Escándalos y agentes

Los vecinos llaman a la Policía o a los responsables de las políticas anti ruidos. Después de una larga espera, los agentes pueden aparecer. “Sorprenden” a quienes ponen el musicón en el colmadón o en la esquina. Los escandalosos bajan la…

Los vecinos llaman a la Policía o a los responsables de las políticas anti ruidos. Después de una larga espera, los agentes pueden aparecer. “Sorprenden” a quienes ponen el musicón en el colmadón o en la esquina. Los escandalosos bajan la música, los agentes se van tranquilos y todos quedan contentos, hasta unos minutos después, cuando vuelve la música por todo lo alto y sin control, no importa la hora, si de la mañana, de tarde, noche o de la madrugada. Los colmaderos siguen igual con su negocio. No ha pasado nada. Los vecinos, frustrados, lamentan cómo su paz dura poco y quedan convencidos de que el propietario del colmado sobornó a los agentes.

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