Sor María Marciano: Semillas de Vida germinan en Vallejuelo

En el municipio de Vallejuelo, San Juan de la Maguana, la gente se ha empoderado para salir adelante y mejorar la situación de la comunidad, gracias a las iniciativas de una monja brasileña que con su liderazgo ha contagiado su pasión por la agricultur

En el municipio de Vallejuelo, San Juan de la Maguana, la gente se ha empoderado para salir adelante y mejorar la situación de la comunidad, gracias a las iniciativas de una monja brasileña que con su liderazgo ha contagiado su pasión por la agricultura sostenible a los sanjuaneros.

Se trata de Sor María Marciano, una mujer que trabaja la tierra de sol a sol, y tiene a su cargo la dirección del Centro de Formación Semillas de Vida en esta provincia del sur.

La religiosa llegó al país hace 24 años, como misionera de la congregación de origen francés Hermanas Dominicas de Nuestra Señora del Rosario de Monteils. Al ver la situación en la que vivían las personas de esta zona, decidió reunirse con ellos y plantearles un conjunto de proyectos que buscaban mejorar su calidad de vida, y cuya ejecución actualmente beneficia a 66 mil campesinos.

“Lo que más me partió el alma cuando llegué a San Juan de la Maguana, fue ver cómo los padres sacaban a sus niños de las escuelas para que les ayudaran a sembrar cebollas, pues era una labor muy difícil y necesitaban ayuda de los pequeños para ganarse el pan de cada día”, narra la religiosa.

Cuenta que la forma en la que estos producían esta planta y otros vegetales no les convenía y tronchaba el futuro de los infantes, “sobre todo por la pérdida de tiempo, ya que utilizaban un método ineficiente, pero lo vinimos a solucionar con el primer sistema de irrigación por goteo establecido en la zona”.

Al llegar comenzó a ir casa por casa para saber qué pensaba la gente sobre la situación en la que vivía, oportunidad que aprovechaba para hacerles conscientes de que estaban habitando en medio de la miseria y que si no hacían algo distinto habría más limitaciones para el desarrollo del municipio.

“Vimos que una de las mayores preocupaciones de la gente era el agua. Querían producir pero obviamente necesitaban este líquido. Así que poco a poco fuimos inspirándolos mediante el evangelio, ya que a final de cuentas la Biblia llama a la gente a vivir mejor. Sin importar la religión, nos unimos y sacamos adelante los proyectos, ahora el agua llega a todos”, cuenta.

Proyectos para el desarrollo

Esto la motivó a crear la Asociación de Productores Agrícolas Blas Santos de Vallejuelo, agrupación agrícola líder en técnicas y prácticas en el cultivo de cebolla, que produce anualmente sobre los 60 mil quintales.

Asimismo promovió la concientización de los campesinos sobre prácticas agrícolas sostenibles y comenzó un programa de reforestación y protección de ríos, igualmente la instalación de pozos tubulares con la implementación de sistema de riego por goteo, para la protección de zonas ricas en recursos hidráulicos.

Sin embargo, sus proyectos de más impacto han sido el apoyo de la construcción de una comunidad con más de 200 unidades habitacionales y la gestión de la construcción de 43 acueductos en las comunidades de San Juan de la Maguana, Elías Piña, Azua y la zona fronteriza.

Pero no solo eso, también logró que la población se uniera para la construcción de la presa de “Las Dos Bocas” en la comunidad de Batista que beneficia a más de 1,000 familias, y permite la irrigación de 35,000 tareas de uso agrícola y estanques para la crianza de peces.

Con estas iniciativas, cuya inversión asciende a los 40 millones de pesos, según precisa la religiosa, el Centro de Formación Semillas de Vida redujo la migración de campesinos a la capital, actualmente la mayoría de los jóvenes se forman en carreras relacionadas al trabajo de producción que realizan sus padres, y en programas de formación en técnicas agrícolas, crianza de ovinos y caprinos, apicultura, enfermería, electricidad, ebanistería, entre otros oficios en Vallejuelo, Jorgillo, Padre Las Casas, Azua, Peralta, Pedro Santana, y Las Matas, en donde se han capacitado más de 500 jóvenes.

Fue gracias a todos esos proyectos que el Banco BHD León la reconoció el mes pasado con el primer lugar de la tercera edición del Premio Mujeres que Cambian el Mundo.
“Cada cosa tiene su tiempo. Después de más de 20 años trabajando a favor de esta región, es cuando se nos reconoce, sin embargo, pensamos que es el momento perfecto, porque no hay nada que pase a destiempo. Agradecemos mucho el reconocimiento del BHD León”, dice.

Además en 2009 fue condecorada por el Gobierno dominicano con la orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de oficial por su trabajo comunitario.
Sor María Marciano está convencida de que los pueblos latinoamericanos pueden vivir mejor, pero entiende que “debido a los intereses de empresas que quieren sacar beneficios de la miseria, ese crecimiento y esa mejora en la calidad de vida se percibe poco o no se ve”.

66 mil

Los proyectos gestionados por Sor María benefician actualmente a 66 mil personas en la región sur y la zona fronteriza.

“Varias personas fueron a parar a la cárcel”

Sin embargo, Son María Marciano advierte que no todo fue tan bonito como en estos tiempos parece. Recuerda que al conocer la situación real tuvo que hacer varias denuncias, porque muchas de las montañas que se ven hoy pobladas de un verdor extraordinario, antes fueron presa fácil de desaprensivos que ponían hornos de carbón de forma indiscriminada. Incluso, dice que varias personas fueron a parar a la cárcel debido a la actuación de entidades como  el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que actuaron a favor de la comunidad. 

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