Un acertijo indescifrable

Una de las preguntas clásicas en las encuestas que realiza el Foro Económico Mundial para elaborar su Reporte de Competitividad Global es la que pide a los empresarios identificar el factor más problemático para hacer negocios. En el Reporte del&#8230

Una de las preguntas clásicas en las encuestas que realiza el Foro Económico Mundial para elaborar su Reporte de Competitividad Global es la que pide a los empresarios identificar el factor más problemático para hacer negocios. En el Reporte del año 2015-2016, los empresarios dominicanos señalaron que las tasas impositivas (“tax rates”), constituían el principal problema.

Cuando revisamos cómo respondieron los demás empresarios latinoamericanos, encontramos que sólo los colombianos asignaron a las tasas impositivas una importancia como barrera contra la inversión superior a la asignada por los dominicanos.
¿Es realmente elevada la tributación directa que enfrentan las empresas en el país? Para poder responder debemos definir el impuesto que utilizaremos para estimar la carga directa que deben soportar nuestras empresas. La variable convencional que se utiliza es el impuesto pagado por las empresas sobre las utilidades y las ganancias de capital. El impuesto sobre la renta retenido a los trabajadores, el Itbis y los selectivos cobrados a los clientes, los aranceles a las importaciones, e incluso los impuestos que pagan las empresas cuando adquieren bienes y servicios (combustibles, servicios telefónicos, por ejemplo), no forman parte de la carga directa soportada por las empresas pues estos son pagados directa o indirectamente por terceros (trabajadores y consumidores).

Cuando se observa el impuesto sobre la renta de la empresas pagado en el 2015 por sector económico como porcentaje del PIB de cada sector (presión tributaria directa), vemos que el sector que más carga soporta es Comunicaciones, con 12.33%; seguido de Electricidad, Gas y Agua con 7.69%; Intermediación Financiera y Seguros con 6.55%; Comercio con 3.67% y Manufactura Local con 2.55%. Estas presiones tributarias no puedan ser consideradas elevadas. El PIB de cada sector es la suma, fundamentalmente, de las remuneraciones pagadas a los empleados más el excedente bruto de explotación del sector. En un país donde el excedente bruto de explotación global ronda cerca del 60% del PIB, las presiones tributarias directas anteriormente mencionadas arrojarían un rango de 4.3%-20.6% para la tasa de impuesto directo sobre el excedente bruto de explotación de esos sectores. En ninguna geografía del planeta, ese rango sería considerado exagerado.

Luego aparecen sectores con muy baja presión tributaria, debido principalmente a las exenciones de impuesto sobre la renta, a la elevada informalidad de segmentos del sector, y a la evasión del impuesto sobre la renta corporativo, que alcanza aquí un 62.5%. En el caso de las zonas francas, la presión tributaria directa es de 1.79%, no muy distante del 2.55% que exhibe la Manufactura Local. Esto se debe al impuesto de 3.5% sobre los ingresos brutos de las ventas que se aplica a las zonas francas como impuesto sobre la renta cuando venden al mercado local. El sector Hoteles, Bares y Restaurantes opera con una presión tributaria directa de apenas 0.89%, seguido por Transporte y Almacenamiento, 0.88%; Construcción, 0.69%; y Agropecuaria, 0.17%.

En el caso de la Manufactura Local, la presión tributaria directa más alta la exhibe la industria azucarera con 10.12%; seguida por sustancias químicas, jabones, detergentes y productos farmacéuticos, 5.92%; y bebidas alcohólicas, no alcohólicas y derivados del tabaco, 5.47%. Más distante se colocan la elaboración de productos de molinería con 3.94%; otras industrias manufactureras (textiles, muebles, madera, papel, cartón, edición, grabación e impresión), 3.23%; y plástico; 2.91%. Sorprende que las industrias de cemento, cal, yeso y vidrio con 1.54%; hierro y acero, 1.17%; aceite comestibles, 1.16%; lácteos, 0.98%; procesamiento de carnes, 0.64%; y panadería, cacao, chocolate y confitería, 0.27%; exhiben menor presión tributaria directa que las zonas francas (1.79%).

En el caso del Comercio, los supermercados, ferreterías y tiendas operan con una presión tributaria directa 4.19%, seguidos por el segmento de vehículos con 3.60% y el comercio de combustibles con 2.60%.

Como se puede observar, la información estadística sobre la carga tributaria directa que enfrentan nuestras empresas no permite avalar la respuesta que tradicionalmente han dado los empresarios dominicanos al Foro Económico Mundial en el sentido de que las tasas impositivas constituyen el principal problema para hacer negocios en el país.

Cuando observamos las cargas tributarias directas de las empresas en la región, como porcentaje del PIB o del excedente bruto de explotación, se tiene que las empresas radicadas en República Dominicana, enfrentan una de las cargas tributarias más bajas de la región: 2.0% del PIB y 3.3% del excedente bruto de explotación. Sólo las ecuatorianas y panameñas exhiben menor nivel de carga tributaria directa.

Los economistas, humildemente, no tenemos una explicación del porqué entonces nuestros empresarios afirman que las tasas impositivas son la principal barrera o problema para hacer negocios en el país, cuando en realidad muchas empresas no pagan nada, la gran mayoría paga muy poco y una pequeña minoría paga montos razonables. El supuesto de la racionalidad económica que hemos utilizado siempre no nos permite entender esta aseveración. Vamos a necesitar que los expertos en economía conductual o “Behavioral Economics”, como el profesor emérito de Sicología de Princeton, Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía en el 2002, nos ayuden a descifrar este acertijo.

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