónica al 809.533.1813. Vía twitter, @PACAMRD. Correo electrónico: [email protected] y el Facebook PACAM Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas.

 

*La Línea Vida, de la Procuraduría Fiscal del Distrito Nacional, es otro recurso vía el Estado, que brinda asistencia a víctimas de violencia intrafamiliar. Tal como afirma un artículo que fuera publicado en nuestro portal web pandora.com.do, este departamento es coordinado por un fiscal adjunto, asistido de un psicólogo y una unidad policial que intervienen de inmediato realices tu denuncia.

Opera en horario de 8:00 a.m. a 12:00 de la medianoche. El número de contacto es 809.200.1202. Su lema es “Cada día menos hasta llegar a cero”.

 

* la unidad de Persecución y Prevención de Violencia de Género Sexual de la Fiscalía del Distrito Nacional, que está compuesta a su vez por la Unidad de Prevención y Persecución de Violencia de Género, Intrafamiliar y Delito Sexual, ubicada en la Av. Rómulo Betancourt #301. Cada Fiscalía Comunitaria, en el área de género, cuenta con una fiscal, que se asiste por un equipo de psicólogas, médico legista, abogado o secretario. Es bueno destacar que la Unidad de la Rómulo tiene jurisdicción en todo el DN y es el único lugar, en todo el Distrito, donde se investigan los casos de delito sexual. Trabajan de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 11:00 p.m. Los sábados y domingos de 8:00 a.m. a 3:00 p.m.

 

* El Centro de Atención a Sobrevivientes de Violencia es un espacio para la recuperación integral de la mujer, de manera que pueda restaurarse y continuar con su proyecto de vida. Sus servicios son gratuitos y los ofrece de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 7:00 p.m. Sus teléfonos son el 809.221.7785/7782 y el 809.682.3251. Están ubicados en la C/Hostos #350 esq. Luperón, en la Zona Colonial. Allí tienen programas de servicio psicológico, grupos de ayuda, terapia psicocorporal, de servicios sociales, de capacitación y prestadores de servicio. 

 

El Estado y su responsabilidad 

En algunas de sus alocuciones públicas, la presidenta del PACAM ha externado que hay mucha responsabilidad estatal en los casos de violencia contra la mujer. “El Estado es el responsable de garantizar la protección de la mujer y sus hijos. Garantizar acceso a la justicia y promover políticas de desarrollo”, sostiene. Entiende que a través del Ministerio de Salud puede crear programas de recuperación emocional en mujeres víctimas de violencia y programas de reeducación en hombres con conductas violentas. De igual forma, desarrollar estos programas desde las Alcaldías e implementar a través del Ministerio de Educación programas de prevención. “No todo se le puede dejar al Ministerio Público. Ellos son los que han dado la cara y todo recae sobre ellos cuando hay otros actores importantes del sistema”, asegura. Con ella coincide de igual forma la ONU, cuando describe en su estudio Poner fin a la violencia contra la mujer. De las palabras a los hechos, que: “La violencia contra la mujer no es invariable ni inevitable y podría reducirse radicalmente y llegar a eliminarse, con la voluntad política y los recursos necesarios”. Explican que desde la legislación, la asignación de recursos suficientes, la condena visible de la violencia y el sostenido apoyo de los líderes y formadores de opinión pública a los esfuerzos por erradicar la violencia contra la mujer, son algunas de las formas del Estado de combatir este mal, así como crear un ambiente propicio para que las organizaciones no gubernamentales que atienden esta problemática, funcionen de manera eficaz, colaborando con ellas conjuntamente. “Un desafío consiste en la eliminación de las actitudes socioculturales discriminatorias y de las desigualdades económicas que refuerzan el lugar subordinado que ocupan las mujeres en la sociedad”, destaca este documento.

Otro aspecto en el que deben enfocarse los gobiernos es la educación, ya que, como bien señala este organismo internacional, puede ser utilizada “para elevar el nivel de conciencia acerca de la violencia contra la mujer y erradicar los estereotipos de género”.

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