Origen de arenas de playas y el pez loro

Durante años hemos escuchado que el pez loro se alimenta de algas adheridas a los arrecifes coralinos tropicales, lo que implica que al comer las algas también come parte del frágil esqueleto coralino calcáreo huésped, pero como el pez no puede&#8230

Durante años hemos escuchado que el pez loro se alimenta de algas adheridas a los arrecifes coralinos tropicales, lo que implica que al comer las algas también come parte del frágil esqueleto coralino calcáreo huésped, pero como el pez no puede metabolizar el carbonato de calcio (CaCO3) del esqueleto coralino, por ser un compuesto mineral inorgánico, su organismo lo excreta en forma de diminutas partículas calcáreas blancas del tamaño de la arena, mecanismo que es un poco parecido a alguien que al comer guayaba también come las semillas adheridas a la pulpa, y al no poder metabolizar las semillas, las excreta, estimando algunos que el pez loro anualmente puede excretar hasta 100 kilogramos de arenas calcáreas y que esas excreciones arenosas han formado nuestras hermosas playas calcáreas y blancas que a tantos turistas atraen anualmente, motivo por el cual plantean la necesidad de proteger a este pez al considerar que su desaparición implicaría la desaparición de nuestras hermosas playas y el final del turismo en nuestro país.

Sin embargo, si bien es cierto que el pez loro excreta partículas calcáreas del tamaño de las arenas (0.05-2 milímetros), sus aportes de arenas son tan mínimos que en nada influyen en la formación de nuestras playas, ya que las arenas de nuestras playas provienen de la erosión fluvial de las rocas y sedimentos por donde transitan los ríos en su camino hacia el mar, y de la acción mecánica del oleaje que descarga su energía cinética sobre el arrecife coralino, estando claro que en la medida en que las lluvias aumentan los caudales de los ríos, y en la medida en que los oleajes son más fuertes, en esa medida se desprenden más fragmentos de rocas que forman las arenas que vemos en ríos, playas y fondos marinos.

Sabemos que el planeta Tierra se formó hace unos 4,567 millones de años, y que desde la etapa primaria de solidificación de su corteza rocosa exterior comenzaron a producirse erupciones volcánicas que emitieron gases y vapor de agua que al acumularse en la atmósfera comenzaron a producir lluvias que generaron corrientes fluviales que corrieron desde zonas altas hacia zonas bajas, comenzando así el proceso de formación de los mares, que en principio eran de agua dulce, porque toda el agua era dulce, pero, gracias al calor de la radiación solar, con el paso del tiempo los mares fueron evaporando agua y se fueron tornando salados fruto de que las sales minerales, como el cloruro de sodio (NaCl) y el cloruro de potasio (KCl), no se evaporan, proceso que ha elevado la salinidad del mar actual a 35,000 partes por millón (ppm) de cloruros, la salinidad del lago Enriquillo actual hasta 100,000 ppm de cloruros y la salinidad del mar Muerto actual hasta 300,000 ppm de cloruros.

La inmensa mayoría de los ríos, excepto aquellos que drenan en lagos, descargan sus aguas y arenas en los mares, estando claro que la composición mineralógica, la composición química y el color de las arenas dependen siempre de los tipos de rocas por donde pasaron los ríos, siendo esa la primera regla seguida por los geólogos cuando estamos desarrollando exploraciones geológicas y geoquímicas para localizar depósitos minerales, metálicos o no metálicos, pues los sedimentos arenosos activos contienen muestras representativas de los mismos minerales que contienen las rocas por donde han pasado los ríos, y por eso desde la época precolombina los mineros de Villa Altagracia, Miches, San José de las Matas, Mao y Nagua lavan arenas buscando las pepitas de oro arrastradas por los ríos, mientras los geólogos evaluamos esas arenas para buscar las vetas de cuarzo (SiO2) que aportaron esas pepitas de oro que corrieron por los ríos.

De ahí que los mares de nuestro planeta han estado recibiendo y acumulando arenas desde mil millones de años antes de que en el período Precámbrico apareciera la vida en forma de organismos unicelulares procariotas y eucariotas (hace unos 3,500 millones de años), ya que desde el mismo momento en que comenzaron las primeras lluvias comenzaron los procesos de erosión, transporte y sedimentación de partículas de rocas hacia los mares, motivo por el cual los ríos que pasan sobre afloramientos de rocas graníticas (como el Haina) transportan arenas silíceas blancas ricas en cuarzo (SiO2); los ríos que pasan sobre afloramientos de rocas basálticas y andesíticas (como el Yaque del Norte y el Yaque del Sur) transportan arenas grises y negras ricas en minerales ferromagnesianos y ferrotitaníferos; mientras los ríos que pasan sobre afloramientos de rocas calizas (Nizaíto) transportan partículas calcáreas de colores blanco, crema, café y gris, dependiendo del color de la caliza, siendo normal que en un país como Rep. Dominicana, donde en la tercera parte de la superficie afloran rocas calizas, muchas playas del este y del suroeste posean arenas calcáreas blancas, mientras las playas de Monte Cristi, Haina, Palenque, Baní, Palmar de Ocoa, son mayormente de color gris por acumular arenas de origen ígneo.

Cuidar cualquier especie de la fauna marina siempre será importante, pero para cuidar una especie marina no es necesario atribuirle virtudes que no tiene y menos la de productor de las arenas de nuestras playas.

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